Celebraron el séptimo aniversario de la Virgen que sana, cura y libera

La quietud que caracteriza a la ruta provincial N° 39, que va hacia Paso del Rey, desapareció por un par de horas, cuando más de cuatro mil personas arribaron a la gruta en la que está ubicada la Virgen de la Cobrera para participar del aniversario número siete de la existencia de la imagen en la zona. Los fieles participaron de la procesión, rezaron el rosario y pidieron por la salud de sus seres queridos. La celebración fue organizada por Miguel Ángel Escudero, un misionero que asegura que la madre celestial le habla en sueños desde hace 15 años.

Un mar de caras emocionadas subían y bajaban por el camino sinuoso, todos iban a paso lento mientras oraban junto al padre Ignacio Daminato. También participaron agrupaciones gauchas.

Al llegar al predio en el que está ubicada la imagen más grande había bancos y reposeras ocupados por más fieles que esperaban la llegada de la Virgen.

Al costado de la ruta había un grupo de chicos con camperas iguales. “Somos de la promoción Macarios del Centro Educativo N° 5 'Senador Alfredo Bertín', y desde hace siete meses estamos organizando venir a participar de la procesión. Caminamos desde El Trapiche, son aproximadamente 38 kilómetros, salimos esta mañana a las 10, llegamos a las 15 al predio. Vinimos a pedir por Rosita, que es una mujer que consideramos como nuestra madre, trabaja en la escuela y tiene un tumor. Sabemos que a fin de año la vamos a tener trabajando de nuevo”, expresó Juan Gil, que estaba rodeado por sus compañeros y docentes.

Unos minutos más tarde, todas las miradas apuntaban a un solo lugar: debajo de la gruta estaba el sacerdote acompañado por Escudero, Norma y dos mujeres más, mientras todos cantaban alegres canciones alusivas a la fecha religiosa. La verdadera fecha del aniversario es hoy, pero como es habitual arribar a la gruta todos los primeros sábados de cada mes, los organizadores se adelantaron un día.

Una vocecita clara e inspiradora comenzó a cantar una dulce versión del Ave María, mientras Escudero besaba la imagen pequeña de la Virgen. Lo primero que hizo el hombre cuando terminó la interpretación fue transmitir el mensaje de la Virgen. Un fragmento decía: “Veo con inmensa alegría que son cada vez más los fieles que se acercan, yo les llamo pilares que nadie podrá derribar por estar fortalecidos por mi hijo Jesús, y a mi hijo entregarle vuestro corazón para que habitemos en él y lo colmemos de bendiciones”.