"Tucu" López: El jardinero de la República

La historia de Luis López puede ser la de cualquier joven que desde el interior del país llega a Buenos Aires con la ilusión de hacer una carrera. Algunos lo harán desde la faz deportiva, otros desde la artística o desde los medios de comunicación. Pero son pocos los que consiguen llegar y, además, imponer un apodo que devele su orgulloso origen.

Luis López es más conocido como “El Tucu” López y nació, como es obvio suponer, en San Miguel de Tucumán. Está a punto de cumplir 44 años y un recorrido por su vida laboral  lo tiene como locutor de un programa de radio y productor teatral en su provincia, dueño de la voz de contestadores telefónicos con la que, además, dobló una película de Playboy y otra de dibujos animados japoneses.

También fue productor de “Caiga quien caiga”, el recordado programa conducido por Mario Pergolini, asistente de cámara, productor radial, voz institucional del canal Aqua, columnista radial, panelista, conductor del programa de la medianoche de Telefe y actor de teatro y televisión. 

En ese rol, en mayo de este año visitó San Luis por primera vez para ser parte del elenco de “Sinverguenzas”, la obra de teatro que refleja la historia de un grupo de amigos desocupados que busca ganarse la vida de una manera inesperada.

-El día de la función era domingo, hacía muchísimo frío y, sin embargo, la respuesta del público fue muy positiva. ¿A qué lo atribuís?

-Si bien en la gira San Luis nos súper sorprendió por la cantidad de gente, también es cierto que nos viene pasando en todos lados. Afortunadamente el público responde a nuestro llamado. Pero, sí, recuerdo que San Luis fue particular.

-¿Encontraron alguna explicación?

-Posiblemente tenga que ver con la oferta que hay en la ciudad. Yo no sé cuánta obra de teatro va para la provincia. Pero también es cierto que hay una cosa en el teatro que es especial y cuando hay una oferta medianamente copada, por más que allá muchas cosas que hacer ese día, la gente va, responde. 

-¿Eso sucede aún con la situación económica apremiante?

-Eso es otro tema a analizar. A nosotros, por suerte, no nos perjudicó tanto, aunque es cierto que la gente no tiene las mismas posibilidades de antes. Sé de comedias que se tuvieron que levantar porque no se vendían entradas, pero no ha sido nuestro caso. La gente se hace un hueco para salir de la cotidianeidad y encuentra en el arte, en el teatro, un fusible. Eso que dicen de que el arte sana es absolutamente cierto. 

-En las funciones de “Sinvergüenzas” sos uno de los más ovacionados, sobre todo por el público femenino, que te pide cosas, que saludes, que les regales un guiño. ¿Estás atento a lo que te dicen?

-La verdad que no, porque yo tengo que estar muy concentrado durante la función, no puedo estar atento a otra cosa. Si bien cada tanto rompemos un poco lo que se llama la cuarta pared, trato de no salir tanto del guion porque sino la cosa se complica para mis compañeros. De todos modos después de la función salimos a sacarnos fotos con la gente, que siempre nos espera para charlar y darnos buenas ondas.

-¿En qué momento sentís que la conexión con el público va a ser buena?

-Cuando entra el primer chiste… ahí ya está. Tenemos la certeza de que el feedback va a ser total. A veces pasa que cuando el público es muy activo tenemos que concentrarnos aún más. No es una comedia de interacción con la gente, no es un stand up. A veces nos pasa que cuando alguien del público nos dice algo tenemos que responder para no quedar como desagradecidos, pero nosotros estamos metidos en una historia que contar. Tanto yo como mis compañeros. 

-Es difícil pensar una gira tan larga sin que el grupo se lleve bien. ¿Cómo es la convivencia?

-Nosotros llevamos ya un año girando y hay veces que estamos 15 días en el motorhome sin volver a nuestras casas, así que la convivencia tiene que ser muy buena, no hay otra opción. Somos seis chabones, con personalidades distintas, que pasamos mucho tiempo juntos, que ensayamos juntos y a los que se le suman otros seis de la producción. 

-Que aparte al estar lejos de la casa tienen que resolver a la distancia los problemas del día

-Totalmente, cada uno sigue con su vida. Que se enferma la hija de uno, que otro se peleó con su pareja, que otro extraña a su novia. Cada uno sigue con su vida pero está con su mente y su cuerpo en la gira. Hay días en que alguno tiene más ganas de estar en su casa que de estar con la obra. 

-En el papel que te tocó sos el optimista del grupo de amigos, el que siempre tira para adelante. ¿En la vida real sos así?

-Un poco sí. En ese aspecto mi personaje y yo tenemos algún punto de conexión. Intento vivir mis días de manera positiva y no estancarme en las quejas. No quiero tener un punto de vista negativo de las cosas. Pero no es que siempre fui así. Me llevó mucho tiempo cambiar, pero lo aplico para mi vida cotidiana. 

-¿Con terapia o por tu propio empuje?

-Ambas cosas. Antes no era de ver las cosas con tanto optimismo porque naturalmente tendía a enfrascarme en los problemas. Pero una vez que le aplicas lo bueno a las cosas que te traban todo empieza a fluir naturalmente. De todos modos creo que también hay momentos donde está la necesidad de pasarla un poquito mal. No puede ser que todo esté bien todo el tiempo. 

-No son muchas las obras que salen de gira en motorhome

-Nos sirve para agilizar los tiempos para el caso de que tengamos que ir de una ciudad a otra sin esperar vuelos o pasajes de colectivo. También para economizar un poco. Nos ha pasado que tenemos que estar en un lugar a una determinada hora y si no fuera por la independencia de movimiento sería imposible. Hay veces que apenas cenamos después de la función, nos subimos y dormimos ahí. 

-¿Hay algún compañero de elenco con el que te consideres más cercano?

-A todos los quiero un montón, todos son tipos muy buenos, buena gente. Pero con Juan Palomino cultivé un vínculo muy particular, es con quien más cercanías tengo, con quien más cosas hago en los tiempos libres que nos dejan las giras. Nuestro plan cada vez que vamos a un nuevo lugar es salir a caminar, conocer la ciudad y la provincia, ir a un museo. Por ahí cuando estamos por ir a una ciudad, entro a Wikipedia y veo qué se puede hacer y al primero que se lo cuento es a Juan, porque sé que voy a encontrar en él un acompañante. De ahí, a charlas cosas de la vida hay un paso muy corto. 

-Y fuera del ámbito laboral ¿cómo son tus amigos?

-Mis amistades más grandes siguen en Tucumán y son tres amigos y amigas con los que me siento en la intimidad. Con ellos hablo cuando me va bien y también cuando me va mal. Cuando podemos hacemos cosas juntos y la paso muy bien. En Buenos Aires tengo gente con la que hablo, charlo, invito a mi cumpleaños, pero mis verdaderos amigos están en Tucumán.

-¿Cómo fue tu paso del interior a Buenos Aires?

-Para mi, como para todos, creo, fue bastante difícil. Por lo general, quien viene de las provincias a Buenos Aires viene buscando una cosa y encuentra otra. En mi caso, no es que me vine con algo seguro, sino que supe que la opción era ir viendo qué se podía hacer. Y me llevó mucho tiempo encontrar.

-Tu lista de trabajos en muy amplia

-Fui camarógrafo, fue asistente de cámara, en diferentes programas. Fui panelista, fui locutor. Trabajé en radio y televisión. Así me fui haciendo mi profesión. 

-Da la impresión que ahora con las redes sociales es más fácil. ¿Es así?

-Puede ser. Las redes abren un camino que en mi caso sirve para estar más en contacto con la gente. Yo recibo muchos mensajes de chicos y chicas del interior del país que me piden consejos y yo tiendo a responder con mi experiencia.