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Controlaron la sanidad de una majada del paraje Los Canales

Sangraron 45 cabras y los análisis los hará el Laboratorio del Campo. Todo el proceso es gratis para los criadores.

Por redacción
| 19 de febrero de 2020
Sangrado. Julio Lucero, del Ministerio de Producción trabaja con una cabra de la majada de la familia Gutiérrez. Foto: El Diario.

Un equipo del Ministerio de Producción visitó a una familia de productores del paraje Los Canales, en cercanías de Villa de la Quebrada, para realizar extracciones de sangre a la majada de cabras y asegurar así la sanidad del establecimiento a partir de poder descartar la presencia de brucelosis, una enfermedad peligrosa por su carácter zoonótico, ya que se puede transmitir de los animales a los seres humanos.

 

Al campo lo manejan los hermanos Gutiérrez, sobre todo María y Valerio, ya que Paulina está afectada por algunos problemas de salud que le han quitado movilidad, aunque de todas maneras colabora con la fabricación de quesos con leche de cabra. Entre ellos se las arreglan para criar las cabras en un entorno serrano majestuoso, donde además tienen frutales y algunas gallinas para complementar los ingresos familiares con la venta de huevos.

 

El plan sanitario del gobierno provincial es un beneficio en todo sentido, porque además de asegurar la salud pública, a los Gutiérrez les puede abrir las puertas de la Feria de Pequeños y Medianos Productores, adonde quieren llegar con sus quesos y un dulce de leche, que ya es famoso en la zona por su calidad y su gusto especial. Y todo sin costo para ellos, ya que la sangre extraída a las cabras se analiza en el Laboratorio del Campo, que el Ministerio de Producción tiene en el predio del módulo genético ubicado frente a Sol Puntano.

 

Los funcionarios, encabezados por Juan Manuel Celi Preti, jefe del Subprograma Producción y Genética Animal, llegaron bien temprano acompañados por El Diario y con sus jeringas descartables y tubos para conservar la sangre en una heladera de telgopor. Sobre una majada de 92 cabras les hicieron el sangrado a 45, elegidas al azar, en un grupo que incluyó a los cinco reproductores machos y hembras de razas diversas.

 

Los Gutiérrez tienen mayoría de Saanen, porque es la raza lechera por excelencia, pero también varios ejemplares criollos y algunas cabritas Anglo Nubian que son de doble propósito, o sea que proveen de leche y también tienen buena aptitud carnicera para que los productores puedan venderlas carneadas en fresco a los turistas que llegan atraídos por los buenos comentarios.

 

 

Una feria a medida

 

Si algo les faltaba para lograr aún más reconocimiento fue el paso de la semana pasada por la Fiesta del Queso y el Quesillo que organizó la Municipalidad de Villa de la Quebrada. Allí se lucieron con su producción en base a leche de cabra, al punto que vendieron todo lo que llevaron y se ganaron nuevos clientes que ahora visitan el campo, al que no es fácil llegar una vez que se deja la Autopista 25 de Mayo.

 

Hay que trepar por un camino pedregoso, que las últimas lluvias lavaron al extremo, en el que aparecen rocas enormes y vegetación autóctona. Pero al arribar a la humilde casita, el paisaje contempla todo, con las sierras centrales de fondo, un arroyo caudaloso en esta época del año y decenas de vertientes que proveen de agua de primera calidad.

 

Celi Preti, acompañado por Julio Lima y Julio Lucero, trabajaron de manera eficiente durante un par de horas dentro del corral. El primero se encargó de organizar las muestras que iba tomando Lucero jeringa en mano, luego de que Lima tomara con habilidad las cabritas por una pata trasera para asegurarlas y permitir el pinchazo. “Para el productor es un beneficio único por el que no tiene que pagar y para el Ministerio de Producción es una tranquilidad ir asegurando la zona, descartando casos de brucelosis para que ellos puedan agregar valor con sus quesos sin peligro de que se afecte la salud pública”, explicó Celi Preti.

 

Mary Gutiérrez, a sus 70 años, tiene una vitalidad envidiable. Va y viene de la casa al corral y se ufana del orden y la limpieza con los que mantiene la majada. “Es fundamental que las cabras vivan en un lugar adecuado, desparasitarlas tres veces por año y recibir esta ayuda del Ministerio de Producción, porque los costos de sangrar serían imposibles de afrontar para nosotros”, reconoce la mujer mientras rocía con cal la salida del corral, construido a la vieja usanza, de madera y piedra, para que luego las cabras no se infecten las patas si pisan algunas plantas agresivas cuando van a comer al monte.

 

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