En marzo, juzgarán a una mujer por quemar y asesinar a su pareja

El juicio a Yris Garay, acusada de prederle fuego a su pareja Brandon Bustos y ocasionarle así la muerte, ya tiene fecha. Será en marzo del año próximo. La mujer ya está al tanto desde hace varios veces cuál es la pena a la que podría ser condenada si, al final del debate oral el tribunal la declara culpable: le esperaría nada menos que la prisión perpetua.

El juicio está previsto para los días 10, 11, 12 y 13 de marzo, informaron los voceros del Poder Judicial. El tribunal que lo presidirá quedó conformado por los jueces José Luis Flores, como presidente, y Fernando Julio De Viana y Adriana Karina Lucero Alfonso, como vocales.

La mujer llegó hasta esta instancia del proceso acusada por uno de los delitos más gravosos  del Código Penal, el cual no tiene otra pena posible que la prisión perpetua. Hace cinco meses el fiscal instructor Esteban Roche, quien llevó adelante la investigación, confirmó la acusación por "Homicidio doblemente calificado por el vínculo y ensañamiento".

El ataque que podría valerle la cárcel a Garay, por no menos de 35 años, sucedió la noche del 17 de octubre, en el barrio 1º de Mayo de San Luis, en la casa en la que convivía con la víctima. De acuerdo a la reconstrucción que el fiscal logró hacer con las pruebas, alrededor de las 23, comenzó una discusión entre la imputada y su pareja porque el hombre quería ir en moto a su trabajo.

La mujer tomó una botella de gaseosa para extraer la nafta que tenía su moto. Cuando la víctima se le arrimó, ella le echó el combustible en el rostro y, de inmediato, le prendió fuego con un encendedor, indica la teoría de Roche.

A pesar de que su piel ardía, el joven intentó salir de la vivienda, buscando una puerta. Pero no lo consiguió, porque su pareja lo dejó encerrado. Un tío de Garay que vivía en otra parte del domicilio se dio cuenta de lo que sucedía y corrió a ayudar a Bustos. Le tiró agua, logró apagar el fuego y trasladó al muchacho de 23 años al hospital.

Primero lo atendieron en el Hospital del Oeste, pero debido a la gravedad de las quemaduras luego fue trasladado al Hospital Central Ramón Carrillo. Allí permaneció en terapia intensiva casi 17 horas hasta que murió. Tenía quemado más del 60% del cuerpo. El fuego alcanzó su torso, sus brazos y sus vías respiratorias. Su cuadro clínico incluía una falla multiorgánica y un shock refractario, por lo que los medicamentos que le suministraron no consiguieron estabilizarlo.

Según ella, sufría violencia

Unos días después de ser detenida e imputada, Garay pidió declarar en tribunales. Dijo que todo inició por un "me gusta" que colocó en la foto de un muchacho que tiene como contacto en una red social. Argumentó que Bustos era muy celoso y que, cuando vio la reacción de la mujer en la red, tomó una captura de pantalla con su celular y luego le envió esa foto a la acusada. Le mandó esa fotografía y le escribió: "¿Querés jugar? Bueno, ahora sí vamos a jugar".

La imputada de 23 años aclaró, en cambio, que su relación con la víctima se había terminado, pero igualmente él no quería irse del domicilio que compartían en la casa 5 de la manzana J. Es por eso que ella residía en la parte delantera de la vivienda, con el hijo que tienen en común y el hombre, en el departamento en el que supieron vivir juntos antes.

Contó que el 17 de octubre pasado se cruzó con Bustos en el patio y él empezó a insultarla y golpearla. Estaba molesto, según ella, porque había reaccionado y comentado la fotografía del otro chico en la red social.

Después le ordenó que extrajera la nafta de su moto, marca Honda, porque al combustible lo había pagado él. Entonces la imputada tomó una botella y comenzó a retirar la nafta del tanque del rodado. Mientras lo hacía el joven le tiraba el pelo y la pateó en un brazo, aseguró la mujer. La paliza y los movimientos defensivos de ella hicieron que ambos terminaran rociados con el líquido inflamable.

Eso ocurrió en el interior del departamento, pero cuando ambos se trasladaron al patio, el hombre comenzó a manipular un encendedor, como amenazándola. “Él tenía la costumbre de andar con encendedor porque fumaba cigarros y, entre una cosa y la otra, sinceramente desconozco cómo pasó; se incendió”, afirmó la acusada.

El defensor Esteban Bustos y los codefensores Maximiliano Correa Fernández y Claudio Pérez Calderón apuntaron a probar que su clienta era víctima de violencia. No obstante el fiscal instructor presentó como elemento probatorio un informe policial que indicaba que no existían denuncias por problemas familiares de ninguna de las partes.

Bustos señaló, en su momento, que su defendida tenía muchas lesiones. Dijo que le faltaba un pedazo de diente y que el abdomen le había quedado marcado por los golpes que le dio el padre de su hijo. "Hay pruebas muy contundentes que están respaldadas por profesionales de la salud que adjuntamos al expediente", explicó.