Lo juzgan por raptar, violar y tratar de asesinar a su pareja
Rodolfo Gómez está preso desde junio de 2017, cuando la víctima logró escapar de la casa donde la tenía cautiva.
El viernes, cuando se sentó frente a la Cámara del Crimen 1 de San Luis, Rodolfo Daniel Gómez dijo que todos los delitos por los cuales lo juzgan nunca existieron. Que es una ficción que haya tenido secuestradas durante casi siete meses a su pareja, Érica Tebez, de 37 años, y a la hija que tenían en común, de 9 años, en un departamento de la calle Constitución al 1210, de la ciudad de San Luis. Que nunca golpeó a la joven, que no la mantuvo amenazada y que jamás la sometió sexualmente.
El acusado está preso desde el 13 de junio de 2017, cuando las víctimas lograron escapar del lugar de cautiverio e ir a pedir ayuda en la casa de la madre de Érica, Cristina Iglesias. Ante los jueces, Gómez negó haber tenido privadas de la libertad a la joven y a su hija. Se presentó como una buena persona y dijo que con Érica no convivían, que tenían una relación esporádica, intermitente, porque él tenía relaciones con otras mujeres.
Después de la declaración indagatoria, el viernes pasado el tribunal llamó a declarar a la víctima. Quienes escucharon su relato señalaron que fue conmovedor y revelador de episodios escabrosos que la víctima sufrió a manos de su pareja. La narración de Érica fue interrumpida porque el abogado de Gómez, Rodolfo Mercau, sufrió un repentino problema de salud y debieron suspender la audiencia.
El juicio va a continuar hoy. Está previsto que la víctima complete su testimonio y que luego declare su madre, que fue la denunciante inicial del caso, a raíz de que, una vez auxiliada, Érica fue internada y no estaba en condiciones de formalizar en forma personal la denuncia del caso a la Justicia.
En la apertura de la audiencia, la fiscal de Cámara, Carolina Monte Riso, amplió la acusación contra Gómez que había hecho la fiscalía de instrucción. Lo hizo a raíz de que el imputado fue procesado primero por homicidio en grado de tentativa, triplemente calificado, y por la privación ilegítima de la libertad tanto de Érica como de su hija, también con tres agravantes: las amenazas, la violencia y la duración. Y luego, una vez que la víctima pudo denunciar y contó que durante su cautiverio Gómez la había violado en forma reiterada, el imputado fue indagado y procesado por abuso.
Como la fiscalía de instrucción no había incluido ese último delito en la requisitoria de elevación del caso a juicio oral, la fiscal de Cámara hizo la salvedad. De ese modo resguardó la posibilidad de poder acusar a Gómez también por esa figura delictiva, cuando le toque hacer su alegato.
Gómez fue procesado inicialmente por homicidio en grado de tentativa, con tres agravantes: la relación de convivencia, la violencia de género y el ensañamiento.
Posteriormente el juez que investigó el caso amplió el procesamiento por el delito de abuso.
Cuando examinó a la víctima, en junio de 2017, el forense Luis Lucero Arienti detalló que Érica tenía hematomas en el cuero cabelludo, en el rostro, en el hombro izquierdo, en las nalgas, en las rodillas y en la oreja derecha. También consignó una herida contuso-cortante en el labio inferior; un diente fracturado; quemaduras —algunas hechas con cigarrillo— antiguas y recientes; y una fractura en el tercio medio del peroné izquierdo, además de las lesiones en la zona íntima.
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