Extendieron la preventiva para el femicida de Margarita Quiroga

Ricardo Vicente Pereyra, el único acusado por el femicidio de quien fue su pareja, Margarita Azucena Quiroga, seguirá tras las rejas mientras las fiscales Débora Roy Gitto y Lorena Ohanian concluyan la investigación del crimen, que sucedió el 12 de agosto a la mañana, en el barrio Porvenir de Concarán. Tras vencer el plazo de la primera prisión preventiva dictada al hombre, el Tribunal de Impugnaciones en lo Penal de la Segunda y Tercera Circunscripción Judicial hizo lugar al pedido de las funcionarias de extender ese plazo otros cuatro meses.

Pereyra está imputado por “Homicidio calificado por el vínculo”, un delito que prevé perpetua. Tres días después del hecho, el juez Matías Farinazzo Tempestini lo procesó con prisión preventiva por 120 días, plazo que se venció hace unos días. El Ministerio Público Fiscal (MPF) solicitó una extensión a fin de reunir la evidencia necesaria para formalizar la acusación y requerir la elevación de la causa a juicio, pedido al que adhirió la querella, representada por la letrada Guadalupe Sánchez.

El defensor Oficial en lo Penal, José Luis Guiñazú, representante de Pereyra, apeló el pedido de prórroga y requirió que el Tribunal de Impugnaciones fije una audiencia de revisión para resolver la controversia. Este jueves 21 de diciembre, en horas de la mañana, el tribunal integrado por María Monserrath Bocca, Diego Hernán Herrera y Marcelo Bustamante Marone resolvió aceptar el pedido del MPF.

En la reconstrucción del hecho y basándose en la data de muerte revelada por la autopsia, Roy Gitto y Ohanian establecieron que el crimen ocurrió cerca de las 7:30 de la mañana de un sábado. Según la teoría de la fiscalía, el ataque a la mujer de 58 años comenzó en su cama, quizás cuando aún estaba recostada. La secuencia se movió desde la habitación hacia el pasillo de la vivienda, luego hacia la cocina comedor y, a posterior, hasta un pasillo de entrada en la parte exterior, donde había manchas de sangre.

Al menos así lo indica el reguero hemático, que comenzaba en las almohadas y sábanas, y presente también en los otros ambientes mencionados. “Lo que no podemos determinar es si ella trató de salir de la casa y él la metió para adentro o si la sangre en la parte exterior es de él, del cuchillo que chorreaba o de su ropa”, comentó Roy Gitto al inicio de la investigación.

Según pudieron inferir a partir de los arañazos que el imputado tenía en las muñecas, los antebrazos e incluso en el rostro, ella se resistió. Pero mientras, el cuchillo le provocaba heridas cada vez más graves. Gustavo Lafourcade Durán, médico forense del Poder Judicial, estableció que la víctima tenía cortes en las manos, detrás de la oreja izquierda, otro en el ángulo interno del ojo izquierdo, en la zona inferior del maxilar y dos lesiones profundas que provocaron que muriera desangrada: una en el cuello, que afectó varios vasos sanguíneos, y otra penetrante, de 4 centímetros de ancho y 12 de profundidad, que ingresó por debajo de la clavícula y llegó hasta un pulmón. También tenía indicios de un golpe contuso en la frente.

Tras el brutal ataque, Pereyra intentó limpiar la escena para eliminar pruebas, al menos es lo que sostienen en la fiscalía. “Intentó entorpecer la investigación porque hay muchos indicios de que quiso limpiar el lugar después del hecho; había baldes con trapos con agua y sangre, una escoba… pero a pesar de ello había sangre por toda la casa, por todos lados”, mencionó la fuente.

Cuando el agresor terminó de eliminar las pruebas, se hizo con el celular y el DNI de la víctima y, en una bicicleta que era de la mujer, abandonó la escena. El cuerpo, que yacía en el comedor, fue descubierto por las hijas de Quiroga cerca de las siete de la tarde del mismo sábado.

Al día siguiente, cerca de las 9, un vecino vio caminar a Pereyra por la banquina de la ruta 6 y avisó a la Policía. A las 13:15 quedó formalmente detenido, a metros del río Las Cañas. En sus ropas aún había manchas de sangre, y la huella del calzado que llevaba puesto condice con las halladas en la escena del crimen.

La actitud de evadir a las autoridades, y que para las fiscales aún está vigente, fue uno de los fundamentos para extender el encarcelamiento del hombre, aunque, además, mencionaron que las hijas del matrimonio temen por su integridad física si su padre vuelve a ganar la calle.

 Redacción / NTV