Pidieron 11 años de cárcel para un joven que violó a una nena

Las pruebas que demuestran que Marcos Fernández golpeó y violó a W., de 12 años, la madrugada del 4 de enero de 2019 en Unión, son tan contundentes e irrefutables que ni siquiera su defensor pudo negar que el joven efectivamente cometió el abuso. Fue tal la violencia que empleó que, antes de someterla bajo un caldén la obligó a caminar unos tres kilómetros hasta el descampado donde finalmente la atacó. Por eso, en el juicio que enfrenta Fernández, el fiscal de Cámara 2, Ernesto Lutens le pidió a la Cámara Penal 2 de Villa Mercedes que lo condene a 11 años de cárcel. La decisión del tribunal se conocerá el lunes al mediodía.

Antes de que el fiscal solicitara esa condena, la Defensora de la Niñez, Adolescencia e Incapaces 2, Yesica Agüero, enumeró cada uno de los elementos que prueban que Fernández, que ahora tiene 20 años, cometió un "Abuso sexual con acceso carnal agravado" por la edad de la víctima y por la violencia que desplegó contra ella.

La defensora aclaró que en sus 12 años de carrera es la segunda vez que interviene en un caso de esta naturaleza. Es decir, en una causa en la que el abuso no sucedió en el ámbito intrafamiliar, sino que fue cometido por alguien ajeno al seno familiar de la damnificada. Otra particularidad de este caso es que, a diferencia de otros delitos contra la integridad sexual (en los que la Justicia solo cuenta con las voces de la víctima y de su agresor), en este hay testigos “de antes, durante y después del ataque", señaló Agüero.

Una de esas personas es el padre de W. El hombre confirmó que la madrugada en cuestión llevó a su hija hasta Marrakesh Disco. En el local bailable varios testigos, desde el personal de seguridad de la confitería hasta los amigos de la chica que estaban allí, confirmaron que vieron al acusado con la víctima.

Quienes declararon confirmaron que ella había tenido una relación con Fernández. De hecho el joven, que en ese entonces tenía 18 años, solía ir a comer a lo de W. y sus padres tenían un buen concepto de él. Sin embargo, a principios de 2019 ese vínculo ya se había roto. W. terminó su relación con el muchacho pero, al parecer, él nunca lo aceptó.

Alrededor de las 4 de la mañana, el personal que custodiaba la entrada de Marrakesh Disco declaró que vio cómo Fernández sacaba a la adolescente a la fuerza del boliche. "Soltame, soltame", le decía ella. Pero ninguno de los empleados de la confitería llamó a la Policía.

"El acusado la hizo caminar tres kilómetros hasta el descampado donde la violó", remarcó la defensora. Hacía frío y llovía. Durante todo ese trayecto, W. trató de convencer al muchacho de que no hiciera eso. Pero él no le hizo caso.

"Cuando llegaron a un caldén, él le pidió tener relaciones y ella se negó. Entonces Fernández se desvistió, la desvistió y abusó de ella", aseveró Agüero. Cada vez que la chica se negaba a cumplir con sus exigencias, era castigada con un golpe.

Los médicos que la examinaron y que declararon durante el juicio confirmaron que la adolescente tenía traumatismos en la cabeza, en la cara, la boca, los hombros, las piernas, en un pezón y que tenía desgarro en la zona genital.

En la Cámara Gesell, W. contó que esa tortura duró alrededor de dos horas y media. Después Fernández la llevó hasta su casa. Apenas vio a su madre, la adolescente le dijo "Mamá, Marcos me violó" y el joven escapó de inmediato.

W. estuvo internada varios días a causa de las lesiones que tenía, recordó la defensora. En el lugar del ataque, la Policía secuestró restos de las prendas de ella.

A su turno el defensor Víctor Endeiza dijo que, si bien coincide con la calificación del delito propuesta por el fiscal, no se puede juzgar a Fernández con el mismo tenor que a otros violadores. "Es un joven inmaduro, que sufría violencia familiar... No lo pueden juzgar como un adulto, porque al igual que la chica, era un adolescente inmaduro", indicó.