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Nicolás Trotta: "El país debe ir a una economía concertada de mercado"

El referente del Frente de Todos visitó la provincia. Aseguró que Alemania es un ejemplo a seguir.

Por Matías García Elorrio
| 08 de octubre de 2019
Mano a mano. Trotta, durante la entrevista con El Diario de la República. Foto: Martín Gómez.

El coordinador de los equipos técnicos de la fórmula presidencial del Frente de Todos y rector de la UMET, Nicolás Trotta, estuvo en San Luis para presentar el documental “Latinoamérica, territorio en disputa” que realizó junto a Esteban Cuevas. En esa hora y media muestran el complejo escenario político y social de la región durante los primeros veinte años de este siglo, a través de entrevistas a distintos mandatarios de Sudamérica.

 

Entre los lugares que visitó ayer Trotta estuvo la Escuela Generativa del Club Estudiantes, la obra del nuevo Hospital Regional, el Centro Cultural Puente Blanco, el estudio de la Radio FM Lafinur y la redacción de El Diario de la República; donde además de contar detalles del documental y su último libro (Latinoamérica Piensa, editorial Octubre, 2018) dejó algunas definiciones políticas sobre lo que tiene pensado aplicar Alberto Fernández en caso de ser electo presidente el 27 de octubre. Sobre el rumbo que debería tomar la Argentina, mencionó el ejemplo de otros países que, según dijo, “lograron ir hacia economías concertadas de mercado, donde todos aportan su mirada y asumen compromisos, pero también hay un Estado que regula y aporta inversión”.     

 

 

—¿Cómo se define esa forma de economía y dónde se ha desarrollado?

 

—Alemania es una economía concertada porque es un país industrial que tiene un movimiento sindical muy fuerte, un sector privado muy comprometido y un Estado que logra la conjunción de los distintos factores sociales. Un Estado que obstruye el desarrollo, no es el camino. Uno que piense que puede condicionar o asumir responsabilidades que no le son propias, tampoco. Y la liberalización de las fuerzas del mercado no fue la solución a nuestros problemas en estos cuatro años. Es necesario generar los acuerdos sustantivos entre el sector del trabajo y producción para ver qué le pedimos a cada uno. Al que le reclamamos que genere empleo, debemos darle los incentivos necesarios para que mejoren sus niveles de productividad. Esto puede implicar un proteccionismo inteligente de ciertos sectores de la economía hasta que se gane en competitividad. Pero exigiéndole al privado un proceso de inversión tecnológica y adquisición de bienes de capital. Mientras que a los sectores que le pedimos divisas (dólares) para sostener el desarrollo, también habrá que darle sus incentivos. Todo esto demanda bienes públicos que es la inversión, para resolver los problemas de infraestructura logística, de acceso a energía y de conectividad.      

 

 

—¿Cuáles serían las primeras medidas que debería aplicar el futuro gobierno?

 

—Nosotros estamos imaginando el despliegue de políticas que permitan enfrentar la emergencia y la enorme caída que está atravesando la Argentina, especialmente en los últimos dos años cuando empezaron a reflejarse los peores resultados en términos económicos. La emergencia alimentaria es uno de los puntos centrales que demandará un fuerte trabajo entre nación, provincias, municipios conjuntamente con organizaciones sociales, la Iglesia y los sindicatos. Y además habrá que generar un nuevo contrato social que permita sentar en una mesa al sector del trabajo, al productivo, a los gobiernos provinciales y movimientos sociales para definir cómo salimos colectivamente de esta crisis. Porque superarla va a demandar consensos muy profundos para saber cómo potenciamos cada uno de los sectores de la economía, generar desarrollo con equidad y la transformación de nuestro sistema educativo y de salud. Además de recomponer rápidamente la capacidad del salario que entre noviembre de 2015 y septiembre de 2019 ha perdido el 20 por ciento.   

 

 

—¿Qué nos puede contar sobre el plan contra el hambre que presentó Alberto Fernández?

 

—Son las ideas de nuestros equipos técnicos que coordinamos con Virginia García y que lidera el diputado nacional Daniel Arroyo. Las propuestas que se presentaron en la Facultad de Agronomía de la UBA van en sentido de trabajar de manera multisectorial y demanda el despliegue de distintas medidas que buscan visibilizar el problema del hambre en el país.

 

 

—¿Cuáles de los sectores podrían ser los más difíciles de convencer?

 

—Las crisis son un momento donde todos nos damos cuenta que tenemos que dejar de lado ciertos egoísmos sectoriales. Hoy hasta el sector financiero está empezando a sufrir las consecuencias del modelo especulativo porque los bancos, en términos de su capitalización, valen un 25 por ciento de lo que valían hace cuatro años. Quizás el sector energético es el que ha logrado sostener la valorización de sus compañías y facturación, pero a costa de las pymes y las economías familiares. Lo importante en el futuro es que todos se sienten en esa mesa y que los esfuerzos que se pidan sean en pos de objetivos colectivos. Por ejemplo, la Mesa de Enlace hoy no ve como un problema el aumento de retenciones si es para desarrollar más a la Argentina. Lo importante es que nadie se levante de esa mesa y que se logre la mayor cantidad de consensos posibles. Las tensiones existen pero el que tiene que mediar es el Estado con una mirada colectiva. Y no debe imponer una decisión sino que la tiene que adoptar a partir de que se agoten todas las instancias de diálogo.

 

 

—¿Cómo se los puede convencer a los pocos formadores de precios de alimentos del mercado local?

 

—En el pasado no se tuvo la capacidad de democratizar ciertos aspectos de nuestra economía. Esto se logra a partir de marcos regulatorios inteligentes y de la promoción y surgimiento de nuevos actores en cada sector de la economía. Con un mercado deprimido como tenemos hoy y con tasas superiores al cien por ciento para financiar la producción es necesario que surjan nuevos actores. Cuanto más los haya, más fácil será lograr que surja mayor competencia, aún en mercados altamente imperfectos como el nuestro. El mercado local tiende a la concentración, pero puede haber herramientas en el sector alimentos, como la ley de góndolas, para lograr mayor participación de actores en espacios relevantes de las grandes superficies pero también de las pequeñas y medianas tiendas para permitir mayor competencia por el precio justo. No será de un día para el otro, pero debe haber nuevos incentivos para que vayan surgiendo.

 

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