Un celular, clave para comprobar la coartada de Carmen Yacobino
Rastrearán las comunicaciones que mantuvo el día del hecho. Ella dijo que estaba en el trabajo. Testigos la desmienten.
En un pequeño artefacto electrónico, un celular, los peritos pueden hallar datos que quizás sirvan para sujetar un poco la ya floja coartada que dio María del Carmen Yacobino, la sospechosa de asesinar a puñaladas a su tía anciana, o bien para hacer que se desplome irremediablemente. La jueza Penal que investiga el caso, Virginia Palacios, le ordenó a comienzos de semana a la División Homicidios que envíe todo el material del que se incautaron en la casa de Yacobino el lunes 23 de abril, en el barrio 292 Viviendas de San Luis, durante un allanamiento. Entre ellos está el teléfono de la procesada. Y dispuso también que cuando ya estuviera en el juzgado, lo remitieran al Departamento de Investigación de Delitos Complejos del Poder Judicial, para extraer información, imágenes y registros de comunicaciones, fundamentalmente del sábado 21 de abril, el día del crimen.
Cuando ese análisis esté finalizado, será cotejado con otras pruebas, entre ellas, las declaraciones dadas por los propios familiares de la víctima y de la detenida, por vecinos de la anciana y por el patrón y los compañeros de trabajo de Yacobino. Aunque son de entornos distintos, todos llevan a dudar de la última versión que la acusada dio, esto es, que aquel sábado había ido a la casa de la viejita a la tarde, que llamó a la puerta, y que como nadie la atendió, se fue.
Aunque no hay que perder de vista que antes de admitir que había estado en la vivienda ubicada en la avenida Sarmiento, entre Martín Güemes y 25 de Agosto, la sospechosa dijo que ella estaba en su trabajo a la hora en la que se presume ocurrió el homicidio y el posterior incendio intencional de la casa de Rosula. La imputada también es investigada por el inicio del fuego.
En su resolución del lunes, en la que la procesó con prisión preventiva, la jueza reconstruyó que, conforme al paso de las horas, Yacobino dio versiones distintas, que revelaron fuertes contradicciones. Éstas pusieron en alerta a los investigadores policiales.
Posiblemente no le quedó más remedio que reconocer que había estado en el domicilio de la avenida Sarmiento cuando supo que más de un vecino había visto un auto como el suyo, un Gol Trend blanco, en las inmediaciones. Y que más de uno también había visto retirarse de la casa a una mujer antes de que se escuchara una explosión. Cuando regresó a la vivienda en llamas, luego de que un tío materno la llamara, los vecinos dijeron “es ella la mujer que vimos salir”. Notaron que se había cambiado de ropa, pero estaban seguros de que era ella.
Para la jueza, “ha quedado demostrado que a la hora del hecho, la sindicada no estaba en su lugar de trabajo”. Para sostener esa afirmación, citó los testimonios del ex jefe de la imputada y de una cocinera.
Una empleada cumplidora
En su declaración, el ex patrón de Yacobino contó que es propietario de tres locales de comidas, uno en La Punta y dos en San Luis. La procesada era la encargada de uno de ellos. Su tarea era hacer las compras, pagarle al personal y llevar la caja.
Nunca, en los tres meses que la tuvo empleada, Yacobino le trajo problemas o le incumplió, aseguró el comerciante. “Era muy responsable y prolija cuando cerraba la caja”, aseveró.
Dos días antes del incendio, es decir, el jueves 19 de marzo, el hombre se fue de viaje a una estancia al límite con San Juan. No estaba en San Luis el día del crimen. Pero sus otros empleados le comentaron después que el sábado 21, a la tarde, la pizzería fue un caos. ¿La razón? Yacobino había abierto después de las 20:30, cuando en realidad, su horario de ingreso era más temprano.
La cocinera, inquieta porque era la hora de entrar y ella no llegaba con la llave, llamó por teléfono a la sospechosa. Le respondió que estaba demorada porque se le había roto el vehículo. “Aguantame un ratito que tengo problemas con el auto. No me arranca. Lo estoy empujando”, contó la cocinera que le dijo.
Esa excusa llamó la atención del patrón, y no sólo porque el Gol Trend es modelo 2013. Explicó que él mismo le había comprado hacía pocos días una batería nueva.
Además de llegar tarde, ese sábado la mujer se retiró después de abrir, según declararon los otros empleados. En ese ínterin habría estado con sus familiares allí donde fue el incendio y fue reconocida por los vecinos.
Faltaba plata
Ella debía presentarse de nuevo en la pizzería el domingo a la tarde, después de su medio día de descanso. Pero no fue. El dueño dijo que, ante ese inesperado faltazo, el hermano de él tuvo que ir a abrir el local.
Yacobino no justificó esa inasistencia. Al regresar y comenzar la semana, el hombre empezó a revisar la recaudación del jueves, el viernes, el sábado y el domingo. Advirtió un faltante de 25 mil pesos. Decidió, entonces, llamarla.
Lo atendió, y le dijo que se quedara tranquilo, que a la plata la tenía ella, que nadie sabía que ella se la había llevado y que no se iba a ir de la ciudad. El dueño le hizo un último llamado cerca de las 19, cuando los efectivos de la División Homicidios ya estaban allanando su domicilio.
Por esa situación expuesta por el propietario del local, la magistrado también imputó a Yacobino por “Administración infiel”. Según los investigadores, ese faltante de dinero de la caja y la presunta pérdida de 10 mil pesos en un tragamonedas, el mismo sábado 21, guardan conexión con el móvil del asesinato. Creen que Yacobino fue a pedirle dinero a la anciana y que como ésta no le dio, la atacó a puñaladas en el corazón.


Más Noticias