Los autores sanluiseños también usaron este tiempo para escribir

A pesar de que la industria editorial estuvo detenida durante gran parte del año pasado, varios autores lograron editar sus libros entre finales de 2020 y los primeros tres meses de este año. Ese fue el caso de la novel escritora puntana Maira Balbo (25 años), quien publicó en febrero su primer escrito, “Leer tus sentimientos”, donde hace un recorrido por cinco emociones: miedo, amor, melancolía, tristeza e ira. La estudiante de Psicología dijo que le surgió “en época de pandemia porque tenía más tiempo para escribir e investigar todo el proceso de publicación de un libro. Además, muchos de esos sentimientos los experimenté en ese período donde se nos alteró la vida cotidiana”.

El ejemplar de 160 páginas se puede adquirir a través de la plataforma de la editorial Tinta Libre, como e-book o formato físico, o por las redes sociales de la escritora. Sobre la actitud de los lectores en este tiempo, comentó: “La mayoría de la gente con la que me relaciono me dice que aprovecharon esta época para leer y recuperar ese hábito que de alguna manera se había perdido”.

Sobre la experiencia personal con la escritura, señaló que la disponibilidad “forzada” fue clave. “Tuve mucho tiempo libre el año pasado y por eso me puse a escribir en un diario, que después lo transformé en formato libro. Para mí es un método de terapia y canalización, en el que puedo expresarme con todo lo que siento y lo que soy. Además, cuando las escribo, esas cosas ya no son tan graves como pensaba”.

El multipremiado autor merlino Iván Gazzo también coincidió en que se ha leído más en este tiempo. “En la editorial me dicen que también se han publicado más libros. Ellos notan que muchos autores se han tomado el tiempo para poder escribir y publicar sus nuevos productos”. En su caso particular comentó: “Durante el verano pude vender varios libros y aproveché para absorber a través de la lectura digital”. Respecto de su producción escrita durante la pandemia, señaló que le fue bien. “De hecho, resulté ganador del segundo premio del concurso internacional que otorgó el Instituto Cultural Latinoamericano, que destaca a los mejores escritores de habla hispana. Y ahora estoy esperando que se publique mi nuevo libro a través de una editorial de Chile”.

Gazzo destacó que “la pandemia nos obligó a refugiarnos y a pautar todo de nuevo, pero mi trabajo editorial está vigente y en cualquier momento saldrá este nuevo proyecto, que es una selección de obras escritas antes de la pandemia”. También señaló que en sus dos primeros, del 2015 (“Virus, el libro negro” y “Virus, el libro blanco”), se habla de “un virus poético que va absorbiendo palabras y las va transformando en el libro de forma experimental. Un poco me adelanto a lo que podría haber sucedido, aunque de manera simbólica. Digamos que tuve la posibilidad de hacer un trabajo literario con una mixtura”.

Otro reconocido autor, Darío Oliva, quien además trabaja en la biblioteca “Ana María Ponce” del Centro Cultural "José La Vía", contó: “En diciembre del año pasado me publicaron —a través del Fondo de la Cámara de Diputados de San Juan— y obtuve un premio que estaba demorado justamente por la pandemia. Y también tuve la suerte de ser invitado por la Fundación Argentina para la Poesía y allí me editaron unos textos dentro de una antología de poesía argentina contemporánea”.

Dijo que escribió mucho durante la cuarentena. “Ya tengo más de 10 libros inéditos y otros tantos publicados. Durante el tiempo que trabajé de manera virtual concreté una edición digital de una antología a nivel internacional con obras de Jaim Etcheverry que se titula 'Contra molinos de viento', que tuvo una importante repercusión. Hice la selección, corrección y edición de esa obra”.

Como lector, dijo que tuvo acceso a “varias bibliotecas digitales que se armaron en este tiempo, y por suerte pude acceder a varios libros. Incluso compré algunos usados. Y ahora que se han reactivado muchas actividades, he notado que a la biblioteca la gente se acerca un poco más. Sobre todo llegan grupos de estudiantes secundarios, que no eran tan asiduos visitantes”.

“En el tiempo que no podíamos abrir, la biblioteca ideó el sistema de 'libro andante', que consistía en llevar a las casas de los socios un ejemplar que se lo podían quedar durante el verano. Con eso tuvimos una muy buena demanda de libros”.

 Redacción / NTV