Los asilos restringen las visitas de los familiares

Los ancianos son uno de los blancos principales de los ataques del coronavirus y, por lo tanto, son quienes más tienen que protegerse. Por eso, los asilos empezaron a armar un escudo para cuidar a sus residentes, que pertenecen al sector etario de mayor riesgo de contagio (más de 65 años). Como principal medida, la mayoría restringió el paso de visitas: mientras algunos redujeron la cantidad de personas que pueden entrar a los edificios, otros directamente prohibieron el ingreso.

“Siempre fue un lugar abierto. Los familiares venían a cualquier hora, compartían con los abuelos y hacían diferentes actividades. Pero en este momento tomamos todos los recaudos para protegerlos a ellos, que son los más vulnerables”, contó Soledad Manzano, encargada del geriátrico “La quinta de Graciela” de Villa Mercedes.

La directiva explicó que les pidieron a los parientes de sus huéspedes que “aminoren” la frecuencia con la que asisten al lugar, pero también la cantidad de personas que llegan por turno. “Antes venían en grupos de tres o cuatro, y ahora les solicitamos que vengan de a uno”, reveló.

En “San Camilo de Lelis”, los abuelos están muy al tanto de la pandemia que azota al mundo. Celia Condorí, una de las cuidadoras, dijo que “miran constantemente las noticias, preguntan y son conscientes de que está pasando algo feo”.

En la institución del barrio villamercedino Las Mirandas residen 31 personas que no han tenido sobresaltos de salud en los últimos días. “Están todos bien, no están engripados ni nada, salvo quienes ya tienen alguna patología crónica", aseguró.

Condorí contó que los familiares estuvieron de acuerdo con la decisión de limitar las visitas. “Todos comprenden la situación que estamos viviendo. Igual, pasan a averiguar y a preguntar cómo están, o directamente los llaman y hablan con ellos”, dijo.

En cambio, el Hogar Santa Teresita optó por impedir cualquier tipo de ingreso de externos al establecimiento. “Solamente entran, además del personal, las emergencias sanitarias si hiciera falta o algún médico”, explicó Ana María Pérez, una de las coordinadoras.

La mujer dijo que los ancianos que están lúcidos llegaron a comprender la gravedad del problema y la necesidad de tomar recaudos. Y, más allá de entristecerse por no ver a sus seres queridos, se conforman con hablar con ellos por teléfono o por videollamadas. “Cuando los escuchan, ya se quedan tranquilos”, reveló.

En todos los asilos aseguran que también han extremado las tareas de limpieza y desinfección en sus edificios, además de seguir las recomendaciones de higiene para el personal. “Todos tienen que lavarse las manos hasta el codo, usar guantes y barbijos. Hay alcohol en gel en todas las mesas y rincones del hogar", detalló Pérez y agregó: "Tratamos de mantener la calma. Estamos tomando las medidas en el hogar y en cada una de nuestras propias casas, pero sin entrar en pánico".