El Concejo Deliberante de Villa Mercedes fue el escenario de un signo de madurez y convivencia vital en tiempos en los que abundan los discursos de odio. Cuatro exintendentes de la ciudad disertaron juntos y hablaron de la necesidad del respeto mutuo y democrático, aunque lo ideal será que ese pedido no quede solo en palabras, sino que también se convierta en acciones concretas y modos de proceder.
La jornada, totalmente inédita, se hizo para conmemorar el Día Municipal de la Conciliación Política, una fecha creada para homenajear a la viceintendenta fallecida Verónica Bailone.
Al estrado subieron los peronistas Mario Merlo, Blanca Pereyra, Walter Aguilar y el radical Miguel Bonino. De quienes gobernaron la ciudad antes de Maximiliano Frontera cuando finalizó la dictadura, solo faltó Jorge Cangiano, quien se ausentó por problemas de salud.
Todos evitaron hablar de las polémicas de sus gestiones o remarcar sus diferencias, e insistieron en lo saludable del diálogo en la política. También lo señalaron una y otra vez los concejales que tomaron la palabra.
Pero bastó una pregunta sobre qué fue lo que más los emocionó cuando estuvieron al mando de la localidad para que cada uno empezara a enumerar sus logros y sus obras, como en una competencia tácita para mostrar quién hizo más y quién menos.
Más allá de eso, realmente en el recinto se vivió un ambiente que no ha sido tan habitual este año cada vez que hay sesión del cuerpo. Últimamente, las chicanas, las artimañas y las palabras cruzadas se han vuelto moneda corriente en una institución que parece más estar al servicio de las campañas electorales que de solucionar los problemas de los ciudadanos.
Por eso, es necesario que la conciliación política sea más que un eslogan y se instale como un modo de convivir en todos los ámbitos.


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