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Lucas Benvenuto: revictimización imprescriptible

El martes pasado se aprobó la Ley Lucio contra la violencia y el abuso infantil; el mismo día se presentó en el Senado un proyecto de ley que busca remover la prescripción en los casos de abuso sexual a menores. El joven de 30 años es uno de los tantos ejemplos que busca justicia aunque esta le escape.

Por redacción
| 16 de abril de 2023
Ley Lucas. El joven fue violentado en varias oportunidades. Según su abogado, la última fue por la Justicia. Foto: Infobae.

Hace un mes, Lucas Benvenuto denunció públicamente al conductor Jey Mammón de haberlo violado cuando tenía 14 años. Luego, se supo que su historial de violencia y abuso infantil comenzó mucho antes: fue uno de los chicos secuestrados en el caso de la red de trata de menores “Boy lovers”, liderada por el psicólogo Jorge Corsi. La banda fue condenada en 2018 gracias al testimonio del joven, quien hace poco se cruzó en la calle a Roberto Santy Lozano, uno de sus abusadores, a pesar de haber sido condenado a 15 años de cárcel. El hombre está en libertad debido a un recurso presentado en la Corte.

 

Lucas, quien hoy tiene 30 años, fue víctima y revictimizado por un sistema judicial con una deuda hacia las infancias que, de a poco y a base de ejemplos aleccionadores, comienza a sanar: la aprobación el martes de la Ley Lucio, contra la violencia y el abuso infantil, es una de esas curitas que, lejos de sanar, intenta prevenir. El siguiente paso fue ese mismo día: se presentó un nuevo proyecto de ley que busca establecer la imprescriptibilidad de delitos contra la integridad sexual de menores de edad. 

 

 

En 2008, Lucas denunció a la banda de pedofilia y pornografía infantil "Boy lovers".

 

En Argentina, los casos de abuso sexual que sucedieron antes de 2015 prescriben a los 12 años. En 2011, la ley se modificó para que la prescripción corriera desde el momento de la denuncia, pero, como no es retroactiva, quienes fueron víctimas antes de ese año quedan afuera.

 

El abogado del joven, Javier Moral, habló con El Diario de la República sobre la factibilidad de la imprescriptibilidad, la revictimización en el sistema judicial, qué es un juicio por la verdad y el caso de Lucas.

 

 

—¿Qué tan factible es que en Argentina se extienda o elimine la prescripción en los casos de abuso?

 

—Se está hablando de países como Chile, Uruguay y México, que ya tienen una legislación más avanzada, porque la nuestra no es buena y varios legisladores, diputados y senadores se han contactado conmigo para impulsar la Ley Lucas Benvenuto de imprescriptibilidad de los delitos sexuales. En promedio, si bien no hay un registro, así como el de violencia doméstica y femicidios, lo que vemos es que la gente denuncia a partir de 14 o 15 años después de sucedido el hecho. Tuvo un largo proceso, si recién lo internaliza y lo puede poner en su psiquis transcurrida esa cantidad de años, la verdad es que estaríamos por fuera del alcance de la ley. Es un punto que hay que revisar.

 

 

—¿Cómo fue la revictimización en el caso de Lucas, con la prescripción y las demoras de denunciar?

 

—Parece ser que Lucas no es el denunciante perfecto. Hay un mínimo porcentaje de gente que no digo que no le cree, sino que tiene dudas, porque nadie discute si ocurrió, ya que él lo reconoció en un video. La otra parte habla de 32 o 34 contra 16 o 14 y lo que se pone en tela de juicio es por qué tardó tanto, si busca fama o plata, cosa que quedó claro que no es eso, porque siempre ese rumor de que estaba buscando un acuerdo fue una versión que empezó a circular y las pruebas lo desmintieron. No hay ninguna posibilidad de acuerdo, salvo que la otra parte reconozca que lo que dice Lucas es verdad y, además, una psicóloga dijo que lo de Lucas es absolutamente coherente, porque desde el punto de vista cronológico pudo ir sacando de su interior todo esto y primero denunció a la banda y por último, esta última denuncia. No fue zigzagueante, sino que en su psiquis primero identificó que había sido abusado, lo que no es fácil. Recién en 2018, y con el último juicio que terminó en una condena de 15 años de prisión para Lozano, quien lo tuvo secuestrado 9 meses y lo filmaba, pudo exteriorizar que los abusos habían comenzado a los 4 años, con un tío. Él pudo identificarse como víctima de abuso recién a los 25 y a partir de ahí, empezó a decir "acá también pasó" y pudo denunciar. No es fácil para las víctimas.

 

 

—¿Cómo fue esta relación de poder en el caso de Lucas?

 

—Se pudo dar cuenta a raíz de las denuncias judiciales. Yo a Lucas lo conozco en 2008, cuando querelló a la banda de quienes terminaron con condena y salió a la luz pública. Lucas nos vino a ver y ahí es donde identifica que había sido abusado, porque todos sus vínculos, desde los cuatro años, formaban parte de este circuito del horror. Lucas no estaba en una situación de calle, pero sí de abandono. La gente se aprovechaba de él y la única manera de tener un poco de amor era formar parte de eso, por un poco de comida o de un lugar calentito para dormir él; desde sus cuatro años sufría estos abusos. Él lo consideraba común y habitual, y buscaba en alguna persona mayor ese padre que no tuvo. Lo pudo poner en palabras hoy, como la misma sociedad lo puede hacer con ciertas cosas que antes pensábamos como normales.

 

 

—Jey Mammón pide un juicio por la verdad. ¿Ustedes?

 

—Lucas hubiera querido un juicio de verdad y no uno por la verdad; es un juicio que supuestamente vale pero no tiene ninguna descripción en la pena. Hay acusación, defensa y alegatos, pero esa sentencia no se puede ejecutar. Razón por la cual de nada le sirve a Lucas exponerse, más allá de que resiste cualquier tipo de pregunta y experiencia, como lo hizo en tres procesos judiciales anteriores, que le dieron la razón y terminaron en condena. Lo cierto es que tener una sentencia en formato papel que Lucas puede poner en un marquito y que quede testimonio de los abusos por el resto de los días pero que su agresor sexual no vaya a la cárcel la verdad es que no tiene mucho sentido. ¿Cuál es el beneficio de obtener un registro y un testimonio de que lo que dice Lucas es verdad? Sabe que es verdad, pero ¿qué sentido tendría si no hay una pena? Más allá de que el juicio por la verdad lo pide solamente la víctima, no el imputado, porque hay principios de no contradicción y de no autoincriminación, ciertamente para Lucas no tendría sentido someterse a todo esto, porque él ya tuvo dos intentos de suicidio a lo largo de los últimos diez años y sistemáticamente, cuando tuvo que someterse a terribles pericias y preguntas, lo han aniquilado de una manera psicológica, espiritual y emocional.

 

 

Para Lucas, someterse a terribles pericias lo ha aniquilado psicológica, espiritual y emocionalmente. Javier Moral

 

 

—Cuestionar si fue a los 14 o los 16 años ¿es una forma de desviar la atención?

 

—Hay un reconocimiento por parte de la defensa de que frente a la abrumadora prueba no tenían otra opción; entonces, primero negaron y después dijeron que no fue tan así. Empezamos con esas cuestiones, estamos normalizando una relación entre un niño y un adulto, cosa que no se puede hablar de relación, porque siempre es asimétrica; ese vínculo es el que reconoció la otra parte. Lucas dice 14 y lo tiene recontra claro; poco importa. Hubo una agresión sexual.

 

 

—¿Le afectó la salida a la luz de los audios que Lucas le mandó a Jey entre 2016 y 2018?

 

—Lucas sabía de ellos, lo que debería haber impactado es el delito, porque hay una violación de secretos. Para él hubiese sido mucho más sencillo mostrar todos los audios y estos elementos ponerlos a la luz pública y que la gente juzgue, pero no lo hizo porque esperaba presentarlos en el ámbito que corresponde, en el marco de un expediente penal, que es reservado; de hecho, lo son para el juez, fiscal, defensa y acusación. Esos audios los exteriorizó la defensa o el imputado, más allá de que terminó el proceso, pero lo cierto es que no son todos los audios que hay, sino que forman parte de un fragmento de su relación, pero también hay otros mucho más comprometedores, mucho más graves, que son los que los exponen. Esto lo hacen para tratar de desgastar la imagen de Lucas, pero justamente es incoherente; diciendo que va a pelear hasta las últimas consecuencias, se toma un avión y se va a España.

 

 

—¿Cómo le cayó a Lucas el primer video que subió Jey?

 

—Pésimo. De hecho, tuvo que ser reforzada su atención y contención psicológica y psiquiátrica porque, primero, recordemos que hubo un descargo poco honesto, luego hubo un descargo en un video donde ensayó un papel y encima la pifió. Fue un mecanismo de la mente que, evidentemente, tuvo un lapsus y un acto reflejo; de alguna manera dijo que estamos hablando de un chico de 14 años. Luego, en una entrevista con Chada, oscureció más que lo que aclaró y en otra, en vivo, que las preguntas no fueron al hueso, sino que se redundó en algunas cosas que hablan de su narcisismo y de querer volver a la televisión, pero nunca se puso a pedir disculpas, sino que atacó a Lucas. Lo cierto es que esta cuestión de que dijo que simpatizaba con él y que lo iba a proteger, con la filtración de los audios y poner "a llorar al campito" cuando recibió la sentencia de sobreseimiento  no conjugan con la empatía que dice tener.

 

 

—¿Van a tomar medidas por daño a la imagen o difamación?

 

—Seguramente, una vez que Lucas esté mejor vamos a hacer la denuncia por la violación de secreto de esta comunicación privada y que él no lo hubiese hecho porque pretendía presentarlos en el ámbito de un proceso penal.

 

Sería un escándalo si todas las personas que van a denunciar en un proceso judicial que tiene que ser reservado salieran a decir "mire, acá tengo las pruebas comprometedoras". Entonces, los procesos de abuso sexual son juicios orales muy cerrados, porque tienen que ver con la intimidad y el pudor.

 

 

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