Casting para Cosquín: la hora de la exigencia para la delegación de San Luis

Mientras la lluvia caía en la ciudad, adentro del Centro Cultural Puente Blanco el calor humano se propagó por todas las instalaciones. Es que la ansiedad y los nervios que generó el casting para conformar la delegación de San Luis que representará a la provincia en el festival folclórico de Cosquín inundaron el ambiente.

Entre el lunes y ayer, más de 600 artistas puntanos se presentaron en la sala "Hugo del Carril" con las expectativas bien arriba en busca de un lugar en el equipo que lidera la directora artística Daniela Pereya Jameson. Cantantes, bailarines y músicos dejaron lo mejor de su talento bajo la mirada de los evaluadores.

Las dos jornadas comenzaron al mediodía y culminaron a las 19. Pereyra Jameson estuvo acompañada por el director musical de la delegación, Alejandro Moretti y el coreógrafo Marcelo Palacio. Los tres demostraron exigencia a la hora de evaluar pero no perdieron la simpatía y cumplieron el papel de despejar los miedos a los participantes.

En todo momento, la directora les demostró que más allá de la técnica vocal, la coreografía propuesta o la ejecución del instrumento, lo importante en cada audición fue la capacidad interpretativa del artista a la hora de sentir cada pieza como propia.

El cuadro que llevarán los puntanos al escenario coscoíno será  "San Luis vive en poesía", un homenaje al poeta Antonio Esteban Agüero, que tendrá en su mayoría  piezas musicales identificadas por su obra literaria.

"En esta ocasión nos pidieron que la parte teatral sea llevada al máximo nivel. El enfoque de cada elección se basó en cómo los interesados vivían cada pieza interpretada", expresó Jameson.

La primera parte de las audiciones estuvo dedicada al canto. Jóvenes y adultos se presentaron con sus temas preparados frente al jurado. Quien les prestó mayor atención fue Moretti, el encargado de buscar a los cantores más representativos de la tarde.

Los siguientes fueron los músicos. Con los instrumentos armados arriba del escenario, en solitario y rostros que mostraban entre susto, nervios y alegría, los convocados interpretaron canciones folclóricas de todos los tiempos. Guitarras, saxo, batería, entre otros, fueron los elegidos para la ocasión.

La última parte de la convocatoria quedó para los bailarines. Durante los dos días, más de 300 personas llegaron de todas partes de la provincia con los pies preparados para aprender en pocos minutos la rutina que Palacio eligió para evaluar.

Las primeras dos danzas estuvieron vinculadas con poemas de Agüero. "Digo la mazamorra" y "Digo el algarrobo Abuelo" se bailaron de forma estilizada con movimientos sutiles. "Tienen que demostrar en sus rostros que saben de lo que trata el recitado. Por ejemplo poner el dramatismo necesario para que el espectador lo sienta", explicó la directora.

Luego las parejas se formaron para bailar una cueca cuyana, momento ideal para que las caras de sustos desaparecieran. "No le teman a la improvisación. Más allá de la coreografía lo que importa son los gestos y el sentimiento", aseguró Palacio con tono tranquilizador.

Para culminar, cada grupo de bailarines demostró la técnica del zapateo y el zarandeo.

Para calmar la ansiedad de los participantes, el resultado de las audiciones se revelará el viernes. El paso siguiente serán los ensayos intensivos para llegar en condiciones al festival.