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Con la lupa puesta en el maíz buscan eliminar a un hongo

Un equipo de investigadores de la UNSL y del INTA, desarrollan un estudio, a través del cual, buscan combatir el patógeno presente en los granos del cereal.

Por María José Rodríguez
| 03 de septiembre de 2023
Estudio. María Belén Bravo inició la investigación para realizar su tesis doctoral. Fotos: gentileza

Que el maíz es uno de los cultivos más ricos en nutrientes, está claro. Además es considerado como uno de los cereales más importantes del mundo para consumo humano y animal, pero también es materia prima para una amplia variedad de productos industriales. Un equipo de investigadores del INTA San Luis y de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) realizaron estudios para detectar la presencia de Fusarium sp. (un hongo) en las plantas de maíz.

 

“Todo empezó en el marco de mi tesis doctoral, decidí trabajar sobre hongos que producen micotoxinas. Este fitopatógeno, frente a determinadas condiciones ambientales de temperatura y humedad, pueden producir micotoxinas que disminuyen la calidad del grano, puede causar toxicidad en animales y generar grandes pérdidas económicas”, especificó la ingeniera agrónoma María Belén Bravo, investigadora del INTA.

 

El equipo científico inició un relevamiento de lugares representativos de la provincia en los que se produce maíz, “empezamos a hacer un mapeo, llevamos el material al laboratorio y aislamos estos hongos”, indicó.

 

Bravo explicó que el Fusarium sp. es un patógeno que enferma a las plantas produciendo podredumbres en espigas y se ha convertido en una amenaza silenciosa para este cultivo de grano. “Su presencia genera micotoxinas y provoca grandes riesgos al transmitirse a la cadena alimentaria. Además, afecta el acceso a mercados internacionales por el rechazo del grano en la venta. El consumo directo de los cultivos de campo y/o sus derivados puede provocar impactos sobre la salud, la producción animal y la economía”, aseguró.

 

Muestreo. La mayor presencia del hongo está en maíces sin fertilización nitrogenada.

 

La ingeniera agrónoma contó que “después analizamos la relación que tenían con la fertilización nitrogenada que es una práctica agrícola frecuente entre los productores de maíz, y descubrimos que a mayor fertilización la planta está más sana, es decir aparece menos este patógeno. Sin embargo, en los lugares donde se fertiliza poco o nada, está presente en mayor porcentaje”.

 

El nitrógeno en maíz es considerado un macronutriente, el déficit de esta sustancia en la planta puede producir una menor tasa de crecimiento y expansión foliar reduciendo la captación de la radiación y el rendimiento final.

 

El consumo de maíz que contenga este hongo “en las personas puede producir intoxicaciones, y en los animales puede causar hasta la muerte en grandes dosis, de hecho está comprobado que han muerto animales, tenemos registros de eso. Por eso es tan importante conocer y saber si lo tenemos en el campo de la provincia”, explicó la investigadora.

 

La ingeniera agrónoma explicó que lo curioso es que apareció en todos los maíces analizados. “En mayor o menor medida, pero estaba presente. Sí vale aclarar que en aquellos los lugares donde estaba fertilizado aparecía menor cantidad”, especificó Bravo.

 

La investigación realizada por ambas instituciones evaluó la presencia del hongo en plantas de maíz, con diferentes dosis de nitrógeno. En este punto, Bravo detalló que el estudio se realizó en un ensayo de respuesta del cultivo de maíz ante dosis variables de un fertilizante nitrogenado (urea) aplicado al voleo en estado fenológico V6, con 3 tratamientos (0, 46 y 92 kg N/ha) y 3 repeticiones.

 

“Para conocer la presencia del patógeno, se realizó un muestreo de 10 espigas al azar por tratamiento, luego se sembraron semillas con y sin síntomas de podredumbre en 10 placas de Petri, cada una con cuatro granos, con técnicas de esterilización estandarizadas”, dijo la investigadora.

 

 

El consumo directo de los cultivos de campo y/o sus derivados puede provocar impacto en la salud, la producción animal y la economía. María Belén Bravo

 

Los resultados del estudio indicaron que en las semillas sintomáticas se obtuvieron diversos aislamientos fúngicos con baja frecuencia de Fusarium sp. con un 2% de aparición, mientras que en el caso de las semillas asintomáticas se encontró una mayor presencia del patógeno. “Es decir que, el tratamiento con mayor cantidad de fertilizante presentó el menor porcentaje de colonias con un 6.6%, la dosis media 26.6% y la mayor presencia del hongo se observó en el tratamiento sin fertilizar con un 66.6%”, especificó Bravo.

 

“Los resultados obtenidos indican que aun en semillas asintomáticas existe un alto nivel de infección con Fusarium sp., lo que implica un riesgo considerable de contaminación con micotoxinas, tanto en el grano como en productos derivados. Por otra parte, la presencia del patógeno es mayor en plantas de maíz sin fertilización nitrogenada y el aumento de dosis de esta sustancia en el cultivo favorece la sanidad de las plantas”.

 

Gran equipo. La investigadora junto a Eduardo Guillin y Estela Blanco, del Grupo Protección Vegetal de la institución.

 

La investigadora afirmó que la fertilización sería el método directo para combatirlo, y destacó que la nitrogenada, ya sea realizada al momento de la siembra, en estados vegetativos tempranos, o combinados, es una de las que más ayuda a la planta a pelear contra el patógeno. Otras son las fertilizaciones foliares con productos formulados especialmente para tal aplicación.

 

Es fundamental saber que “una planta con buenos niveles de este nutriente permite una buena condición sanitaria, con baja presencia de patógenos”, aseveró la especialista.

 

“Es evidente que una planta más sana tiene menos riesgos de que tenga enfermedades, pero algo importante es que al Fusarium sp. lo vemos en lo que denominamos podredumbres de espigas del choclo que se percibe visualmente, pero sin embargo, lo que nosotros descubrimos es que no solamente en las semillas que estaban, sino también en las semillas sanas. Cuando nosotros hicimos el proceso en el laboratorio también aparecía Fusiarium. Entonces, está en todos lados y en todas las formas, por eso hay que abrir el ojo y empezar a tenerlo en cuenta”, afirmó Bravo y añadió que una manera de estar atentos es realizar análisis a las semillas y a las plantas.

 

 

El próximo paso del equipo de investigación será realizar pruebas con biocontroladores, es decir microorganismos, para dejar de usar agroquímicos.

 

Otra manera de enfrentar el patógeno es tener en cuenta las densidades, “estamos estudiando que esto también afecta la presencia del hongo.  De manera indirecta se podría mejorar la oferta nutricional que cada planta del cultivo puede disponer, disminuyendo la densidad de siembra y así bajar el efecto de competencia intraespecífica”, señaló la investigadora.

 

A modo de ejemplo, Bravo agregó: “Imaginemos que en un metro cuadrado de suelo hay seis plantas consumiendo los nutrientes disponibles, además de agua y radiación; si bajamos esa población a tres o cuatro plantas en ese mismo metro cuadrado, cada planta dispondría más recursos”.

 

La fecha de siembra también puede regular la oferta nutricional. En siembras tardías las mayores temperaturas colaboran con los procesos de mineralización de la materia orgánica del suelo, dejando a los nutrientes disponibles para ser absorbidos por el cultivo.

 

Como conclusión, Bravo subrayó: “Teniendo conocimiento de la presencia del patógeno en los campos productores de San Luis, se podrán realizar técnicas de manejo como las mencionadas, tendientes a evitar o bien reducir efectos adversos como la producción de micotoxinas”.

 

Junto a la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia “vamos a empezar a hacer ensayos en laboratorio para probar biocontroladores. Con la premisa de dejar de usar agroquímicos y demás productos, vamos a empezar a probar con biocontroladores”, adelantó Bravo, y añadió que “esa también es otra patita que le vamos a agregar al estudio. Serían microorganismos, específicamente bacterias, que ayudarían a la planta y que podrían atacar a al hongo o reducirlo de manera significativa”, concluyó la científica.

 

Redacción / NTV

 

 

 

 

 

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