El incierto futuro de la profesión

Hace ya algunos años que cada vez que El Diario de la República necesita incorporar periodistas a su equipo, la selección colisiona de frente con serias dificultades y con una realidad preocupante. Si bien las postulaciones y los currículum vitae que llegan son numerosos y abultados, el momento de la prueba real desnuda falencias consecutivas, muchas de ellas de formación.

Se solicita en esa suerte de examen que podría determinar el futuro laboral del candidato algún criterio para seleccionar la información, una pizca de astucia para conseguir la fuente indicada, un olfato inicial para descubrir adónde está lo importante de un hecho y un mínimo de conocimiento sobre la ubicación del sujeto, el verbo y el predicado en una oración. Aquellos que incorporan errores ortográficos en sus CV son descartados rápidamente.

En todas las convocatorias, dar con la persona indicada para el puesto cuesta mucho trabajo de corrección, observación y nuevas oportunidades.

Resulta llamativo, por supuesto, si se tiene en cuenta que la Universidad Nacional de San Luis posee las carreras de Comunicación Social y Periodismo en la que año a año se inscriben cientos de jóvenes con aspiraciones de ejercer una profesión hermosa, inquietante, sufrida, divertida, apasionante y contradictoria.

Cuando está claro que el problema no es de los alumnos, la conclusión a la formación deficitaria debe buscarse en el plantel docente o en los programas de estudios. Salvo respetadas excepciones, la mayoría de los profesores de cualquier materia de la carrera tiene muy poca o nula experiencia en lo que —en el lenguaje académico que tanto disfrutan de utilizar— llaman “campo”, que no es más que un puesto de trabajo en el que ejercer sus devaneos teóricos.

A eso se suma una situación más de fondo, del que los docentes son cómplices: mientras la UNSL priorice la incorporación de un sesgo ideológico en el que formar a sus estudiantes antes de darle los elementos para que desarrollen una carrera en libertad, será difícil que el nivel de sus egresados mejore.

Un dato suma contrariedad: los últimos periodistas incorporados a la redacción de este medio son egresados del Instituto de Formación Docente "Juan Pascual Pringles", un terciario que tiene como carrera principal el Profesorado de Educación Física.

Para que el desarrollo del periodismo (aquel que Gabriel García Márquez describió como el oficio más lindo del mundo) sea completo, otros elementos de la sociedad tienen que hacer su aporte, aún con pequeños gestos.

Sería conveniente que cuando un organismo de cualquier tipo convoque a una conferencia de prensa el contenido tenga algún interés periodístico. Lo importante sigue siendo el mensaje. No basta con que las mesas contengan sandwichitos de miga, medialunas, cafés, ni jugos tropicales. De lo contrario, las fotos de esos manjares solo servirán para ilustrar las redes sociales de los periodistas en busca de dar la equívoca sensación de que en el periodismo todo es bonito.