Mujeres como reflejo de una lucha muy real

Las obras de Andrea Amaya incomodan, ponen a la mujer no como objeto de observación y belleza, sino que utiliza su cuerpo como forma de lucha y dolor. Con pinturas y esculturas bastantes sombrías busca cambiar el rol de su género en el arte y visibilizar a las artistas que fueron invisibilizadas en su época.

Hasta el 9 de abril estará expuesta en la Casa del Poeta la muestra “Realidad o reflejo” de Andrea. Desde las 10 hasta las 13 y de 17 a 21 se podrán observar 14 cuadros, esculturas y una intervención dedicada a la poeta y escritora Silvina Ocampo. La entrada es libre y gratuita.

“El eje es la mujer y su lucha, la muestra está planteada sobre las distintas formas de violencia física, psicológica y de género concretamente. Hay una referencia a las realidades opuestas”, desarrolló la artista cordobesa que reconoce a la Villa de Merlo como su lugar en el mundo.

Su cuadros muestran a mujeres con cuerpos extremos, de una delgadez llevada al límite o con sobrepeso. Sus personajes atraviesan vidrios rotos, tienen cabello con serpientes y la cabeza unida precariamente al cuerpo por hilos rojos. Hay cadenas y sogas que las someten y blancos de tiro con flechas que las abordan y ponen en la línea de ataque.

“Hay obras que hacen referencia a lo corpóreo, desde la obesidad en un mundo donde nos ofrecen comida chatarra todo el tiempo y hacer cada vez menos ejercicio por comodidad, en contraposición de los trastornos como la bulimia y la anorexia con ese ideal lánguido y fantasmal”, explicó la creadora de esas mujeres presas de la sociedad.

En la instalación, el centro de la exposición, se observa un cuerpo en posición fetal cubierto por una sábana que tiene frases de la escritora Ocampo. Andrea justificó su elección: “Era esposa de Adolfo Bioy Casares y muy amiga de Borges, pero su poesía y sus cuentos parecían que no valían. Esta también es otra resignificación de su rol”.

Para la incansable pintora y escultora, el mundo es un gran lienzo con una fuente de inspiración inagotable y este es solo la punta del iceberg de una temática que considera tiene mucho por abordar. “Siempre hemos sido pintadas para ser vistas y objetivadas, como esa mujer que los hombres quieren comprar. La idea es romper eso y que nosotras empecemos  a decir quiénes somos. Yo trato de poner mi granito de arena desde la puesta en el arte”, reflexionó.