Un taller en el Ecoparque contó secretos para producir rosales

No son muchos en San Luis los que tienen oficio para producir rosales de manera exitosa. A estos expertos y expertas se los encuentra en el fértil corredor productivo Quines-Candelaria, en el departamento Ayacucho, donde la tradición se mantiene desde hace más de treinta años.

El encuentro estuvo a cargo del equipo técnico del Ecoparque Cruz de Piedra, con la invitación especial del productor Nicolás Cabañez, y participaron más de 82 personas.

Primero se dictó la clase teórica y posteriormente se brindó la práctica en el jardín de rosas del complejo.

“En la capacitación de manejo de rosales, poda e injerto participaron 85 personas que ya se vienen capacitando en todos los talleres que damos, y con la participación de público en general aficionado. El balance es muy positivo, tuvieron la oportunidad de que un productor como Nicolás Cabañez viniera a dar su secreto de producción y a compartir con el público, es algo muy gratificante y enriquecedor”, comentó Yvonne Scarpati, directora provincial de Viveros de San Luis Agua.

Para la profesional, Cabañez es productor de rosas del corredor productivo Quines-Candelaria y San Miguel, una zona donde producen, aproximadamente, entre 10.000 y 15.000 plantas de este tipo, cada uno.

"Estos parámetros son grandes e importantes para que toda la población pueda empezar a realizar compras locales en los viveros del territorio puntano”, aconsejó.

Es muy elogiada la especialización de numerosos productores del norte puntano en practicar injertos, una habilidad que existe en muy pocos lugares del país. 

La experiencia acumulada por varias generaciones en la zona de Quines y Candelaria nació en los 90, cuando empresarios italianos invirtieron en la producción de rosales y entrenaron a diez familias que, cuando se fueron los extranjeros, siguieron individualmente con la actividad.

Según los roseros del norte, el cultivo de la rosa no necesita mucho espacio físico. Se planta en hileras, y en una hilera de 100 metros entran más de mil estacas, que son las futuras plantas. La estaca es la base de la planta donde se hace el injerto que se obtiene de una parte de la rosa, la rama bruta.

La estaca tiene entre 15 y 17 centímetros, se le quita la yema para que haya espacio para realizar el injerto. De las yemas que se dejan en la parte superior nace la rama bruta, desde donde se vuelve a sacar otra estaca. Una vez quitada la yema se la introduce en la tierra para que haga la raíz.

La comercialización suele ser el cuello de botella de los productores que reconocen que hay años en los cuales se vende bien, otros, mal y otros, nada.

La venta no se reduce a San Luis, se ha expandido por las provincias de Córdoba, La Rioja, San Juan, Mendoza.

En el norte quieren seguir produciendo más y mejorar la calidad. Un objetivo es llegar al nivel que tiene San Pedro, Buenos Aires.

Están convencidos que las mejoras tanto en calidad como en comercialización se logran con mucho trabajo, obteniendo información, actualizándose con el tema de las enfermedades, incorporar más variedades, traer rosas de otros lugares para mejorar, entre otras actividades.

Por lo general, la venta y transporte son de plantas de 1 y 2 años, a raíz desnuda, por lo que la venta solo es posible en los meses de receso invernal (mayo y junio, principalmente).

Redacción/MGE