Vecinos ruegan por la limpieza de un baldío frente a las 960 Viviendas

Desde hace varios años que los vecinos de la calle Tucumán, entre Nelson y Esteban Agüero, piden por la limpieza de un baldío que se encuentra sobre esa misma cuadra; es frente a los departamentos del barrio Santa Rita de Casia, más conocido como 960 Viviendas. Aseguran que no pueden vivir por la cantidad de alimañas y por la inseguridad que genera. Además, con la llegada del calor, temen por el dengue.

“Es muy grande, debe tener más de veinte metros de frente, y de largo llega hasta la otra calle. Está lleno de yuyos altísimos, que cuando llueven crecen aún más. Está tan lleno de malezas que se nos llenan de bichos y alimañas las casas. Ahora tenemos invasión de hormigas, hay ratones y hasta víboras encontramos”, mencionó Carmen, una histórica vecina del lugar, que no quiso dar su nombre completo por temor.

La mujer agregó que en el verano no pueden estar tranquilos por la enorme cantidad de mosquitos, no les alcanza ni con telas mosquiteras, ni con cerrar las puertas. El gran temor es que el sitio pueda beneficiar a la proliferación del dengue en la zona.

“No estamos seguros, este lugar sirve de escondite o facilita el ingreso de los ladrones a las propiedades que están alrededor, acá a todos ya les han robado varias veces. Los malvivientes se trepan por la medianera y se meten a los domicilios. A un negocio, hace no tanto, le robaron una notebook, mercadería y dinero”, dijo Roque, otro de los residentes que también quiso resguardar su identidad, ya que aseguró que el barrio está complicado.

Los consultados contaron que se trata de un terreno privado, el cual los propietarios lo adquirieron con la intención de poner un supermercado; luego vino la pandemia y ese proyecto se truncó. Ya han hecho varios reclamos al Municipio, que se encargó de cobrar las multas correspondientes, pero no de controlar que se realizara una limpieza efectiva, ni de que lo dejen en condiciones; que al fin y al cabo sería lo que traería una mejora en la calidad de vida de los residentes, y no simplemente una cuestión de recaudación.

“Ya estamos cansados, rogamos que lo dejen en condiciones, porque no se puede vivir así. Por las noches sentís ruidos, es muy grande y no sabés quien se mete o anda por ahí. Si por lo menos lo pudieran dejar limpio no tendríamos que convivir con las ratas y demás insectos, es un foco infeccioso”, agregó Carmen.