La Beriso: las formas de hacer llorar

Mientras cantaba “Madrugada”, un reggae suave coreado por todo el Cine Teatro, Rolando “Rolo” Sartorio se fue por un costado del escenario y dejó a la banda y a las coristas en extensión de la melodía. El cantante apareció segundos después en la Tertulia, el segundo piso del auditorio, donde muchos espectadores tienen que girar el cuello y hacer algunos esfuerzos para ver algo de lo que pasa, y continuó el tema entre sus seguidores. 

Gestos similares a ese hubo varios en el recital que “La Beriso” dio el jueves a la noche en San Luis: a poco de comenzado el show, “Rolo” invitó a nueve espectadores que estaban en el fondo de la platea a que se sentarán en butacas de las primeras filas que no habían sido ocupadas. Y más adelante hizo subir al escenario para compartir coreografías y aplausos a Nicolás, un chico con Síndrome de Down que sigue a la banda a todos lados.

Cada vez con más fuerza, Sartorio -que habló mucho durante el concierto- personalizó en su figura el liderazgo del grupo, algo que estaba latente por la composición de las letras y las declaraciones públicas pero que se hizo cada vez más evidente en los shows en vivo. El cantante pone su cuerpo, su alma y su tristeza a disposición del público y la banda.

Con unos 40 minutos de retraso porque gran parte del público llegó sobre la hora en la fría noche del jueves, el show comenzó con “Creyendo”, la canción que abre  “Mienten”, su disco más reciente, pero con el correr de las más de dos horas de duración se convirtió en un recuento de todos los éxitos del grupo.

En otra demostración de cariño a su gente, el cantante dijo estar dispuesto a cambiar la lista de temas en función a si el público prefería las baladas o los temas más poderosos. Ante la igualdad de opiniones, “Rolo” tuvo la única referencia política de la noche: “Siempre va a haber ballotage”. 

Como sea, las canciones solicitadas por los fanáticos se escucharon en la noche puntana: “Imaginate”, “Vamos por la gloria”, “Recordé”, “Sobreviviendo” -el único cover de la lista- y “Viva la patria”, con un cartel con un crespón negro y un pedido de justicia que “Rolo” exhibió ante otra aprobación de la gente, se sucedieron en una noche entre la exaltación y la opresión en el pecho.

Las canciones de “La Beriso” tienen una carga de tristeza inusual para el poderío rockero de la banda, pero el público puntano no tuvo problemas en aceptar las historias desalmadas  que componen el repertorio. Posiblemente el sustantivo (y la sensación) más repetido de las letras de Sartorio sea “angustia”. Y posiblemente no haya artista en la música nacional que utilice esa palabra tantas veces. Ni Andy Chango se animó a tanto.

Hay dos formas de conmover hasta las lágrimas al público por medio de las canciones. Una es pegarle un cross de derecha en medio de la mandíbula como hace “La Beriso” en temas como “Como olvidarme”, presente en el recital. La otra es buscar alguna descripción menos directa, con algún de permiso poético o literal, algo de lo que Sartorio prescinde amablemente.

“Corazón duro”, “No me olvides” y “Traicionero”, las tres últimas canciones del encuentro puntano fueron un claro ejemplo de eso.