Una persona honesta y directa

La asertividad es el comportamiento mediante el cual se pueden expresar “asertivamente” las necesidades, sentimientos y pensamientos de una persona de manera sincera, sin impedimentos y sin transgredir los derechos de las personas. Para hacerlo hay que tomar decisiones que se basan en la información que se posee, mediante la observación de conductas, como así también en las propias necesidades, y no desde prejuzgamientos e interpretaciones.

Las dos opciones naturalizadas poco nutritivas y contrarias a la asertividad son las decisiones basadas en influir sobre los demás en busca de un beneficio propio, sin importar el impacto emocional nocivo que tendrá sobre las otras personas.

Detrás de un accionar de este tipo, siempre hay personas que nos piden la satisfacción de sus propias necesidades como prioridad.

Es por esto que este tipo de decisiones siempre se realizan de manera consciente y nunca de manera inocente, como si el autor no se diera cuenta de sus propias acciones. 

Y como segunda opción está el acto pasivo, también realizado siempre de manera consciente, de tomar decisiones o indicar por manejo directo o indirecto que otras personas lo hagan, para evitar enfrentar conflictos.

Vivir, avanzar y madurar implica correr riesgos sin dejar de lado la expresión de los sentimientos, necesidades y deseos. Eso debe ir siempre acompañado del cuidado del sentir de las otras personas, como una forma de respeto. 

Este es el proceso válido que siempre traerá beneficios en las relaciones interpersonales y podrán resolver de un modo directo y honesto las diferentes dificultades que se presenten en el camino vital.