El trigo creció fuerte en San Luis en solo 3 años

El área sembrada de trigo a nivel nacional creció un 48% si comparamos el promedio de superficie cultivada de las últimas tres campañas contra el promedio de las primeras siete del decenio. Y en ese contexto, San Luis fue la provincia que más vio desarrollarse al trigo, con un aumento del 255%, sobre todo porque el cálculo parte de años en los que era un cultivo absolutamente marginal.

La provincia pasó de sembrar 6.729 hectáreas en promedio entre 2009/10 y 2015/16, a 23.913 hectáreas entre 2016/17 y 2018/19. En la campaña actual volvió a caer, ya que según la Bolsa de Cereales de Córdoba serán apenas 12.100 hectáreas, debido a la escasez de agua en el suelo por una sequía que está pegando fuerte desde marzo.

En la mayoría de las provincias la expansión del área sembrada es mayor a ese 48% general. Esto indica que se revirtió una tendencia que se había dado durante los años de restricción a las exportaciones del cereal y las retenciones de 23%, que acotaron el cultivo a las regiones con pocas alternativas agrícolas, como el sudeste y sudoeste de Buenos Aires.

A San Luis le siguen Córdoba con un crecimiento de 102%; Santiago del Estero con 97%; Santa Fe, 81% y La Pampa 73%. En el caso de Buenos Aires, que es la principal provincia triguera del país, la superficie del cultivo creció 18%. Está por debajo del promedio nacional, porque el sur bonaerense mantuvo estable el área implantada por las pocas alternativas al trigo. Sin embargo, hay regiones dentro de Buenos Aires que duplicaron la superficie, como es el caso del norte bonaerense (Pergamino, Rojas, Salto y Arrecifes), donde creció 159,8% durante el período analizado.

La provincia pasó de un promedio de 6.729 hectáreas entre 2010/16 a 23.913 entre 2016 y 2019.

 

Que el trigo vuelva a ser federal trae enormes ventajas a las economías de las provincias, porque representa actividad durante el invierno, inversiones, demanda de insumos, de servicios, de labores. En definitiva, movimiento económico en las diferentes localidades.

Desde el punto de vista del uso del suelo, un aumento de la superficie sembrada implica un invalorable aporte a la rotación de cultivos.

En la campaña 16/17 la suma de gramíneas (explicada en un 40% por el trigo) volvió a superar la superficie sembrada con soja, situación que no se lograba desde la campaña 02/03. Desde el punto de vista ambiental esto es fundamental ya que el trigo capta carbono de la atmósfera y aporta los servicios ecosistémicos de un cultivo de invierno y disminuye el riesgo por erosión de un suelo desnudo.