Leve baja de la participación del Estado en la renta agrícola
Fue del 0,2%, aunque igual los gobiernos se quedan con $63,20 de cada $100 que rinde una hectárea.
Por estos días en los que la Argentina discute con pasión la suba de impuestos, con Bienes Personales al tope de la lista tras la sesión en el Senado de la Nación, FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina) publicó su índice trimestral que mide la participación del Estado en la renta agrícola. El informe indicó que de cada $100 que le quedan al productor (ingresos menos costos), $63,20 en promedio son para los gobiernos nacional, provincial y municipal. “Este informe nos muestra que luego del esfuerzo de producir alimentos en Argentina, después de pagar todos los costos y lograr vender los granos, los impuestos se llevan bastante más de la mitad de lo que le queda a quien produce en el campo”, explica David Miazzo, economista jefe de FADA.
Ese 63,2% es el promedio ponderado de cultivos a nivel nacional, pero si se analizan uno a uno se ve que la participación del Estado en soja es del 67,9% (tiene retenciones más altas, del 33% contra el 12% del resto), maíz 53,4%, trigo 62% y girasol 49,3%.
El índice de diciembre es 0,2 puntos porcentuales más bajo que el de septiembre. “La relativa estabilidad es por dos factores que se contrarrestaron: por un lado, mejoraron los precios, lo que hace que el índice baje; pero, por otro, aumentaron los costos”, revela Miazzo. Los impuestos nacionales no coparticipables representan el 68,1% del total de una hectárea agrícola. Influyen los derechos de exportación y el impuesto a los créditos y débitos bancarios. “Este es el mayor nivel desde junio de 2019”, afirma Nicolle Pisani Claro, economista de FADA.
La soja, debido a los derechos de exportación, es la que más tributa, con el 67,9%. Le sigue el trigo.
Los impuestos nacionales coparticipables entre el Estado nacional y las provincias representan el 26,9%, con el impuesto a las ganancias y los saldos técnicos de IVA a la cabeza.
Las provincias reciben parte del 26,9% como coparticipación y también recaudan diversos impuestos que explican el 4,5% del total. En tanto, los gravámenes municipales implican el 0,5%. El componente central son las tasas viales o las guías cerealeras, de acuerdo a cada provincia.
“Como la mayor parte de las tasas municipales y el inmobiliario rural son impuestos fijos que se actualizan a comienzos de cada año, con la devaluación suelen ir disminuyendo su participación en el total entre la medición de marzo y la de diciembre”, aclara Pisani Claro. En el último trimestre hubo una mejora de precios internacionales. La soja subió 5,9% entre septiembre y diciembre, el maíz 12,1% y el trigo 9,7%, mientras que el girasol cayó 13,6%.
En soja y maíz el precio disponible está apenas por encima del precio FAS teórico (NdeR: es el valor que podría pagar la exportación, considerando una determinada estructura de costos). El girasol está un 6,2% por arriba, en cambio, el trigo cotiza un 9,5% por debajo. “Podría pensarse que se debe a que el trigo tiene mucha oferta por la cosecha, que terminó siendo récord. Sin embargo, en los cuatro diciembres anteriores cotizó un 2,5% por encima del FAS, en promedio. Esto lleva a preguntarse si las intervenciones sobre las exportaciones ya están generando impacto en los precios pagados al productor”, reflexiona Miazzo.
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