Piti Fernández: "El rock siempre miró a la calle"

Con su característica voz ronca y varias canciones en el estuche de su guitarra, el Piti Fernández llega a San Luis para traer no solo el espíritu de Las Pastillas del Abuelo, sino del rock nacional que pisa las calles de barro y habla de la injusticia social.

Hoy estará, a partir de las 21, en el Boliche Don Miranda, de Villa Mercedes, y mañana llega a la ciudad de San Luis con un show acústico en Tinglao Bar, también a las 21. 

—¿Cómo va a ser el formato de los shows en la provincia?

—Son acústicos de dos guitarras. Estaré con el gran “Tincho” Morales, un virtuoso mendocino. Tocaremos canciones de rock nacional versionadas al camp y al blues. Va a haber algo de Sumo, Los Redonditos de Ricota, Virus, Los Abuelos de la Nada, Kapanga, Pappo, Charly y por supuesto Las Pastillas del Abuelo.

—¿Cómo fue la creación del nuevo disco 2020?

—Siempre coqueteamos con el número 20, sabíamos en el 2019 que queríamos llamarlo así. Es un número que nos identifica, el tema es que siempre lo relacionamos con la fiesta, pero esta vez no tuvo mucho de eso y las canciones que componen el disco tampoco son muy fiesteras. Si bien tiene que ver con lo apocalíptico y en las canciones se reflejan un montón de pérdidas, como la de algún amigo, de la libertad y el sentido común, es a través de ellas que uno aprende y es por eso que tiene un sentido de gratitud el nuevo material.

—Uno de los temas es “Azúcar impalpable”, que habla sobre la diabetes infantil que padece tu hija...

—Esa canción habla de la enfermedad y la relación que deberían tener los padres con sus hijos con diabetes. Es una dinámica frecuente pensar mucho en los valores de glucosa, pero la idea, el esfuerzo y entrenamiento tiene que estar puesto en ver a los sujetos, sus traumas, sus emociones y luego controlar la glucemia. Así le damos el carácter de persona a esa criatura y no con su condición.

—¿Sos de inspirarte en vivencias para componer?

—Hay de todo. Después de 18 años le he hecho canciones a personas que nunca existieron, pero la gran mayoría son de gente que me rodea. Como “El ratón”, “El sensei”, “Hombre mosca” y “Cowboy”, son todos supervillanos conocidos. Pero sí, realmente la gran mayoría de las letras son de vivencias personales.

—¿Cuál es la relación actual con la canción "El sensei"?

—Es una relación linda, lo hemos dejado huérfano un tiempo largo y después empezamos a entenderlo y disfrutarlo como un caballito de batalla que en ciertas ocasiones toma el color de un himno. Por ejemplo en las marchas a favor de la legalización de la marihuana, y lo piden mucho cuando tocamos en las cárceles. Lo disfrutamos, nos amigamos con él y le dimos nuestro apellido.

—¿Qué tan importante es el lado social en el grupo?

—El rock siempre miró a la calle y el barrio, y de ese lugar nunca nos alejamos, a veces con la diabetes, con “Gobiernos procaces” y “Viles medios” que fueron canciones más políticas, con “Oscarcito” que refleja una realidad más social y en el álbum “Paradojas” se abarcó la paternidad. Ahora el tema de la muerte, los suicidios y las pérdidas, siempre le dimos importancia al exterior tratando de nunca mirarnos al ombligo.

—Su música acompañó los procesos sociales y políticos del momento. ¿Creés que en eso recae su éxito?

—Sí, dentro de una sumatoria de cosas. Yo creo que se le debe mucho a la lírica, a la pluma, más que a la música. Si bien esta última penetra y trasciende muchas barreras, lo que diferenció siempre a Las Pastillas del Abuelo son sus letras.