Las plantas de reciclado de San Luis pasan a otro nivel

Separan más de treinta productos diferentes y se financian con la venta de productos recuperados para reciclar y con el servicio que le venden a los diferentes municipios. Martín Cortázar es gerente general del ente que administra las plantas de reciclado y de tratamiento de residuos sólidos urbanos y sus oficinas están en la planta de Dónovan donde recibió a revista El Campo para mostrar su reciente y exitoso logro: fabricar con desechos plásticos, que no se pueden reciclar, tejas, postes rurales y bloques de construcción.

El ente provincial está desconcentrado del Gobierno, y se creó para ayudar a los municipios a gestionar los residuos. Nació cuando se firmó el tratado de paz entre progreso y medioambiente. “Su fin es mejorar la calidad de vida de los ciudadanos al ayudar a erradicar los basurales a cielo abierto”, insistió Cortázar durante el recorrido por el ordenado predio.

En total son cuatro plantas. La primera se creó en 2013 y fue la del “Jote”, cerca de Carpintería, y después llegaron las de La Toma, Quines y Dónovan. Trabajan entre 30 y 40 personas en  cada una. Todas reciben los residuos domiciliarios de los distintos municipios, para luego clasificar los que puedan tener algún valor y acondicionarlo para comercializarlo y volverlo al circuito económico promoviendo la denominada economía circular.

“Estamos desarrollando varios proyectos para agregar valor a los residuos que se pueden recuperar, como bloques fabricados con arena y cemento, pero con el agregado de plásticos u otros materiales que no se puedan recuperar”, explicó.

En este momento se encuentra estudiando sus propiedades, como aislamiento térmico, más liviano y un costo menor que el block común. “El gran beneficio es ecológico, porque se está dejando de enterrar material”, destacó Cortázar, entusiasmado con el siguiente nivel que busca poner a las cuatro plantas.

El estacionamiento para el personal  en Dónovan está prolijamente techado con tejas fabricadas hace muy poco con plásticos reciclados. “Estamos haciendo pruebas con unos jóvenes que están armando una empresa para fabricarlas con el material que les suministramos”, celebró y anunció que las mismas cocheras se replicarán en el resto de las plantas, mientras ya se piensa en proveer a determinados sectores de Terrazas del Portezuelo y el Hospital Central Ramón Carrillo, para luego empezar a comercializarlas al sector privado.

Paralelamente, desarrollaron tablas con residuos plásticos que sirven para armar bancos, como los que hoy lucen en espacios abiertos del Alto Palermo Shopping en CABA; composteras o para construcciones rulares.

También fabricaron con plástico, postes principalmente para alambrados, cuyas virtudes son la dureza, livianos, resistentes y con una larga vida útil, ya que no se degradan con el agua, por ejemplo.

Cada planta tiene su línea de clasificación y su fosa acondicionada con todas las normativas vigentes para no contaminar y se le da el tratamiento correcto a los residuos que se terminan enterrando porque no se pueden reciclar.

Dónovan recibe residuos de Juana Koslay, La Punta, Desaguadero, Villa de la Quebrada, Nogolí, Potrero de los Funes, El Trapiche, La Carolina y La Florida.

San Luis no, porque tiene su propio centro de disposición que está camino a Mendoza. “Todo lo que se pueda hacer a nivel medioambiental y ecológico siempre es poco, porque si uno ve la agenda del mundo a largo plazo, entre los primeros tres temas está el medioambiente, promoviendo el consumo responsable, el desarrollo sustentable y la economía circular”, señaló el directivo.

Una enorme nave recibe en su entrada los residuos, que ingresan a una cinta donde comienza la separación de los residuos más grandes, como cubiertas cajones o pedazos de electrodomésticos, para luego pasar a una cinta de clasificación más amplia.

Paralelamente están trabajando con los municipios para hacer la separación en origen, “porque es la mejor  manera de gestionar y aprovechar los residuos con mayor valor", destacó.

En ese sentido, anunció que entre el Ministerio de Gobierno, Justicia y Culto y la Secretaría de Ambiente se gestiona la compra de campanas de separación para crear puntos verdes en distintas localidades.

Lo que se separa en la planta son diferentes tipos de plásticos, como el pet, que es la botella de gaseosa, polietilenos de alta y baja densidad, polipropileno, soplado, cartón, vidrio, aluminio, hojalata, cobre, bronce, entre otros.

Grandes pilas de “fardos” prolijamente prensados y listos para la entrega.

Entre el personal se encuentra quienes se dedican a la capacitación y que incluyen charlas informativas en escuelas y municipalidades, clubes y colonias de vacaciones.

“Estamos convencidos que este cambio cultural se dará al revés, de abajo para arriba, con las generaciones nuevas que enseñarán cómo gestionar mejor la basura”, expresó el funcionario.

La fosa se encuentra a unos quinientos metros de la planta, donde se deposita todo lo que pasó por la cinta de clasificación. Cortázar explicó que una vez que está hecho el pozo, el fondo y los laterales se cubren con una membrana que impide que todos los líquidos lixiviados contaminen las napas. Una vez que se completa la fosa, se la encapsula con otra membrana y sistemas para liberación de gases. Finalmente los materiales recuperados se venden a distintas empresas de San Luis y de otras provincias.