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Es tiempo de potenciar la producción de carne puntana

Aumentar el stock bovino, mejorar las condiciones de faena y aceitar la comercialización son los tres ejes sobre los que se apoya un plan muy ambicioso del gobierno provincial.

Por Marcelo Dettoni
| 26 de septiembre de 2021

El gobierno provincial sigue adelante con su proyecto para potenciar la producción de carne vacuna en San Luis y comenzar así a cortar, aunque sea de a poco, con la dependencia que tiene con provincias vecinas como Córdoba y Santa Fe, que son las que abastecen al menos a la mitad del mercado de consumo puntano a pesar del buen número de cabezas que pastan en los campos que van de Villa Mercedes al sur, hasta las profundidades del Departamento Dupuy, con una reconocida calidad.

 

Con la carne pasa algo similar a lo que sucede con las frutas y verduras, aunque en este caso la dependencia es con Mendoza, que es la provincia que hegemoniza el espectro local. Y será así al menos hasta que crezca en volumen la producción de San Luis, hoy acicateada desde los despachos oficiales a partir de una fuerte inversión en Sol Puntano y sus parcelas hortícolas en manos de familias de agricultores, las huertas familiares de autoconsumo que también se replican en colegios y centros de salud y otras más importantes que se conformaron a partir del Plan de Reactivación Productiva que las proveyó de semillas, frutales y fertilizantes.

 

 

Asuntos Municipales va a hablar con los intendentes para actualizar las tasas y diferenciar la carne puntana de la que viene de afuera.

 

 

La cadena cárnica ya tiene un horizonte certero a partir de una fuerte movida motorizada desde el Ministerio de Producción, que armó tres mesas de trabajo, que ya comenzaron a sacar conclusiones importantes. Una es la de producción bovina, con actores del primer eslabón de la cadena; otra trata temas de comercialización y la tercera la componen los funcionarios con los frigoríficos, que ya puso en marcha algunos conceptos interesantes en materia de industrialización y desmenuzó en un clima cordial los problemas que aquejan al sector.

 

La coordinación en todos los casos corre por cuenta de Agustín Martínez, el jefe del Programa Producción Agropecuaria y Arraigo Rural. Ya hubo dos reuniones de la Mesa Frigorífica. En la primera participaron de manera activa los titulares de todas las sociedades rurales de la provincia, los dueños de plantas de faena privadas que operan en San Luis, más un representante del frigorífico ubicado en la escuela Agraria de la capital, profesionales del Control de Producción Primaria (ex Cosafi), del Programa Industria, de la Secretaría de Medio Ambiente y del Senasa, que envió a Romina Jáuregui, quien se encarga de las habilitaciones de tránsito federal de los frigoríficos de la zona La Pampa-San Luis, por lo que su experiencia es más que importante. La segunda, más acotada, contó con la presencia de funcionarios del Ministerio de Producción, de la Dirección Provincial de Ingresos Públicos, del programa Asuntos Municipales, la ex Cosafi y los representantes de los frigoríficos de capitales privados.

 

La pregunta clave, que engloba el objetivo del Gobierno, es la siguiente: “¿Es posible lograr el autoabastecimiento de carne vacuna en San Luis?”. Con el desafío planteado, que es común a las tres mesas, el sector industrial comenzó a analizar el presente del mercado puntano, la infraestructura actual, lo que se puede mejorar y cuestiones referidas a la sanidad de los rodeos y a la capacidad de faena, que es una de las claves a resolver para llegar al éxito.

 

Lo primero que hicieron fue reconocer los números de consumo en San Luis. De la reunión inicial surgió que está en un promedio de 49,7 kilos por habitante y por año, un número que posiblemente hoy esté en baja debido a la situación económica de la Argentina y que ya se está verificando en las estadísticas de la faena nacional, que viene cediendo ante la carne porcina. “Serían 600 animales si tomamos en cuenta que se faenan novillitos de 320 kilos y vaquillonas de 290 en promedio, porque al argentino le gusta el animal liviano y sobre todo los machos, no somos de comer vacas. Lo que hay que saber es que a más peso, se necesitarán menos vacunos, ahí hay una cuestión importante”, le contó Oscar Cheratto, jefe del Subprograma Producción Pecuaria, a la revista El Campo.

 

 

Al argentino, en general, le gusta el animal liviano y sobre todo los machos, no somos de comer carne de vaca (Oscar Cheratto)

Los representantes de los frigoríficos privados, que están ubicados en Concarán, San Jerónimo, Villa Mercedes (una planta local llamada El Destino, no la brasileña Marfrig), San Luis capital (El Trébol, que se ocupa de cerdos, corderos y chivos) y La Punilla coincidieron en su mayoría en que están “faenando por debajo de su capacidad operativa”. Ahora hay que agregar a la mezcla al de Justo Daract, que volvió a manos de la provincia.

 

Los motivos enumerados son varios: falta de infraestructura, de capacidad de frío (“es el cuello de botella”, según Cheratto) y de transportes adecuados para llevar el producto a la carnicería porque cuentan con camiones viejos y mal equipados. “Hacer más corrales es fácil, pero el del frío es un tema importante porque se trata de un producto perecedero”, agregó el funcionario.

 

Pablo Torriglia, un contador que participó en nombre de la flamante Cámara de Frigoríficos Provinciales, planteó la cuestión impositiva. Dijo que: “Ingresos Brutos está en una tasa muy elevada, lo que nos trae un problema competitivo de carácter fiscal con la carne que ingresa de otras provincias, que si bien tiene un gravamen, es menor al nuestro”. Martínez aportó una respuesta que puede comenzar a resolver el problema, ya que les informó sobre la Ley Nº 501 del Programa Industria, que otorga exenciones impositivas, sobre todo en Ingresos Brutos, para quienes hagan inversiones agroindustriales, como podría ser una cámara frigorífica o un nuevo camión con frío para el reparto de carne.

 

Torriglia además, pidió rever las tasas de introducción a los municipios, porque argumentó que “son distintas según la región”, aunque en este caso cada intendente puede anteponer su derecho a cobrarla porque tienen autonomía y así se lo hicieron saber las autoridades. Por eso en el segundo cónclave participó la oficina de Asuntos Municipales, que coordinará con los intendentes una actualización de tasas y buscará diferenciar la carne puntana de la que viene de afuera para “proteger a la producción local”, según el jefe del Programa Producción Agropecuaria.

 

Al delicado tema de las tasas, Martínez sumó la competencia directa con otras provincias y las nuevas exigencias sobre el cuarteo de las medias reses, que comenzaría a regir el 1º de enero de 2022, aunque todavía hay mucho camino por recorrer en materia de inversiones e infraestructura para que se pueda concretar.

 

“Creemos que San Luis, que hoy se autoabastece un 50% de la carne que consume su población, tiene potencial suficiente con sus frigoríficos para llegar al ciento por ciento si se hacen las inversiones necesarias. Eso está claro desde el momento en que ese 50% que viene de afuera en realidad es carne de animales criados en la provincia, que salen y vuelven a entrar ya con valor agregado. La materia prima, sin dudas, está acá. Hay que reforzar los controles, articular las leyes de fomento que están en vigencia y proponer incentivos fiscales para mejorar la capacidad de faena”, reflexionó el coordinador del plan por el Ministerio de Producción.

 

En cuanto al cuarteo, que impedirá desde el año que viene que los comercios minoristas reciban la media res, enumeró dónde faltan inversiones: “Es un trabajo que apunta a la trazabilidad. Hay que hacer salas de trozado, mejorar y aumentar las cámaras de frío, construir más mesadas, comprar rotuladoras, mejorar la logística y tender a la integración de la res. Es un número importante, pero ya avanzamos. Por eso a cada frigorífico le entregamos la resolución, que será tratada en la próxima reunión técnica”, dijo Martínez.

 

Hay que recordar que la imposición del gobierno nacional obligará a que solo los establecimientos que hacen el Ciclo 2 (que incluye el cuarteo, el desposte, el fraccionamiento y el envasado de la carne) pueda recibir medias reses. Al comercio minorista la carne debe llegar en trozos no mayores a los 32 kilos, lo que revolucionará a todo el circuito de ventas.

 

Otro punto a mirar con atención es la caída de la rentabilidad de los subproductos como cueros, las menudencias, la grasa y los huesos. Durante mucho tiempo los frigoríficos vivieron del recupero, pero últimamente hasta deben pagar para que les retiren los cueros, que además son una amenaza ambiental si no son tratados de la manera correcta.

 

La importancia de estas reuniones radica también en el intercambio de información y de experiencias. Ante las quejas por el destino incierto de los subproductos y los problemas ambientales, un representante de la firma Tigonbú, un establecimiento con la mejor tecnología ubicado en Buena Esperanza que además de exportar carne a China hace un avanzado tratamiento de efluentes, se ofreció a comprar desperdicios como la bosta para incrementar sus procesos de generación de energía, que hoy lo tienen aportando electricidad a la red interconectada nacional.  

 

Con estos datos sobre la mesa, la respuesta a la pregunta inicial sobre el autoabastecimiento tiene una respuesta obvia: es posible, pero San Luis debe lograr que las plantas frigoríficas alcancen su máximo potencial de faena para conseguir llegar con carne local a todos los comercios y ese es un proceso que va a llevar tiempo, esfuerzo e inversiones.

 

Para eso también será vital recuperar todos los frigoríficos provinciales que hoy están inactivos, como se hizo con el de Justo Daract, aunque en este caso estaba en concesionado a uno de Coronel Moldes. Sebastián Lavandeira, titular de San Luis Logística, exministro del Campo y un veterinario muy vinculado al sector cárnico que fue un factor decisivo para la creación de esa red de plantas de faena, informó que la idea es insistir con las licitaciones de los arreglos para los de Beazley y Unión.

 

 

Hay que reforzar los controles, articular las leyes de fomento vigentes y proponer incentivos fiscales para aumentar la faena (Agustín Martínez)

El de Unión es una planta muy apetecible porque tiene las condiciones edilicias para ser de tránsito federal, y así poder faenar vacunos de otras provincias. Su cercanía con San Rafael, por la ruta 188, lo hace un bien preciado en una futura concesión a manos privadas. Además, está en buenas condiciones edilicias en general ya que hubo un plan, hace unos años, similar al actual. El de Beazley cobra importancia por su cercanía con la capital de San Luis, aunque también llevará una fuerte inversión en infraestructura.

 

En una segunda etapa se encargarán de los de San Martín y Quines, más enfocados en la faena de chivos ya que ambas zonas tienen muchos pequeños productores de rumiantes menores, pero que también se pueden incorporar a la maquinaria productiva puntana para que la carne que surja en los campos de San Luis sea la que consumen sus habitantes en el futuro cercano.

 

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