Cualquier juicio, se trate de un debate oral o de un proceso abreviado, siempre es cosa seria. Pero a veces las audiencias dejan algunas perlitas, como la que ocurrió esta semana en la presentación de un acuerdo para que dos hermanos que cometieron un cuantioso robo en 2018 recibieran una pena más benévola.
El miércoles, Máximo Gabriel y Esteban Isaías Colombo se presentaron ante un tribunal con sus abogados, Guillermo Levingston y Alfredo García Garro, para solicitar una condena abreviada a tres años de cárcel en suspenso por haber desvalijado una vivienda en Juana Koslay.
El requisito principal para acceder a ese proceso es que los implicados admitan ante los jueces su participación y culpabilidad en los hechos que les atribuyen, algo que Máximo, el menor de los hermanos, pareció no entender.
Ante Hugo Saá Petrino, presidente del tribunal, dijo que el acuerdo le fue leído, le fue explicado por su defensa, pero cuando el magistrado le preguntó si admitía los hechos movió la cabeza en negativa. Los letrados casi saltan de sus sillas y Esteban, quien estaba sentado más atrás, se bajó el barbijo para gritarle “Sí, sí”, al unísono con Levingston y García Garro.
A pesar de las sonrisas que recorrieron la sala, Saá Petrino se dirigió seriamente al menor de los Colombo y le dijo que al margen de lo que le decían él debía expresarse libremente. “Le pregunto nuevamente ¿acepta usted su participación en los hechos”, sostuvo el magistrado y el joven asintió. “Necesito que lo verbalice”, le pidió y Colombo, quien hizo transpirar a varios, finalmente dijo “sí”.
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