La SanLuisTango le hace frente a la pandemia en Polonia

El 12 de febrero del año pasado, en un vuelo que partió de Ezeiza, la familia que compone la SanLuisTango emprendió una nueva gira europea. Al día siguiente los integrantes arribaron a Milán, la primera escala, sin saber que los esperaba una situación inédita a nivel mundial y una aventura que se extiende hasta estos días, casi quince meses después.

La bella ciudad italiana fue, poco después del arribo de los puntanos, uno de los epicentros de la

COVID-19 en Europa, y todos los planes del mundo se fueron frustrando a medida que el virus avanzaba, las muertes se multiplicaban y las cuarentenas se endurecían. El grupo alcanzó a hacer dos presentaciones en Italia, otras tantas en Francia y cuatro en Suiza, antes de llegar a Polonia, el país que se convertiría en su casa mientras el coronavirus causaba estragos.

"Llegamos el 6 de marzo y desde ese día estamos acá. Nos estamos adaptando", dijo con un acento optimista, no tan propio del tango, Luciano Torres Duval, el bandoneonista del grupo.

La convivencia se ve favorecida porque los integrantes de la banda son familia. A Luciano se suma su hermano José en guitarra y voz; su padre Javier, histórico cantante de la agrupación y su esposa Lina Carvajal en flauta traversa. Completan la delegación otros dos miembros que, si bien no suben al escenario, son necesarios para las cuestiones afectivas: Azucena Reber, madre de Luciano y José; y el pequeño Felipe, hijo de Luciano y Lina, y por ende sobrino de José y nieto de Javier y Azucena. El niño, como no puede ser de otra manera, acapara las mayores atenciones de la familia daractense, asentada momentáneamente en Polonia.

Luego del primer confinamiento europeo, la SanLuisTango hizo shows presenciales en el verano de allá, entre julio y octubre, y luego, con el regreso del invierno, especialmente cruel en Polonia, tuvieron que parar nuevamente. "En marzo, los recitales se reactivaron de a poco, pero ahora está todo cerrado hasta la semana que viene", informó Luciano, en un paralelo con la situación en Argentina.

"Nos llegan noticias todo el tiempo de nuestra provincia. Estamos muy interesados en saber qué pasa por allá, aunque lamentablemente escuchamos más noticias negativas que positivas de San Luis", sostuvo el bandoneonista.

Ahora la intención de los daractenses es esperar que pase la segunda ola en Polonia y, con la llegada de la primavera, recuperar algo de la gira perdida. Aunque por supuesto que el deseo es regresar lo antes posible, a pesar de que las perspectivas indican que pasarán unos cinco meses más hasta que puedan retornar. De hecho, la aerolínea les confirmó hace poco el pasaje para septiembre, algo que a los puntanos no les aumenta las esperanzas, ya que ya les cancelaron los vuelos de regreso en dos oportunidades.

Mientras tanto, la familia ensaya un nuevo repertorio: prepara un especial de Ástor Piazzolla y aborda algunas milongas para presentarse en un festival de mayo.

Están viviendo en la casa que un bailarín polaco les prestó, y cuando pueden hacer un concierto recaudan algo de dinero para sobrellevar la pérdida del trabajo. "Tenemos conciertos que se pospusieron cuatro veces, y eso nos complica porque empezamos a contar con esa plata y resulta que nos cancelan pocos días antes del show", contó el músico, una realidad común en todo el mundo.

De todos modos, otra vez optimista, Duval dice que no hay que bajar los brazos y que si se actúa de buena fe, siempre se encuentran salidas. Las ayudas que están recibiendo en Polonia le dan la razón.