Cinco mil feligreses honraron al Cristo del Espino en la tradicional procesión

La devoción por el Cristo de Renca crece cada año y quedó demostrado esta vez, cuando una multitud de feligreses se reunieron en la explanada de la parroquia para participar de la tradicional misa y procesión religiosa por las calles de la localidad. A medida que transcurrían las horas de la mañana, la localidad se llenó de gente que llegaba caminando, en autos o en bicicletas, todos con un mismo objetivo, rendir homenaje al Santo del Espino y se congregaron al frente de la iglesia, a la espera del inicio de la celebración religiosa. 

En el interior del antiguo templo que tiene 254 años, los encargados de llevar la imagen del Cristo en sus hombros, rindieron un pequeño homenaje Antonio “Toto” Pollacchi, quien murió el pasado mes a los 88 años, fue el más viejo de los portadores. El hombre, oriundo de Villa Mercedes, hasta el año pasado, cumplió religiosamente con la tradición familiar de venerar al Santo. Lo logró hacer por más de 60 años. Ahora esa responsabilidad religiosa recayó en su hijo Antonio, quien ayer junto a su hermana Gisel y su sobrina Antonella, se mostraron muy emocionados hasta las lágrimas durante toda la celebración. 

El tañido de las campanas indicó el inicio de la misa. Con solemnidad el obispo Pedro Martínez subió al palco. Desde abajo los fieles esperaban atentos sus palabras. En la ceremonia estuvo presente la intendenta de Renca, Romina Peralta, quien fue acompañada por autoridades municipales, provinciales y nacionales. 

Monseñor Martínez agradeció a la presencia de los fieles, aquellos que tradicionalmente concurren y a los que por primera vez lo hicieron. Además recordó con orgullo el viaje que realizó la jefa comunal junto a funcionarios provinciales a Italia, para entregar una réplica de la imagen del Cristo del Espino al Papa Francisco. “Renca está a los pies de los apóstoles en el Vaticano”, dijo. El obispo después continuó su homilía, pidiendo a los presentes que: “Cada uno de nosotros sabe en su corazón, cuando ha sido perdonado. Hay veces que uno sin querer dice palabras que hieren, gestos que sin darnos cuenta lastiman. Pero cuando la otra persona se acerca y con una palmada nos dice, ‘ya te he perdonado’, qué tranquilidad nos da. En especial cuando es alguien que apreciamos mucho. Eso ha hecho Dios con nosotros, en Jesucristo, nos ha perdonado y con la resurrección significa que triunfa el bien y no el pecado”, expresó Martínez.

Al finalizar la misa, se dio paso a la tradicional procesión religiosa, ya en ese momento contaba con miles de fieles para participar de ella. El recorrido se realizó alrededor de la plaza "Granaderos Puntanos de Renca". Los cánticos religiosos, los aplausos y el tañido de las campanas acompañaron la imagen del Cristo del Espino.

De vuelta en el ingreso de la parroquia, las asociaciones gauchas que conforman la “Cabalgata de la Fe”, que llegaron el jueves a la localidad, desfilaron frente al Santo y recibieron la bendición del monseñor Martínez. 

La celebración al Cristo de Renca se realiza desde 1730. Año tras año congrega a cientos de personas que llegan a la Comuna para agradecer favores concedidos o pedir por nuevos. Como fue el caso de Juan Carlos Baraco, quien viajó desde Villa Mercedes para cumplir una promesa que solicitó por salud. “Me cuesta caminar, me tienen que ayudar y ando con un bastón para desplazarme. Tengo fe que el Cristo me va ayudar, como lo ha hecho en anteriores oportunidades”, indicó. 

Para Blanca Aguilera, nacida en Tilisarao, pero radicada en Buenos Aires, la fe en el Santo del Espino no tiene distancias. Cada año, la mujer junto a su familia tratan de llegar a Renca para cumplir con el patrono del pueblo. “Desde muy chica vengo. En varias oportunidades realice promesas y fueron cumplidas por este Cristo milagroso. Venir, es una tradición que comenzó con mi madre, quien todos los 3 de mayo caminaba los 8 kilómetros que unen Tilisarao con Renca. Ahora nosotros tratamos de continuar con su legado”, contó.