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Manuel Belgrano: una mente inquieta al servicio de la revolución

Los historiadores Néstor Menéndez y Guillermo Genini cuentan detalles desconocidos del creador de la Bandera.

Por Matías García Elorrio
| 20 de junio de 2020
Abogado. Belgrano empezó a trabajar en el Consulado, ejerció el periodismo y abrió el debate sobre la economía.

A doscientos años de su muerte, Manuel Belgrano emerge como el hombre que caminó por cada uno de los peldaños de la revolución, porque asumió todos los compromisos que se le pidieron. Sin embargo, terminó su vida a los 50 años enfermo, sin fortuna, con su prestigio caído en desgracia y casi sin amigos. Además de ser ignorado por sus dos hijos: Pedro y Manuela.

 

Para conocer algunos los aspectos menos difundidos del creador de la Bandera, El Diario de la República convocó a Néstor Menéndez y Guillermo Genini, ambos integrantes del grupo “Historiadores de San Luis”, para que contaran detalles de su pensamiento sobre la economía, su faceta como periodista y su protagonismo previo a la Revolución de Mayo.

 

El profesor Menéndez recordó que “su padre era un comerciante acaudalado con llegada a la Corte de España y por eso le consiguió el cargo perpetuo de secretario en el Consulado, que era un Tribunal del Comercio que se creó cuando él regresó de estudiar en España. Dentro de ese trabajo se encontraron varios escritos donde trata las nuevas ideas económicas que fomentaba la Revolución Francesa, denominada Fisiocracia, que sostenía que la riqueza provenía exclusivamente de la explotación de los recursos naturales propios de cada país”.

 

 

 

Menéndez dijo que el referente de esa corriente era el pensador inglés, Adam Smith: “Según decían, toda la base de la economía era la producción agraria y campesina. Pero años después Belgrano tendrá una evolución en su pensamiento sobre esos temas y va a plantear otras ideas como la protección del comercio y la industria local. Incluso en unos de sus últimos artículos publicado en el Correo de Comercio, resaltó la necesidad imperiosa de formar un sólido mercado interno, condición necesaria para una equitativa distribución de la riqueza”.

 

También explicó que “si bien en aquella época la economía era una materia dentro de la carrera de Abogacía, estaba muy en boga. Y muchos años después varios economistas han retomado esas ideas de Belgrano sobre la agricultura, el comercio y la industria, planteadas en aquellos tiempos”.

 

El historiador Genini aportó que “con su llegada al Río de la Plata aparecerá un elemento que lo acompañará hasta el resto de sus días: cómo actuar frente a las diferentes circunstancias que se le presentan”. Y enseguida comentó que “al ser nombrado en el Consulado, signa su vida porque él va a formar parte de los privilegiados, ya que ese era un cargo perpetuo que además se pagaba, como muchos en esa administración colonial. Y como secretario de esa institución tenía la posibilidad de dar a conocer propuestas y muchas veces el resto de los siete miembros simplemente las tomaban como tal, porque su trabajo era defender el monopolio del comercio con España”.

 

El docente de la Universidad Nacional de San Luis indicó que “Belgrano era una mente inquieta y brillante, porque además conocía mucho los debates que se estaban produciendo en Europa a partir de la Revolución Francesa. Él tuvo la oportunidad de aplicar esas nuevas ideas en el Río de la Plata”.

 

 

Sobre su rol en la prensa, Menéndez dijo que “debería haber sido considerado el primer periodista argentino. Porque la Gaceta de Buenos Aires aparece con Mariano Moreno después del 25 de mayo de 1810, pero Belgrano en el 1800 ya estaba escribiendo en el Correo de Comercio y después en El Telégrafo”. Y señaló que “hay montones de publicaciones y de escritos que hizo Belgrano que produjeron repercusiones dentro del Consulado y también afuera. Además, ha contribuido con dos textos que se le adjudican a Moreno, pero que algunos historiadores lo rescatan como de su autoría, que fueron 'La representación de los hacendados' y el 'Plan de Operaciones de Mayo'”.

 

Genini coincidió con su colega y explicó que sus escritos en la prensa fueron muy importantes porque “en parte, por su formación como ilustrado, correspondía a un pensamiento donde la discusión de las ideas tenía un rol central. Los ilustrados crearon además un sistema de discusión denominado enciclopedia, donde se compilaba el conocimiento. Lo que Belgrano hizo fue dar a conocer esas ideas a través de la prensa para captar un público que estuviera en condiciones de leerlo como los comerciantes, el resto de los funcionarios y la elite ilustrada. Ese ejercicio de la prensa tiene que ver con una visión novedosa y en cierta manera crítica. Él intentaba presentarse como una pluma innovadora, oficial, pero a la vez crítica. Era la matriz de la ilustración: criticar, proponer, pero no romper con el orden”.

 

Para entender el paso que dio Belgrano de ser empleado de la corona española a integrar el primer gobierno patrio, Menéndez dijo que “hay que conocer lo que fue el carlotismo”. Según el profesor, después de las dos invasiones inglesas los patriotas logran imponer a Santiago de Liniers como virrey y eso los hace pensar que con esa crisis en el imperio español se podía abrir una brecha para lograr la independencia. “Pero no eran tan ambiciosos, porque pensaban igualmente en tener un regente. Como era el sistema inglés: un rey decorativo con un primer ministro y un parlamento fuerte que tome las decisiones”.

 

El carlotismo era la posibilidad de lograr que la hermana del rey español Fernando VII, Carlota Joaquina, casada con el rey de Portugal, pudiera ejercer como una reina protectora del virreinato del Río de la Plata, mientras su hermano estaba preso de Napoleón. “Los patriotas pensaban que podían armar una monarquía constitucional. Pero eso falló porque Carlota quería detentar el poder y de ninguna manera iba a prestarse a ser una figura decorativa”, reseñó Menéndez. Sin embargo, dijo que “Belgrano siguió pensando en eso incluso cuando propuso la monarquía Inca en el Congreso de Tucumán de 1816. Y el propio San Martín lo intentó hacer cuando liberó el Alto Perú”.  Y agregó que “la idea de tener un monarca intocable posibilitaba ordenar el Estado y sus instituciones; y así evitar la anarquía que se produjo durante la Revolución Francesa”.

 

Genini aportó que el historiador Tulio Halperin Donghi, “decía que Belgrano representa una especie de espíritu excitado. Porque su mente empieza a fantasear de manera teórica con qué hubiera pasado, durante las dos invasiones inglesas, si se hubieran podido separar de España”. Y comentó que “a principios de 1810 Belgrano junto a su primo Juan José Castelli, Hipólito Vieytes, Mariano Moreno y Rodríguez Peña entran en acción previniendo que España iba a caer y arman un plan de contingencia. Para abril de ese año, Belgrano renuncia a su cargo en el Consulado y se libera de su compromiso formal con la corona. Entonces desembozadamente se suma a la carrera por la revolución de la que será uno de sus líderes”.

 

Belgrano transitó toda la etapa de la revolución porque entró en acción en 1808 con los preparativos y murió en 1820 cuando termina y comienza el proceso de autonomía de las provincias. “Por eso Halperin Donghi lo toma como un revolucionario que hace la carrera de la revolución, que implicaba asumir todos los compromisos que se espera de uno de sus miembros: es su difusor, hombre activo y miembro de la junta de gobierno. Congrega voluntades porque está muy bien relacionado, está comprometido con las ideas y luego pasa a la acción. Por eso asume cargos militares al principio, roles diplomáticos después y hasta cargos políticos también. Se somete a la autoridad de la revolución cuando fracasa la expedición al norte y no se convierte en un rebelde, sino que soporta los juicios de los que además sale absuelto”, recordó Genini.

 

El docente sanjuanino también contó que “muchas veces no estuvo de acuerdo con el gobierno, pero obedece a su manera. Como cuando le prohíben usar la Bandera en la batalla, pero lo hace igual. O cuando el Directorio le ordena retroceder con el Ejército del Norte hasta Córdoba y él se queda en Tucumán y allí obtiene dos triunfos fundamentales en las batallas de Salta y Tucumán”. Y detalló que “en ese camino pierde la salud, las relaciones, sus amistades y su fortuna. Es decir es un hombre comprometido que no duda en sacrificarlo todo en aras del triunfo de la revolución”.

 

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