¿Qué mirás bobo?, andá pa allá

Un año atrás… liderados por un planteo táctico y estratégico de Scaloni que aplastó en la idea y en las formas al gran DT Louis Van Gaal, y con un equipo que superó la tendenciosa actuación del árbitro Mateu Lahoz, Argentina sacó a Países Bajos y se metió por quinta vez en la historia entre los mejores cuatro equipos de un Mundial.

Resiliente, como su gente que en la noche qatarí y en la tarde criolla se abraza en cada rincón de tierra, aire y cielo.

Conmovedor, como la mamá que consuela cuando en el minuto 120 los de naranja se suben a la montaña para ver que del otro lado aún hay vida.

Esperanzador, como el mensaje de papá explicando que, aunque no parezca, la paciencia y el convencimiento acercan al éxito.

Pero esto fútbol y la felicidad mundialista es efímera. Es hoy.

"La vida siempre es hoy", explican abuelo y abuela. Ellos están sentados y expectantes. Le cuentan a los nietos más pequeñas que en 2014 ya hubo otro gigante de guantes que se vistió de héroe ante los de naranja.

Aquella vez "Chiquito" y ahora "Dibu". Apodos de personajes de historias fascinantes.

"Pero esta vez nos perjudicó el árbitro", intenta argumentar el mayor de los hijos, que también vio a los albicelestes levantar la Copa justo ante los de naranja en 1978.

Salen todos a la calle y el festejo de la tarde en Argentina es interminable.

Acá, en Doha, escribo en la sala de conferencia de prensa mientras espero a los protagonistas. Ya es de madrugada, 20 minutos faltan para las 2.

Traigo el mismo suéter que usé en las semifinales con Holanda en Brasil 2014. Seguro que usted en casa tuvo sus cábalas. Y por supuesto que ayudaron.

¿Y el árbitro?  Vestido de negro Antonio Mateu Lahoz, no hizo más que lucir y actuar de luto en la mágica fiesta del fútbol.

Argentina adelantó el carnaval y se aseguró otras dos funciones mundialistas.

"Recuerden que la vida es hoy", repiten los abuelos. Y hoy, recordando el 9 de diciembre de 2022, lo único que se hace es sonreír, disfrutar… y seguir sonriendo y disfrutando hasta el cansancio.

Argentina ganó otra batalla mundialista. Esta lo hizo desde lo táctico, estratégico y emocional.

“Qué mirás bobo, andá pa allá”. Aparece un Messi “Maradoniano”. El 10, siempre descomunal adentro, ahora gestual y lapidario, muestra los dientes afuera.

Recuerdo el partido, hoy y a la distancia, a 14 mil kilómetros de Doha, me veo sentado en el block 511, pupitre de prensa 53 del Lusail Stadium, y siento aún como el corazón me late afuera del cuerpo, y veo como los guantes de “Dibu” Martínez tapan el arco de los penales… y sus manos son más grandes que el desierto… y el desierto es absorbido por el cielo… y el cielo en Qatar siempre será celeste y blanco, aún de noche.