La drástica decisión que generó el encarnizado personalismo de Poggi

En las filas del poggismo están nerviosos. Desde Buenos Aires llegó la noticia que menos querían escuchar. Los popes de Juntos por el Cambio a nivel nacional le dieron un ultimátum a Claudio Poggi. Le transmitieron que esta será la última elección en la que jugará con la chapa de ser su máximo referente en la provincia.

En el entorno del actual diputado nacional se preguntan por qué desde las huestes de Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, Mauricio Macri y compañía tomaron esa drástica decisión y hacen conjeturas.

Algunos creen que es el momento de que soplen vientos de cambio de cara, principalmente porque el cordobés viene encabezando listas sistemáticamente cada dos años. Ese desenfrenado deseo de poder lo ha llevado a no completar los mandatos que le confía el voto popular y lógicamente la credibilidad del electorado va en picada, porque consideran que son actitudes típicas de un candidato testimonial.

Otros consideran que el encarnizado personalismo de Poggi le juega en contra hasta el punto que no cae bien en muchos dirigentes de la propia coalición política tan dispar en ideología que han conformado para las elecciones provinciales, y que sus actitudes ya generan por lo bajo varios cortocircuitos internos.

Lo cierto es que desde Juntos por el Cambio ya le comunicaron que en próximos comicios la figura en la que pondrán todas sus fichas es el actual rector de la Universidad Nacional de San Luis, Víctor Moriñigo, quien posibilitó el desembarco en San Luis de Evolución, la rama interna del radicalismo que lidera el exministro de Economía de la Nación Martín Lousteau, y a quien le destacan su capacidad de negociación que habría posibilitado, entre otras cosas, que la UCR puntana haya definido sus autoridades locales sin ir a una interna, y la apertura institucional de la UNSL que aún despierta recelo en los sectores más tradicionales de la casa de estudios.