Hicieron seis mil barbijos para el sistema de salud

“Nunca imaginé vivir esto en una pandemia y la verdad es que es lo mejor que nos puede pasar. Es muy lindo ver que sirve lo que hacemos, nos sentimos útiles. En estos momentos lo mejor que podemos hacer es colaborar”, expresó Julia Calderón, una beneficiaria del Plan de Inclusión que forma parte del Taller de Costura que donó 6 mil barbijos al sistema de Salud de San Luis.

La iniciativa surgió a raíz de la pandemia y proyectan continuar la producción para abastecer a la provincia. El taller funciona desde hace tres años. En principio realizaban otros productos, como chalecos para el personal del Plan o ropa para bebés, pero a fines de marzo se abocaron exclusivamente a las necesidades sanitarias.

“Trabajamos para conseguir el objetivo semanal de 3 mil barbijos. Esto es muy importante porque es mano de obra puntana que tiene un gran gesto solidario. El personal no dudó en colaborar, se puso las máquinas al hombro para arrancar la confección”, señaló el jefe del Plan de Inclusión, Arnaldo Soria.

De acuerdo a lo que describió, cuando la producción se focalizó al servicio del sistema de Salud,  en una primera etapa entregaron poco más de 1.200 sábanas, 1.200 frazadas y 200 ambos. Fabricaron el stock para los centros de atención de pacientes leves que se establecieron para cubrir un hipotético brote de coronavirus. Luego se focalizaron en los barbijos.

“El ministro de Desarrollo Social, Federico Berardo, tenía planificado hacer una producción para estar preparados ante cualquier eventualidad y pudimos efectuar una gran cantidad. Afortunadamente, en la provincia no tenemos casos”, agregó.

Las tareas

La encargada del Taller de Costura, Paola Ochoa, explicó que el espacio ubicado en la ex Colonia Hogar se reordenó para el cumplimiento estricto de los protocolos preventivos. Durante el trabajo aplican constantes desinfecciones y mantienen un cuidado especial a la hora de la manipulación de los objetos. Las tareas son realizadas de 8 a 12 y durante esas 4 horas las trabajadoras centran su atención para cumplir los objetivos: alcanzar, al menos, la elaboración de 300 barbijos diarios. Con los retazos de telas también hacen tapabocas que luego reparten a las distintas personas abocadas a las tareas en tiempos de pandemia, como los beneficiarios del Plan que se disponen en los Centros de Transferencia de Carga.

“Nosotros paramos solo una semana. Las chicas trabajaron desde sus casas y para ello diagramamos una logística para repartir la producción. Ni bien se flexibilizó la cuarentena volvimos con todas las medidas de distanciamiento y prevención”, sostuvo Ochoa.

Unas 32 mujeres trabajaron desde sus hogares y con el regreso progresivo a los lugares de trabajo el número ascendió a un total de 40, que están distribuidas en el taller de la ex Colonia Hogar y en el Club Serranías.

Cada costurera tiene una función específica. Algunas hacen las tablas de los barbijos, otras se ocupan del ajuste nasal y el resto coloca las tiras para sujetarlos. Tres máquinas hacen la secuencia y otra se ocupa del control de calidad. Para los barbijos utilizan telas SMS, tal como lo establecen las normativas sanitarias.

“Formo parte de este equipo desde que comenzó el taller y nunca imaginé producir estas cosas. Es muy bueno colaborar para gente que realmente lo necesita, me siento muy contenta de aportar a este granito de arena tan grande”, dijo Cristina Fernández, beneficiaria.

“Es agradable trabajar y ayudar en la prevención de enfermedades. En lo único que pensamos es en colaborar y compartir esta tarea tan linda”, agregó la beneficiaria Dora Choque.