Una gran crítica a la hipocresía. El singular personaje Tartufo describió de manera tan excelsa al ser hipócrita que este nombre es utilizado ahora en el Diccionario de la Real Academia Española para definir a la persona hipócrita y falsa. “Tartufo” o “El impostor” es una comedia en cinco actos escrita en versos alejandrinos por Molière (Jean BaptistePoquelin 1622-1673) y estrenada en París el 5 de febrero de 1669 en el Teatro del Palais-Royal. Orgón es un personaje principal que ha caído bajo la influencia de Tartufo (Tartuffe es el nombre dado a la trufa, un hongo escondido bajo tierra), un falso devoto, que busca quedarse con todos sus bienes.
La Argentina atraviesa un momento difícil y turbulento, profundamente complejo. Un tiempo que no admite ambigüedades, que no deja margen para mediocres tibiezas. Es un tiempo para líderes y dirigentes decididos y firmes. Y la democracia obliga a tolerar todas las miradas y a admitir la diversidad de posiciones. Claro que esas posiciones deben ser las mismas acá y allá. Y aunque sea algo pretencioso, sería deseable sostener la misma postura ayer, hoy y mañana. Estos criterios son aplicables a todos los hombres y a todas las mujeres que tienen una actuación pública. Ni hablar si son la conducción de importantes organizaciones a las que la coyuntura sitúa en el ojo de la tormenta. Hoy la educación pública está seriamente comprometida.
Las universidades públicas están pasando un momento de apremio. La Universidad Nacional de San Luis vive horas muy complejas. Su rector es, además, presidente del Consejo Interuniversitario Nacional. Sus decisiones, sus acciones y sus palabras son trascendentes. O, por lo menos, deberían serlo. Sin embargo, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, toma ínfulas, se sube al escenario frente a la multitudinaria marcha y marca una posición; cuando llega a San Luis, su voz tiembla, se vuelve incomprensible y se coloca al lado de quienes además de otros descalabros rechazaron la insistencia y posibilitaron la vigencia del veto presidencial, y sellaron el desfinanciamiento de las universidades nacionales.
El Gobernador de la Provincia de San Luis coquetea y, con poca destreza, declara la nada misma sobre la cuestión universitaria. Como casi siempre, pretende quedar bien con Dios y con el diablo. En este caso, no cumple ni con uno ni con el otro. Y Víctor Morinigo comparte gustoso tan despreciable ambigüedad. Los diputados Karina Bachey y Alberto Arancibia Rodríguez participaron en 2021 de la boleta electoral con Claudio Poggi. Víctor Moriñigo acompañó esa oferta electoral y los pasos políticos posteriores de sus integrantes. Y claro que cada ciudadano es libre de hacer en el cuarto oscuro lo que considere oportuno, pero también hay que hacerse cargo. En la instancia decisiva de este miércoles, los dos legisladores mencionados acompañaron a Javier Milei y votaron en contra de las universidades nacionales. Y no se escuchó un preciso reproche del rector. Siguen abrazados los cuatro.
Vale aclarar que el diputado Carlos González D'Alessandro también votó por la negativa y rechazó la insistencia. Este legislador entró con la boleta de La Libertad Avanza y su acompañamiento a las políticas del Presidente es público, explícito y notorio. Nobleza obliga, se debe señalar que los diputados de Unión por la Patria, “Pipi” Ali y Natalia Zabala Chacur, votaron por la afirmativa, por la insistencia, por las universidades públicas.
Estos momentos de tanta complejidad y de tantas dificultades contribuyen a poner blanco sobre negro y definir con precisión quién es quién, y de qué lado está cada uno. La historia muestra que aquello que parece obvio no lo es. Queda en evidencia la pretensión de ir y venir, la táctica de jugar en varios frentes. La hipocresía de los Tartufos queda al desnudo y ya no hay declaraciones, ni periodismo amigo, ni comunicado, ni mensaje que consiga ocultar lo evidente. Es el momento de jugarse y, además de la falta de costumbre, se nota la mediocridad de muchos.


Más Noticias