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Ricardo Rolando Gurlino: un enamorado del Rastrojero

De joven soñó con tener uno. Pudo comprarlo muchos años después. Está impecable y lo usa para visitar a amigos y familiares. Dice que nunca lo vendería.

Por Johnny Díaz
| 16 de agosto de 2020
Con su joya más preciada. "Siempre quise tener un Rastrojero. Lo pagué 35 mil pesos y hace poco gasté lo mismo en el tren delantero", dice Gurlino. Fotos: Martín Gómez/Gentileza.

Ricardo Ronaldo Gurlino tiene un Rastrojero modelo 1974, chapa patente TOD-023, y no demora en señalar que su vehículo le ha dado innumerables satisfacciones.

 

Su pasión por este tipo de rodado viene de cuando era joven y vivía en La Paz, Mendoza, donde nació el 1º de julio de 1955. "Allá —cuenta— se usan muchos en  viñas y en fincas por ser de mucha utilidad y durabilidad para el trabajo en los viñedos. Un amigo, Carlos Márquez, dueño de una verdulería, tenía uno y lo cuidaba como si fuera un cero kilómetro. Con otros amigos, nos dábamos ciertos 'lujos' como viajar a ver partidos de fútbol en Mendoza o ir a Buenos Aires a ver Huracán de Parque Patricios, donde jugaban René Houseman o Roque Aballay o al Racing de Perfumo". También lo acompañaba a Guaymallén a comprar la verdura. Para él era toda una aventura. Así nació su ilusión y juró que algún día tendría su propio Rastrojero.

 

 

 

Gurlino se casó con Marta Ilda Jofré el 10 de noviembre de 1978, tiene tres hijos —Pablo Ismael, Diego Rolando y Adriana Verónica— y nueve nietos. Agrega que con su trabajo en Vialidad Provincial y el apoyo de su esposa construyeron su casa en un terreno que era como una barranca. Por eso tuvieron que rellenar con mucho material para darle el nivel de la calle. “Fue muy duro, pero lo logramos”

 

Vino a San Luis en 1973 para jugar al fútbol y se quedó para siempre. Es jubilado de Vialidad Provincial y se formó como técnico electricista.

 

 

 

"Pasaron los años y la vida me llevó a tener que vivir en San Luis,  y todo se direccionó a otros caminos. Hace un par de años, en unas de las tantas visitas a mi familia en La Paz, tuve la suerte de que mi hermano Oscar Venancio, a quien  le decimos ‘Fino’, por su delgadez, me vendiera el suyo que permanecía guardado en un galpón, la idea era comprar una Estanciera que había visto, pero cuando mi hermano me ofreció el Rastrojero, ni lo dudé", relata.

 

“Lo pagué 35 mil pesos —continúa— y está muy lindo, pero 'Fino' le había hecho algunos cambios  que no iban conmigo por lo que cuando volví a San Luis, le fui devolviendo su propia identidad. Lo dejé como si recién saliera de fábrica”.

 

No fueron muchas modificaciones, pero le puso todo original, hasta llantas y cubiertas. "Para mí y mi familia es un orgullo tenerlo y no lo cambio por nada, pese a que en mi garaje tengo un Peugeot 405  Sedan modelo 1999 en inmejorables condiciones”.

 

 

 

Ricardo asegura que el Rastrojero está impecable y lo usa para desarrollar el oficio de electricista, pero por lo general está guardado. Cuando sale a la calle, la gente se saca fotos o en alguna obra se detienen para mirarlo y preguntar. Comenta que lo mismo le pasa cuando viaja y se detiene en alguna estación de servicio. También lo utiliza para visitar amigos en pueblos vecinos o en algún campo. "Es una maravilla como anda, jamás se detuvo por nada y mi señora, que siempre me acompaña, está feliz, cree que viaja en un Toyota", dice sin cansarse de elogiarlo.

 

Su objeto más preciado tiene dos  frases que llaman la atención. Una dice: “Te volvería a elegir” y la otra: "No importa cuánto vale tu Rastrojero, sino lo feliz que te hace". También tiene una imagen: la virgen de Santa Marta, “la patrona de la familia, algo que no debe faltar”, se apura en decir.

 

La frase principal de su rodado, muy ligada a su personalidad, encierra miles de recuerdos de su juventud. “Muchos creían, incluso mis hijos, que la frase ‘te volvería a elegir’ estaba orientada a mi señora, por quien siento un amor infinito. Y no es así, le puse esa frase en memoria de mis amigos, mis recuerdos y mi necesidad de tener mi propio Rastrojero. La otra frase pertenece a un vecino de La Florida, yo la tomé como propia por el hondo significado que tiene”.

 

 

 

Ricardo aclara que nunca lo llevó a ninguna exposición, pero sabe que algunos modelos '62 o '68 llegan a valer casi un millón de pesos. "A La Paz llegó un señor de Mendoza con una Ford Ranger tirando un tráiler, traía uno modelo '62, era una joya mecánica, una maravilla verlo, pero dijo que ni por un millón de pesos lo vendía. Imagínese la pasión de ese hombre por su Rastrojero, el mío tampoco tiene precio”, admite.

 

"El Rastrojero siempre llama la atención porque lo tengo impecable, mi señora me apoya y me ayuda a mantenerlo, recuerdo que lo compré en 35 mil pesos y hace poco gaste esa misma suma en hacerle el tren delantero. Parece mentira la devaluación. Si algún día por algún motivo me tengo que desprender de él, apenas pueda vuelvo a comprar otro. No estoy arrepentido de nada, pude cumplir un sueño, es un vehículo muy noble", expresa, enamorado de su camioneta.

 

 

 

 

Su otra pasión, el fútbol

 

Gurlino recuerda con pasión su paso por el fútbol, deporte al que está íntimamente ligado. Cuenta que como parte de los festejos del Día de la Madre participó en un  torneo al que fue invitado Huracán de San Luis. "Yo lo hacía en la reserva especial de Godoy Cruz que participaba del Nacional de ese año y en sus filas contaba con ‘Chalo’ Pedone, Albarracín, y ‘Curita’ Vergara, de Independiente Rivadavia, entre otros. En realidad yo pertenecía al club Atlético Mecánica que había fundado mi padre Ricardo Gurlino. Ese día, fui titular en el equipo local, se ve que tuve una buena actuación, porque Juan Carlos Ostanelli y el presidente del club, don Eldestein, hablaron con mi padre (era menor de edad) y al poco tiempo estuve en La Ripiera”.

 

Se vino en el Zonda, el tren que unía San Juan con Buenos Aires, lo alojaron en la pensión Viglianco, que estaba en calle Colón. "A mi padre le habían asegurado que me conseguirían un buen trabajo y así fue. En mayo de 1973, asumió Elías Adre la Gobernación de San Luis, y yo tuve tres opciones laborales: Agua y Energía (hoy Edesal), Vialidad Provincial o el Banco Provincia. Elegí Vialidad porque mi abuelo materno había sido empleado vial. Estuve 37 años ahí, tengo mis mejores recuerdos. Éramos casi 1.700 empleados, toda gente muy buena, humilde, trabajadora y muy unidos, ingresé como electricista de equipos viales y me jubilé como jefe de Zona Sur”, relata, ya afincado en San Luis. 

 

 

 

Según Ricardo, "en esos años era muy duro trabajar en el campo abriendo picadas o reparando caminos. El peligro eran los pumas, jabalíes, víboras, animales de rapiña y arañas que había por todos lados”. 

 

Ya en el plano deportivo, destaca que en "El Globo" tuvo como compañeros a Rubén Civalero, Víctor 'El Negro Quinense' Miranda, Orlando Carballo, Vico Sosa, Ernesto Pellegrino, 'Kiko' Amieva, Humbertito Ceballos, Mushmud Uisso, 'El Pato' y 'Roly' Garro, entre otros. "El técnico era don Nicotra, era buen equipo y merecíamos mejor suerte. Uno de los entrenadores que más me enseñó en la parte física fue Carlos Wanzo, muy didáctico y entendía a la perfección al jugador"

 

"Rolo" señala que en 1976 tuvo que cumplir con el Servicio Militar Obligatorio y Huracán había descendido a la B. En 1977 se hizo cargo del equipo Víctor Sosa para jugar el torneo de ascenso. "Yo estaba de vuelta en el club, 'El Vitrola' armó un equipo con jugadores del club, los Garro, Uisso, Pellegrino, Vico, Orlando. Ascendimos ese mismo año, salimos campeones invictos en once partidos. Nunca me hicieron un gol, un récord imposible de olvidar. Lamentablemente los dirigentes de Huracán nunca nos dieron un reconocimiento".

 

 

 

No solo jugó en Huracán de San Luis. También lo hizo en Cartagena, al sur de Chile, en Centro Cultural Palmira, en Femefa (Federación Mendocina de Fútbol Amateur), con equipos de San Carlos de Chapanay, California Este de La Dormida, Central de Rivadavia, Eliceo Ortiz de Santa Rosa y Deportivo La Dormida, entre varios más.

 

Gurlino cuenta que a los 13 años era el arquero del equipo de su pueblo y la gente amante del fútbol ya lo reconocía como tal. "Un día festivo llegaron los juveniles de River Plate a jugar con el combinado, yo estaba entre los convocados, en el precalentamiento, se lesionaron los arqueros del visitante, entonces hablaron entre los dirigentes y yo pasé a jugar para River. 'El Flaco' Curri quedó de titular para La Paz, jugué cuatro partidos para "El Millonario" sin saber que entre esos juveniles estaban 'Beto' Alonso, J.J. Rodríguez, J.J. López y Daniel Passarella, eran mayores que yo, pero cuando me dijeron poco me importó, estaba orgulloso. Mire dónde llegaron ellos", detalla como si fuera hoy.

 

Una grave lesión lo privó de continuar atajando. "Me corté el tendón de Aquiles de mi pierna derecha. Volví después de más de 90 días, sentía dolores y calambres, me vio el doctor Augusto Sabelli y después los hermanos Luque, de San Martín, me aconsejaron que dejara de jugar, tenía 28 años. Dejé en forma oficial, pero el 'vicio' lo tuve siempre, me sumé a la Liga Valles y Sierras jugando para Deportivo San Roque. El fútbol me dio muchas amistades, es lo único que rescato, y eso para mí es lo importante".

 

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