Eran enanitos verdes

Argentina se mostró convulsionada en diciembre de 1983. A pocos días de la asunción del presidente electo Raúl Alfonsín, los vecinos de Villa Montoro, un barrio de La Plata, atrajeron todas las miradas del país. Los habitantes dijeron haber visto enanos de no menos de 60 centímetros de alto, de color verde y sin orejas.

Cuarenta años pasaron hasta ahora y los indicios de esos sujetos del espacio exterior aún continúan como un misterio indescifrable. Argentina salía de uno de los momentos más oscuros de su historia.

El epicentro de las apariciones fue una casa abandonada ubicada en la calle 600, entre 2 y 3. En su mayoría, chicos y adolescentes aseguraron haberse topado con los alienígenas mientras jugaban por allí. Era a fines de noviembre y principios de diciembre del verano del 83. El 10 de ese mes, Alfonsín tendría la banda presidencial puesta.

Pero algo pasó. La “fantasía”, como señalaban los escépticos, chocaba con una realidad: uno a uno, los distintos declarantes manifestaron sin fisuras relatos y descripciones que se mostraban sólidas. Los seres verdosos hasta ese momento no habían dicho ni una sola palabra.

El dictado de clases se vio afectado ante la horda de “enanitos”… que seguían sin visualizarse. “Me gustaría agarrar a uno (de los seres) a ver si solucionamos este asunto”, deseó Amadeo Villar, titular de la Comisaría 8ª con jurisdicción en la zona.

Biólogos, antropólogos, geólogos, psicólogos y parapsicólogos se sumaron a la búsqueda. Incluso arribó un contingente sueco especializado en ovnilogía. El parapsicólogo platense Oscar Avendaño les había dicho a los medios que el comandante de la nave se había comunicado telepáticamente con él y le envió un mensaje secreto para Alfonsín. Al otro día se difundió que lo dicho era que Argentina “deseche la idea de construir la bomba atómica”.

Mientras, un pibe de 17 años aseveró comunicarse con Fit o Fix, quien le dio un mensaje de paz y contó que a los seres los guiaba “el Gran Dios-Amor del Universo”.

La noticia llenaba las tapas de los diarios y las ventas aumentaban. Hasta hubo figuras de acción de “Luciano, el Marciano”, bautizado en honor a un dibujito que estaba de moda en esa época.

Así como comenzó todo de pronto, terminó. Ya no servían las teorías del investigador Claudio Omar Rodríguez, quien dijo escuchar una explosión en la madrugada del 15 de diciembre y que se debía al despegue del cohete Saturno V.

Un diario local publicó una mañana: “Los enanitos verdes ya se fueron”. Fue un texto breve. No hubo avistamientos ni nuevas denuncias.

Los aliens se olvidaron de Villa Montoro. Y los argentinos de su existencia.