Verano mindfulness

Introducir mindfulness (atención plena) en nuestros días de verano implica significativos cambios de hábitos. Todo lo que hacemos en nuestra vida se mueve por el impulso de la motivación, siendo muchas veces esta inconsciente. No obstante, en el momento que empieces con la práctica de mindfulness, cada vez te irás haciendo más consciente de tus verdaderas motivaciones en la vida, permaneciendo así en el presente.

Gracias a atender al presente se silencia tu pensamiento en piloto automático, generándose la condición adecuada para que puedas observar, comprender y vencer tus conflictos. Así quedás en relación directa con la experiencia y tus pensamientos dejan de aportar información, permitiendo que fluya de manera natural solo la experiencia, sin añadir nada que te lleve a otro estado emocional o mental. Simplemente vivís el estado real, concreto y presente.

A lo largo del día, podés tener diferentes momentos mindfulness que pueden brindarte paz y tranquilidad, sin que interfieran en tus actividades cotidianas. Se trata de realizar algunas de esas actividades de una manera diferente; por ejemplo, comiendo.

Comer mindfulness

Mientras comés, podés practicar la meditación mindfulness. Esta decisión no solo será agradecida por tu equilibrio emocional, sino también por tu salud digestiva.

Lo usual es que comas con prisas o sin prestar demasiada atención a los alimentos. Entonces, la propuesta es que intentes degustar ese primer bocado de comida, prestando atención a los colores, aromas, sabores y texturas. Experimentá las sensaciones de realizar esta práctica. Observá la comida, disfrutá profundamente sus tonos y aroma. Notá con atención cómo tu cuerpo reacciona ante estos estímulos.

Así, con esta simple práctica y poniendo tu intención en la misma, te reencontrarás con el placer de comer y te sentirás saciado mucho antes y a gusto con lo que has decidido hacer. No hay un tiempo ni un modo, solo atención plena en lo que hacés, momento a momento.