Polémica por la construcción de viviendas en el predio Cazorla

El predio Cazorla no tiene un nombre oficial que bautice a la vecindad. La impresión es la de un barrio desparejo. Mientras que una decena de viviendas se extiende por una calle aledaña al final de Aristóbulo del Valle, con sus entradas delimitadas y paredes pintadas, otro extremo no tiene pavimento y al menos seis viviendas aún no están terminadas. Algunas ni siquiera tienen techos. 

El lugar, a un costado del barrio Santa Rita, es el centro de una disputa entre vecinos por la falta de materiales. Con una función similar a las de las cooperativas, cada vecino forma parte de un sistema de autoconstrucción. Estos deben levantar sus propias casas con materiales que otorga la Municipalidad a cargo de Enrique Ponce, a través de un plan anunciado en 2014. Sin embargo, en la última semana comenzaron a escasear y algunos habitantes denuncian presiones para ocupar las casas sin terminar. El Municipio, en cambio, apunta a una falta de compromiso de los vecinos. 

Valeria Reyes vive en Europa y Bolívar. A cambio de retirarse de ese espacio —donde el Municipio quiso llevar adelante un desalojo polémico el año pasado— le dieron un terreno en Cazorla. Reyes tiene lupus, siete hijos y su pareja trabaja en negro. Pudo avanzar en algo su vivienda de dos habitaciones, pero aún no recibe los materiales para su techo y aseguró a El Diario de la República que Carlos Jacomet, funcionario municipal, les exigió finalizar la vivienda lo antes posible, de lo contrario perdería el espacio (Jacomet no contestó al contacto de El Diario). 

“Veníamos a construir cuando podíamos, sábado y domingo. Mi marido trabaja en negro y si no trabaja no comemos. Llegamos a la situación de que a veces llegaba material, a veces no y ahora no nos quieren dar el techo. Ayer Jacomet me llamó, me exigió que venga a vivir así como está y que me iba a dar unos tirantes y chapas y que venga así”, afirmó. 

Para Elizabeth Domínguez, la falta de avance en las obras es responsabilidad de los propios vecinos. Ella es empleada municipal y encargada del predio de autoconstrucción. Detalló que de 32 viviendas, solo falta la “entrega” en 6, pero que el resto ya están ocupadas. 

“Esta última semana ha faltado material porque estamos en mes de transición (de autoridades municipales). Hay ladrillos para terminar las viviendas. Y no se puede poner techo a una que no está terminada y ni siquiera tiene dintel. Hace meses les pedimos a las familias que terminen su vivienda”, justificó. “Su vecina venía a trabajar a la tarde, en el tiempo que podía, vos no”, apuntó contra Reyes. “Jacomet no cumplió, porque el trato era casa por casa y el techo no está”, le retrucó la vecina.

Reyes también apuntó a los acotados tiempos para construir su vivienda. Afirmó que el terreno le fue asignado recién en agosto. A su vez, indicó que le fue negada asistencia de albañiles para terminar la casa. Un vistazo a algunas de las viviendas denotó que varios vecinos se mudaron con la construcción a medias, con paredes sin revestimiento y pisos sin cerámicos. Otros marcaron que debieron instalar por su cuenta las terminaciones eléctricas. El grupo más cercano a la coordinadora Domínguez pidió en múltiples oportunidades a este matutino no sacar fotos de las viviendas a medio terminar.

Problemas habitacionales

La política de vivienda de la intendencia Ponce es por lo menos, problemática. Un conflicto que se generó fue con la entrega de lotes con servicios del programa "Tu Techo Tu Tierra". En un principio los lotes fueron prometidos como gratuitos, pero el año pasado anunciaron el pago de cuotas por "urbanizar" los terrenos, ubicados en Granja La Amalia, y dotarlos de servicios. Un grupo de preadjudicatarios reclamó en múltiples oportunidades por la gratuidad de los terrenos pero, tras una serie de reuniones infructuosas, desistieron del reclamo.

 Finalmente, los lotes fueron entregados este año, con el pequeño detalle de que algunos vecinos denunciaron que la urbanización no había concluido: había calles sin abrir y ausencia de servicios.