Lo condenaron a 12 años de cárcel por asesinar a su primo

Hubo justicia, pero para Norma Benítez, madre de la víctima, no fue suficiente y, tras escuchar el veredicto, se desmayó en la puerta de la sala de audiencias. Este lunes, un tribunal condenó a 12 años de cárcel a Sergio David Flores por el homicidio de su primo, Emanuel Benítez, ocurrido en el barrio República en febrero del año pasado. Leonel Nehuén Escudero y Jenifer Guadalupe Lucero, quienes llegaron al banquillo de los acusados como compañeros de causa, fueron absueltos por el beneficio de la duda y quedarán libres, ya que cumplían con prisión preventiva.

Escudero (de 20 años) y Lucero (25), que son pareja, festejaron tras escuchar el fallo de los jueces Sandra Ehrlich, Sebastián Cadelago Filippi y Daniela Estrada, que fue unánime. Flores (de 21 años), quien se mantuvo indiferente durante toda la jornada, los saludó y ellos a él, con palabras de aliento.

La audiencia comenzó con la declaración del último testigo, Juan Marcelo Lucero, vecino del barrio República, quien contó que la mañana del crimen, el 28 de febrero, oyó una pelea en la esquina de su casa. Cuando se acercó a mirar qué pasaba vio que dos chicos le pegaban a otro que estaba tirado en el piso y que pedía auxilio. Dijo que los agresores atacaban a la víctima a patadas y golpeándola con un casco, mientras que una chica estaba parada al lado de una moto roja.

Uno de los agresores tenía puesta una camiseta blanca y verde, del Club Sportivo Estudiantes, y el otro una remera negra, y que cuando se acercó a ellos le dijeron: “Viejo, vos no te metas porque este es manso delincuente (en referencia al joven al que golpeaban)”. Luego, la joven arrancó la moto y los tres se fueron, dejando a la víctima en el piso.

Tras esa declaración el Tribunal dio por cerrada la etapa probatoria y comenzaron los alegatos. El primero en tomar la palabra fue el fiscal de Juicio Fernando Rodríguez, quien sostuvo su hipótesis de que los atacantes fueron tres y que así quedó acreditado por los testimonios durante el debate, la mayoría de ellos vecinos del barrio República.

Resaltó que uno de los testigos identificó de manera directa a Flores y su dirección en el barrio, y que hubo otros que aseguraron que Benítez, ya malherido, llegó a decirles que quien le había robado y golpeado era su primo.

El fiscal repasó los testimonios de los policías que trabajaron en la causa, sobre todo el de uno que refirió que en un allanamiento realizado en el domicilio donde vivían Escudero y Lucero secuestraron partes de la moto de Benítez y una camiseta de Argentina o Racing con manchas de sangre, prenda que vestía uno de los agresores al momento del hecho.

Una agonía

Rodríguez también trajo a colación el testimonio de la forense Patricia Gallardo, quien realizó la autopsia e indicó que las lesiones que tenía el chico eran tan graves que provocaron su muerte: tenía traumatismo de cráneo y lesiones cerebrales que, aclaró la médica, pudieron haber sido provocadas con algún elemento contundente.

Por todo ello, pidió que Flores y Escudero fueran condenados a doce años de cárcel por “Homicidio simple” y Lucero a tres años de cárcel por “Hurto agravado por la situación de infortunio de la víctima”, al tiempo que indicó que no quedó acreditada la participación de la imputada en la agresión, pero sí en el robo. Como atenuantes marcó la falta de antecedentes condenatorios de los imputados y como agravantes, la pluralidad de sujetos que intervinieron en el hecho.

A su turno, la abogada Olga Allende, representante de la madre de Benítez, expresó que

adhería a lo expuesto por la fiscalía, pero mencionó que los tres acusados debían ser condenados por “Homicidio agravado por la participación de dos o más personas y por la premeditación”.

Aseguró que tras la golpiza, la posibilidad de supervivencia de la víctima era nula y que la agresión fue el corolario de una disputa que comenzó el día anterior en la casa de Sergio Flores. Mientras miraban un partido de fútbol, alcoholizados, los primos tuvieron una pelea y la madre de Flores sacó a Benítez y lo acompañó a tomarse un taxi para que se fuera a su casa en el barrio Virgen de Luján.

Allí estuvo toda la noche hasta que, cerca de las 7, agarró la moto de su hermano para ir al República. Para Allende el móvil de la agresión fue la venganza, dijo que las prendas que le sustrajeron (lo dejaron en calzoncillos) fueron vendidas e intercambiadas y aseguró que hubo premeditación porque los acusados estuvieron en esa esquina del barrio esperando para atacarlo.

“No hay pruebas”

En sus alegatos, Iván Coria, abogado de Flores, aseguró que lo único que quedó acreditado es que el día anterior su defendido y la víctima estuvieron reunidos en la casa del primero bebiendo alcohol y que hubo un altercado. Tras eso, Flores y su familia continuaron reunidos y los testigos dieron cuenta de que entre las 23 y la 1:30 de la madrugada del 28 de febrero, Benítez pasó por el frente de la casa de los Flores y profirió amenazas contra su primo, pero que nadie de la familia le respondió o reaccionó.

También sostuvo que ningún testigo colocó a Flores en la escena de la golpiza ni lo señaló como uno de los agresores. “No hay pruebas de que él haya estado ahí y que sea el autor de los golpes”, enfatizó, y pidió su absolución.

El defensor oficial Esteban Sala cerró la ronda de alegatos reconociendo que el homicidio de Benítez se trató de un hecho grave, pero que ningún testimonio pudo dar cuenta de que sus defendidos estuvieran allí o incluso conocieran a la víctima.

Dijo que si bien los testigos mencionaron que una chica fue quien se llevó la moto de la víctima, nadie pudo determinar quién fue; también que la forense no determinó con qué elemento fue golpeado Benítez y tampoco si fue agredido por una o más personas.

Remarcó que la casa en la que secuestraron partes de la moto de Benítez y la camiseta con sangre no era el domicilio de Escudero o Lucero y que tampoco pudo acreditarse que la joven haya sido quien se llevó y luego descartó la moto de la víctima en la calle.

Como Coria, pidió la absolución de la pareja por el beneficio de la duda y que, en el caso de ser condenada, la pena para Lucero fuera en suspenso. “Yo no tuve nada que ver, ni siquiera lo conocía al chico”, dijo ella en sus últimas palabras. “Soy inocente”, soltó él.

A las 17:25, tras un cuarto intermedio, los jueces volvieron a la sala con el fallo y condenaron a Flores por el delito de “Homicidio simple”.

Redacción/ALG