Roxana Carabajal en Potrero de los Funes
La santiagueña cantó, bailó, divirtió e hizo que algunas artistas de la provincia la acompañaran en el escenario.
Además de talentosa, respetuosa de las raíces y entregada a un público que la mantiene entre sus preferidas a la hora de elegir mujeres dedicadas al folclore, Roxana Carabajal demostró en su presentación del sábado en Potrero de los Funes una cualidad no tan conocida: la generosidad.
En el potente show que brindó en Lo de Peky en la previa al Día de los Enamorados, la santiagueña dejó subir al escenario a Dana Azcurra, una de la voces más prometedoras de la provincia, para interpretar "Zamba para olvidarte" y "El olvidao", dos obras icónicas del folclore nacional que la joven sanluiseña, paradójicamente, recordará de por vida.
Pocos minutos después fue el tiempo de Rosario Alcaraz, una nena que con su violín animó la reconocida introducción de "Puente carretero" y fue aplaudida fervorosamente por todo el público, entre el que estaba, obviamente, su familia.
La chica tomó clases a distancia del instrumento con el violinista de la banda de Roxana y cuando por la tarde fue a conocerlo personalmente, recibió la invitación para tocar en el recital.
Una vez que las dos invitadas especiales terminaron sus participaciones, la santiagueña dijo que "es muy necesario" que los artistas que ya lograron cierto reconocimiento les hagan un espacio a las nuevas generaciones. "Hay un montón de changuitos y changuitas que están haciendo cosas muy lindas y que la luchan todos los días para conseguir ser escuchados".
Dana y Rosario no fueron las únicas que aprovecharon la visita de Roxana para empezar a mostrar su talento. Antes de la llegada de la artista central y por casi una hora, Cuatro en Punto, el conjunto de guitarras de San Luis, pasó con su habitual solvencia por el escenario y dejó sus cuecas y tonadas de tinte tradicional.
7 discos tiene grabados Roxana. El último es "Autóctona", que aún está presentando.
La misma persistencia hacia la raíz que mostró el cuarteto puntano con los géneros cuyanos fue la que mantuvo Carabajal en su set de una hora y media, con la chacarera como columna vertebral y la zamba como elemento colateral.
Acompañada de la tradicional formación de guitarra, bombo y violín, la cantante dividió el concierto entre una primera parte con temas de su carrera solista y la segunda decididamente volcada a los clásicos de la música de su tierra.
El respeto por lo ancestral, por la búsqueda de la identidad y por la tradición de su tierra parecen ser elementos indiscutibles en la carrera de Roxana. Y lo demuestra cada vez que puede.
Además de ser una cantante capaz de transmitir un sentimiento tan profundo como el que sale de su interior, la integrante de la familia más folclórica del país es también una bailarina con la misma capacidad de exteriorizar en movimiento. En el escenario, al expresarse con su cuerpo dijo estar muy contenta con que, aunque sea en mínima cantidad y con cuidada organización, el público también pudiera hacerlo.
El tema que sirvió como división entre las dos partes del show fue la oportuna "Zamba de carnaval", perfecta para la fecha. A partir de allí se sucedieron "Mensaje de chacarera", "La estrella azul", "La Telesita" y "Entre a mi pago sin golpear", entre otros.
Obviamente, la seguidilla de éxitos consiguió que el público encendiera sus contenidas ganas de bailar, un deseo que fue bien permitido por los organizadores, quienes se preocuparon porque —para mantener las distancias— hubiera solo dos parejas en simultáneo en el amplio salón.


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