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Se complican los números para hacer engorde

La oferta de ganado para faena en el Mercado de Liniers es reflejo de las dos grandes características que tiene por estos tiempos el comercio ganadero: el impacto del clima y la mayor oferta de lotes livianos terminados a corral.

 

El exceso de lluvias complicó el proceso productivo y afecta también la salida de ganado de campos y feedlots. Aún así la oferta de lotes livianos es mayor y eso permite que la demanda opere con mayor selectividad. En tanto, se observa más firmeza en la venta de novillos y vacas.

 

La tranquilidad de la demanda y la firmeza de la invernada obligan a los feedloteros a ser más cautos. El panorama para los últimos meses del año no está del todo claro, las cuentas se complicaron a raíz de los buenos valores que muestra la invernada, mientras que la sobreoferta de animales livianos permite que matarifes y frigoríficos se muevan con más comodidad, lo que limita posibles subas de precios.

 

Ante este escenario, muchos engordadores sacaron el pie del acelerador y dejaron de reponer, al menos al ritmo visto en los últimos meses. Este año los corrales tuvieron niveles de ocupación muy altos. El registro de la Cámara de Feedlot indica que fue el más prolífico desde 2011, pero con el cambio en las relaciones de las variables del sistema se está produciendo el efecto vaciado. Según el dato de julio, procesado en base a la información de esa Cámara, por cada animal que se vende se repone apenas 0,8. Es decir, entran menos de los que salen. De los engordes sale todo lo que se va terminando, siempre que el clima y el estado de los caminos lo permitan, y esa mayor oferta es la que permite que los compradores operen con más selectividad y la que achica las perspectivas de obtener una rentabilidad positiva en el nuevo ciclo.

 

Al mismo tiempo se afirmaron de forma significativa los precios de la invernada, algo propio de la época por el faltante natural del segundo semestre. Lo que juega a favor del encierre es el maíz, que con una cosecha record en torno a las 49 millones de toneladas permite una buena relación con la carne. Fue justamente esa variable la que permitió que este año fuera tan conveniente el agregado de kilos en los animales comprados. Pero con esa ventaja no alcanza para que la cuenta sea positiva en el nuevo ciclo, hoy se requiere de una mejora en los precios del gordo que compense al menos en parte la suba en las cotizaciones de la reposición.

 

El cambio en las variables del negocio desmejoró la ecuación del feedlot, que tuvo un primer semestre de buenos resultados. Muchos siguen encerrando hacienda, eso explica la firmeza de la invernada, y lo hacen porque tienen costos fijos que cubrir, porque cuentan con la ventaja de tener maíz de propia producción o porque son operadores del negocio de la carne que bajan costos comerciales y al mismo tiempo se garantizan parte del abastecimiento en los meses que vienen. Pero para el feedlotero nato, aquel que compra invernada, maíz y vende luego el gordo a la industria procesadora, las cuentas se ajustaron e incluso quedaron en rojo. Ellos son los que ven un escenario poco alentador, al menos hasta fin de año.

 

¿Cuándo se corta la oferta? Por un lado hay que señalar que se está viendo una salida de gordo pausada, escalonada, tal como lo habían previsto muchos operadores, tanto del lado de la oferta como de la demanda. Fue debido al impacto del clima, que demoró la terminación de la hacienda (hay casos de conversiones muy bajas, de entre 700 y 800 gramos diarios, por el exceso de barro), también están los que y gracias a las nuevas herramientas productivas y de manejo  desarrolladas en estos años pueden estirar los plazos y sacar de los corrales animales más pesados, así aprovechan el conveniente precio del maíz para meterle más kilos baratos a la hacienda.

 

Pero si bien la disponibilidad de hacienda terminada no es tan fluida, es innegable que estamos en el momento del año en el que se expresa la consecuencia de los altos niveles de encierre que hubo durante el otoño, por lo que al menos hasta diciembre el mercado estará bien abastecido. Más adelante es probable que se note una baja considerable en la oferta y en eso están pensando los que encierran hoy, en aprovechar ese momento y a la espera de que el consumo local reaccione pagando más.

 

Es una apuesta osada teniendo en cuenta los altos costos que se asumen, al menos en la compra de lo que entra a los corrales, y además teniendo en cuenta la alta oferta de carnes sustitutas. La producción de pollos permite un consumo promedio de 45 kilos por habitante y por año, mientras que la de cerdos deriva en un consumo de al menos 15 kilos. Si se suman los 58 kilos que aporta el sector vacuno, cada argentino cuenta con casi 120 kilos de carne a bajos precios.

 

Los valores del pollo aumentaron muy por debajo de la inflación, algo más mejoraron los precios de la carne vacuna y de cerdos, pero en los tres casos lo hicieron a un ritmo lento, que refleja la alta oferta interna y la debilidad del consumo local, que debe afrontar costos más altos en otros rubros que hacen a su costo de vida, como es el caso de las tarifas de los servicios públicos.

 

De acuerdo con un informe de la consultora Agroideas, la faena de vacunos aumentó 7% en el acumulado de los primeros 7 meses del año, mientras que la de pollos creció 5%. Esos datos dan cuenta de que se consolida la tendencia al incremento en la producción de carnes, lo que significa todo una desafío para la demanda local pero sobre todo para los empresarios, que van a necesitar ajustar costos y mejorar en competitividad para ingresar con más volumen al mercado mundial.

 

El fin de la retención

 

En los últimos meses se registra un incremento en la faena de hembras, que ya llega al 43% del total en el acumulado de los últimos meses. En julio hubo un crecimiento importante de las categorías vaquillonas y terneras, lo que da cuenta de que el proceso de retención de la hacienda llegó a su finalización. Pero atención, por otro lado tampoco hay liquidación, más bien se puede decir que estamos en un punto de equilibrio y que los productores se muestran expectantes de que se tomen las medidas que den inicio a un proceso de crecimiento: lo que está en juego es el crecimiento sectorial.

 

Sólo con el consumo interno no alcanza para que se decidan inversiones a nivel de la cría, del engorde y de la industria; se requiere además de una mayor y más fuerte inserción en los mercados internacionales.

 

Más demanda para la cuota Hilton

 

La Federación de Industrias Frigoríficas Regionales (Fifra) informó que julio fue un mes bueno, especialmente para la exportación de cortes Hilton. En su reporte mensual sobre la situación del sector destaca que si bien todavía no se cuenta con el dato oficial y definitivo, en julio se habrían alcanzado las 3.000 toneladas, “lo que permite esperar que en este nuevo ejercicio se pueda cumplir con el cupo de casi 30.000 toneladas del que nuestro país es adjudicatario, revirtiendo así una constante de sub-ejecución de los últimos nueve años”.

 

Los ejecutivos de Fifra indicaron que “para fortalecer la actividad exportadora de carnes, el gobierno nacional cumplió con la promesa del Presidente y publicó el decreto que establece un reintegro adicional a partir del 1º de agosto y por el término de un año, una medida que mejora la competitividad de la actividad. Hacemos votos para que durante la vigencia del mismo se pueda llevar adelante la anhelada reforma fiscal y así bajar la alta presión que soporta el sector, que encarece nuestra producción tanto para el mercado interno como para la exportación”.

 

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