Charo Bogarín repartió sus bellas canciones por el Molino Fénix

Enfilada en una lucha que a nivel continental encabezan Lila Downs, Mon Laferte, Natalia Lafourcade y que tuvo sus antecesoras en Mercedes Sosa y Violeta Parra, "La Charo" encontró hace ya tiempo un estilo que si bien puede retrasarle la masividad merecida, le permite exponer una sinceridad indeleble en su propuesta.

El mismo camino tomó hace ya quince años con Tonolec, el dúo que formó con Diego Pérez y que colmó de un aire fresco al folclore electrónico surgido del barroso norte nacional. La intención de modernizar un género que la ortodoxia alaba como impoluto es todavía una pelea que la cantante brinda con sus nobles armas.

El domingo por la noche, en el teatro del complejo Molino Fénix de Villa Mercedes, la folclorista regresó a la provincia con un show que, desde su título, explora la tierra musical. El espectáculo se llama "Un canto de raíz" y se presentó ante una audiencia más bien escasa que, sin embargo, celebró la llegada y la música.

"La Charo" es el personaje que la formoseña Charo Bogarín creó para mostrar una serie de bellas canciones que se enfilan en lo folclórico, el pop y la electrónica y que fueron editadas en su primer disco, titulado con su apodo. Justamente, el primer segmento del show mercedino estuvo dedicado a ese álbum, del que se escucharon "La marejada", "Malambeo" y "Pradera nocturna".

El segundo trabajo discográfico de la artista fue un homenaje a Mercedes Sosa, que por supuesto recibió críticas del ala conservadora de los seguidores de la gran cantora nacional por el uso de samplers y un arrebato de cantar casi a dúo con la tucumana. De "Legado", el nombre de aquel disco, se compuso el segmento final del show en el Molino Fénix.

De ese disco, "La Charo" mostró "La maza", "Celador de sueños" y "La colina de la vida", el clásico de León Gieco. "Me invitaron al CCK para celebrar sus cumpleaños, pero yo preferí estar de gira con ustedes", dijo la cantante.

En el medio de ambos extremos, "Bogarín" hizo algunas cumbias para que el público se levante de sus asientos e intercambió poesía con su actual pareja, el actor Juan Palomino que, vestido con una furiosa camisa roja, recitó al peruano Nicomedes Santa Cruz en un canto de unión latinoamericana y hasta se animó a cantar. "Es muy lindo volver a casa", dijo el intérprete a propósito de su paso por San Luis hace algunos años para filmar la novela "Sálvame María".

Además de un vestuario que fortalece la esencia del personaje, la banda que acompaña a "La Charo" aporta a la sumatoria especial. La presencia del gran Juan Sardi en el ronroco eleva la sonoridad de un grupo que hace mucho tiempo toca junto y que en el Molino Fénix contó con la adhesión del trompetista Alondre Colaut, integrante de La parcera.

Otro aporte puntano a la noche fue la música de Carlos Braile, gran responsable de la llegada de la cantante a la provincia. Como número previo. Con una banda cada vez más aceitada compuesta por las hermanas Janette y Georgina Monti en los violines, el notable Federico Olguín en el contrabajo y Melina Alcaraz en la percusión, el cantautor cerró su participación con una trabajada versión de "La flor azul", de Mario Arnedo Gallo.

Si de cierres furtivos se tratara, el del concierto de "La Charo" no pudo ser mejor. La cantante se despidió con una muy bailable versión de la de por sí bailable chacarera "Campo afuera", de Carlos Di Fulvio que dejó a todo el público con sensación de peña inminente.

Redacción/MGE