Dijo que apuñaló a su vecino para defenderse

Javier Nicolás Lucero aseguró, este lunes ante un juez, que solo se defendió y aclaró que tras apuñalar a Alexis Alejandro Yanquetruz, él mismo se entregó ante la Policía y admitió lo que había hecho. Esa declaración, sumado a que no posee antecedentes, hizo que el fiscal del caso fuera benevolente y aceptara el pedido de la defensa de otorgarle prisión domiciliaria mientras continúa la investigación por el ataque ocurrido el sábado en el barrio Eva Perón de la capital. La víctima, que recibió un puntazo en el pecho, sigue internada en el Hospital Central “Ramón Carrillo”.

Según reconstruyó el fiscal adjunto Héctor Andina, en la audiencia de formulación de cargos que presidió el juez de Garantías 3, Marcos Flores Leyes, la agresión ocurrió cerca de las 13:30 en la calle, entre las manzanas 49 y 66 del barrio. Víctima y victimario habían pasado la noche bebiendo alcohol en la casa del joven apuñalado, que tiene 22 años, hasta que, según algunos testimonios, Lucero se puso agresivo, hubo un intercambio de puños entre ambos y este último se marchó a su casa, que queda a unas tres cuadras del domicilio de la familia Yanquetruz.

Andina no especificó cuáles fueron sus intenciones, pero la víctima y un joven llamado Carlos Páez llegaron en moto a la casa de Lucero al mediodía y ocurrió la segunda pelea, en la que también intervinieron Rosa Mabel Barloa y Roberto Gil, madre y padrastro del agresor, a quienes también se les formuló cargos ayer por el delito de “Lesiones leves” en perjuicio de Páez.

Tras enumerar las pruebas con las que cuentan hasta ahora y las que faltan producir, el fiscal solicitó que Gil y Barloa firmen el libro de procesados por el término de cuatro meses y que se les dicte una orden de restricción mutua para que las familias de los involucrados no se agredan. Para Lucero, acusado de “Lesiones graves”, pidió 120 días de prisión preventiva.

Luego, el abogado Javier Rezzano, quien asistió a los tres acusados, expresó que sus defendidos tenían intención de declarar. Lucero, de 26 años, fue el primero en tomar la palabra: contó que efectivamente habían estado tomando alcohol en la vivienda de Yanquetruz, pero que fue el dueño de casa quien se puso violento a media mañana del sábado, que intercambiaron puñetazos y que este le asestó dos puñaladas en la espalda, por lo que, herido, se marchó a su domicilio a lavarse.

También que sus intenciones fueron las de ir a denunciar ese hecho a la Comisaría 39ª al mediodía, pero que fue interceptado por Yanquetruz y Páez, que se bajaron de una moto y comenzaron a agredirlo, el primero blandiendo un arma blanca. Su madre y su padrastro salieron a defenderlo y, en el tumulto, alguien le pasó “una punta” y le dijo “defendete”. “Ahí fue cuando se la di, ¿vio?”, le contó al juez.

Gil declaró después y dijo que salió de su vivienda a tratar de separar a su hijastro de sus agresores y que uno de estos le pegó a Barloa, su pareja, con un casco de moto, por lo que él respondió pegándole. Barloa solo se limitó a decir que “yo defendí a mi hijo de las dos personas que lo estaban atacando”.

Rezzano le pidió a Flores Leyes considerar que Lucero no tiene antecedentes, que se entregó voluntariamente, que fue agredido en la puerta de su hogar y que nunca tuvo otra intención más que defenderse, y por ello solicitó una medida coercitiva menos gravosa: la prisión domiciliaria, que cumplirá no en la casa del Eva Perón, sino de otro familiar, y que sea controlado con tobillera electrónica. A Andina le pareció justo y accedió al pedido; el juez resolvió en consecuencia.

Redacción/ALG