Violencia contra árbitras, una cuestión de género
Ser réferi siendo mujer tiene dificultades específicas. La violencia verbal es la más común y viene desde los técnicos, los simpatizantes y los jugadores.
La mujer en el arbitraje es la que más violencia sufre. De los técnicos, de los jugadores y de los simpatizantes”, dice Cristina Quiroga (25), árbitra de fútbol en Primera División masculina, femenina e infantiles.
“En mi caso, siempre recibí gritos y desacuerdos con gestos e insultos por ser mujer”, afirma Quiroga. Entre las típicas frases que las árbitras deben escuchar están el famoso “andá a lavar los platos” o “tenés corpiños en los ojos”.
Su caso no es el único. “A una compañera, quien vestía pollera deportiva, unos padres le gritaron que sus hijos habían perdido el partido por culpa de ella, porque los niños se distraían con su vestimenta”, recuerda.
Vanesa Muñoz (37) es árbitra de fútbol, dirige todas las categorías y también sufrió diferentes tipos de discriminación. “Lo último que me pasó fue que me maltrató el presidente de un club porque me había quedado sin recibos para entregar. Me tiró la plata y me dejó hablando sola en presencia de otras dos mujeres. No es la primera vez que me pasa, pero si voy con hombres no me trata de esa manera”, afirma.
“Este dirigente a veces nos hace cuestionamientos sobre las reglas del fútbol y su aplicación, y sé que a los hombres no se los hace. No acepta o no es cómodo para él que vayamos mujeres a arbitrar a su club”, opina Muñoz.
El maltrato viene de todos los sectores. Desde técnicos que menosprecian sus trabajos hasta padres de las divisiones infantiles que increpan con mucha más fuerza a las mujeres que a los hombres. Muñoz recuerda particularmente a un entrenador que desde la tribuna le gritaba “dale, mamita, levantá la bandera, dale, nena, no sabés nada".
Por esa situación estuvo alejada un tiempo de la Primera División: “No tenía ganas de recibir este tipo de insultos, de maltrato”, agrega.
En la Liga de Fútbol de Villa Mercedes, San Luis, donde Quiroga ejerce su profesión, existe la Comisión de Diversidad e Igualdad, que interviene y sanciona en estos casos. Por eso, afirma, “muchos de estos gritos son desde los simpatizantes, más que nada. Porque acá los profesores y técnicos tratan de no exponerse”.
Rita Bogado dirige esa Comisión y cuenta que desde ese lugar trabajan en “la prevención, intervención y erradicación de todo tipo de violencia en el fútbol dentro de la Liga”. Una de las tareas de la comisión es capacitar a técnicos, árbitros y jugadores sobre los tipos de violencia que existen.
El trabajo de la comisión generó inquietud en algunos clubes, que ahora tienen su referente en el tema. Para Bogado, se avanzó mucho gracias al trabajo que realizan con otras instituciones y el Estado municipal. “Yo escucho las situaciones en distintas ligas del interior y en Buenos Aires, y la tienen más complicada”, asegura.
“Lo más difícil es la incorporación de las árbitras a la cancha, porque al ser mujeres no les permitían ningún error. La violencia más típica es la verbal. Romper ese paradigma es lo más complicado”, cierra Bogado.
El paradigma atraviesa a todos y todas. Muñoz cierra con un comentario que lo prueba: “Me ha sucedido también que las mismas mujeres simpatizantes me dicen ‘dale, dale, si sabemos que viniste a hacerte la linda’. Eso me avergüenza todavía más, porque somos del mismo género”.
Redacción / NTV
Más Noticias