17°SAN LUIS - Viernes 03 de Mayo de 2024

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¿El pelado de...?

El humorista cordobés Pelao Khe tiene miles de personajes en sus multitudinarias redes sociales. El que más le cuesta interpretar en público, él mismo. 

Por Astrid Moreno
| 22 de abril de 2024

Mientras hablás con Alejo Cruzado Antonelli, como el protagonista de "Fragmentado", pero sin la parte tenebrosa, aparecen todas sus personalidades. Desde el centennial que usa la palabra "funado"; pasando por el bailarín que dio sus primeros pasos junto a su hermana y el otaku que se enfrenta a problemas de la vida real; hasta su versión "más yo" que sale a la luz en el canal de streaming "Olga". Incluso el vendedor de cursos online, que disfraza una estafa piramidal, hace su aparición en algunas de sus respuestas sobreelaboradas que muestran la velocidad a la que corre esa cabeza sin pelos, pero con mucho ingenio y que alcanzó tal popularidad que hace desaparecer el "khe?", como sinónimo de desconocimiento, en su nombre artístico.

 

El "Pelao Khe" forma parte del delirante equipo que conduce "Extraño a la Nona"; el programa liderado por el humorista "Yayo" Guridi y que tiene las fantásticas apariciones de Jualián Kartun y su alter ego Caro Pardíaco.  Además, rompe esquemas en sus redes sociales que entre TikTok e Instagram acumulan más de 5 millones de seguidores.

 

 

―¿Cómo nació el "Pelao Khe"?

 

―Había una necesidad de definirme en las redes y despegarme también de lo que era como "el lado mío", así que dije “¿Qué mierda puedo hacer?”. Intenté "Señor Parodia", como no funcionó y empecé a perder seguidores en vez de ganarlos, dije "bueno, la pelada, voy a tener que utilizar esa parte física como impronta" y, a la vez, haciendo un poquito de memoria, a esos primeros memes que salieron había una tendencia a poner “Khe?” cuando algo no se entendía. Así que bueno, fue la combinación de estar pelado y para que digan un día “¿Viste los videos del Pelado?” “El Pelado ¿khe?”.

 

 

―Sos más conocido por hacer humor, pero empezaste como bailarín, incluso viniste una vez a San Luis a dar una masterclass...

 

―En San Luis tuve la oportunidad de estar el año pasado, diserté en un marco de Waacking y pude estar ahí en una tarde de improvisación y la pasé increíble. Y sí, los comienzos fueron en la danza a los seis años. Mi hermana es bailarina de tango y me formé con ella. Eso desembocó en el teatro musical a mis 15 años. Después me trajo a Buenos Aires a vivir y hacer musicales hasta 2020.

 

 

―¿En qué momento inició el humor?

 

―Siempre me gustó hacer videos, comencé con Instagram en 2014, desde la primera vez que me lo instalé. Primero, replicaba lo que se hacía en Vine, que fue una aplicación muy fuerte en esos años y luego cerró, pero trajo esta impronta de videos cortos de humor. En paralelo a eso, se había abierto Musical.ly que ahora termina siendo TikTok. Esa es la evolución que yo consumí, la que empecé a replicar y me llega el turno en la pandemia, porque la actividad teatral que yo venía ejecutando cierra en la pandemia y el único medio que me quedó fue TikTok. Así que cambié las luces del escenario por luces led.

 

 

―Sos cordobés, hay un género prácticamente de humor cordobés, sin embargo no recurrís a eso…

 

―Me gustaría preguntar realmente qué siente la gente que es el humor cordobés, porque es como una diferenciación grande del humor del resto. No sé si es porque simplemente hay una cuestión de la impronta de la voz o si realmente es como un código distinto. No existe, por ejemplo, decir "esto es humor porteño". Pero sí, humor cordobés, si estamos poniendo en valor una cuestión de la tonada, a mí me pasa que, al abordar los personajes de un lugar más teatral o tratando de generar parodias, me tengo que despegar sí o sí. El humor que yo elijo hacer me mantiene neutro, porque me baso en la interpretación de los personajes y cada uno tiene una identidad distinta. Me gusta mucho también evocar lo que es el español neutro, el doblaje. Entonces puede ser que eso haga que no sea repetitivo, que no se escuche mi acento. Añadiendo que no hablo con mi voz en los videos. Nunca me dirijo a la gente desde mi lugar, siempre son personajes. Entonces, eso puede quitarle ese sello cordobés a la impronta.

 

 

―En "Olga", ya hay un personaje, Caro Pardíaco, ¿eso influyó en que no te presentaras como uno de tus personajes?

 

―Me sentí muy cómodo con la idea de que desde la producción de "Olga" y el equipo no me impongan hacer personajes. Porque eso me dio la información de que confían en mí más allá del recurso principal que tengo, como la interpretación. Si ves mi perfil se podría decir que hago personajes, que es esa la impronta. Se me dio una oportunidad de abordar el proyecto sin tener que llevar sí o sí ese recurso y teniendo en cuenta también que hay un compañero, o compañera, si queremos hablar de Caro, que es un gran personaje y que también está buena la idea de equilibrar y, personalmente, a mí me permite ahondar en otra tesitura de mi ser artista. Pero sí van a empezar a aparecer por una cuestión, simplemente, del día a día. El equipo se construye, las ideas empiezan a bajar y uno también se afloja ante eso y salen naturalmente. Son parte de la construcción, van a llegar, pero quiero agradecer que no me hayan convocado cien por ciento por eso.

 

 

―¿Te sentís más expuesto que en tus redes, donde filtrás el contenido? Más teniendo en cuenta que hay un chat abierto.

 

―El chat es el quinto integrante y está siempre, le gana a cualquier invitado. Pero lo interesante es que el ADN del programa explora terrenos lindos, no son controversiales, no estamos en una tesitura de poner en jaque a la gente cuando sabemos que vienen al programa con una necesidad de reír y disfrutar. Sí tenemos un ADN, por las cuatro caras que ves ahí sentadas, te están diciendo "queremos hacerte disfrutar", quizás otros perfiles te propongan el debate. Siempre que hables de vos, desde tu lugar y de algo que te interpela va a gustar y a la vez no, porque es parte de la desaprobación que puede dar alguien por pensar simplemente distinto. Pero cuando te salís de ese lugar, te vas despegando y vas yendo a temas que convocan desde otro lugar, como es el humor, y siento que así generás unión. No le tengo miedo hoy en día a la desaprobación.

 

 

―¿Hubo un momento en que sí?

 

―Le tenía miedo a las entrevistas que se me puedan hacer a mi persona. Porque siempre algo del pensamiento de uno puede ser juzgado. La verdad, tampoco soy muy abierto a contar mi vida al cien por ciento. Siempre me ocupo más de hablar de mi artista más que de mí.

 

 

―En Google una de las primeras preguntas que aparece referidas a vos es "¿Cómo se llama el pelado que hace de otaku?"

 

―Sí, es el caballo de batalla que tengo o la primera impronta que uno necesita para ser identificado. Personalmente no soy otaku cien por ciento, porque no estoy ligado a la costumbre de consumir la cultura oriental, pero sí lo estoy a los rasgos del otaku, que competen más a esto de replicar contenido, de imaginarlo y llevarlo a la vida real y de apropiarse de los personajes. Soy como un otaku, pero imitando cosas que no son del todo de ese mundo. Le tengo mucho respeto a la cultura, lo han tomado bien y, de hecho, tuve la oportunidad de hacer presencias en convenciones de animé.

 

 

―¿Cómo surgen los personajes?

 

―A los personajes los veo en la vida real y después los replico, son generalmente personas que existen para mí. Es gente que está, que me rodea y que luego, con ayuda de un rasgo de la interpretación o algún recurso teatral, uno lo baja y lo exacerba un poco; pero el ADN existe en la realidad. Después, también hay personajes que son completamente extraídos de otros personajes, pero están basados en alguien que existe. El personaje existe y convive. Elijo observar, retenerlo y replicarlo en un momento.

 

 

―Nacha Guevara es muy crítica con los imitadores, porque dice que copian un arte ajeno en vez de recurrir al propio, ¿qué opinás?

 

―Sí, creo que no le sale imitar a Nacha. Por eso la criticó a Fátima Flórez, y realmente no sé si sea una persona abierta. Llegar a ese nivel de etiquetar a un artista es tan antiguo que hasta incluso la respuesta se vería muy nueva para el concepto. Estoy mostrando el desprecio que tengo a ese tipo de afirmaciones y es tan alejado el discurso que ni siquiera se puede responder. Una persona, para imitar, primero tiene que conocer su registro y su voz. Pero elige no solamente conocer el suyo, sino que abordar a otro, porque su interpretación o sus ganas de manejar las herramientas son en pos de otra cosa. Nacha quiere hacer teatro y hay personas que quieren imitar a los que hacen teatro porque necesitan reírse de una observación que aborda desde otro lugar el arte y la mirada.

 

 

―¿Cuándo te diste cuenta que eras un influencer consolidado?

 

―Fue el día que me tocaron la puerta, yo pregunté quién es, no me respondieron y cuando fui a abrir estaban Emilia y Duki que me dijeron que me querían saludar porque les encantaban mucho mis videos. No, mentira. Es como progresivo, más que todo por el alcance de los números en los videos. Pero también la calle y el saludo de la gente, ahí te das cuenta que sí, que se está generando un impacto, que tenés alcance. Después, eso de la palabra influencer, es algo con lo que prefiero no identificarme porque no me gusta; obviamente estoy dentro de un catálogo que es más fácil decirme así, pero sinceramente siento que no tengo influencia en otros; me hago cargo de lo que hago, pero no quiero influenciar a nadie, simplemente, quiero que el que está del otro lado pierda la cabeza de lo que está pasando y de toda la realidad del mundo, y no me refiero políticamente hablando del hoy.

 

 

―Tu humor pareciera millenial, pero también tenés personajes como el taxista cincuentón o el padre de familia.... ¿Apuntás a una generación en particular?

 

―Siento que el humor es físico y asertivo. Yo quizás no le genere interés a un tipo de 60 años porque soy un pendejo. Como tampoco le va a interesar a una chica porque soy hombre o a un hombre porque no soy chica. Entonces, primero me tienen que elegir. Quienes eligen el humor, mi humor, están eligiendo otra cosa que no es solamente de qué se están riendo conmigo. Ahora, que ese pendejo hable para más o menos gente, siento que trato de hablarle a muchas personas, pero nunca les hablo a los que quiero hablarles y tampoco me van a escuchar los que yo quiero que me escuchen. Cada generación aprecia otra cosa de mi trabajo, no todas las generaciones se ríen conmigo. Es más bien qué necesita cada generación de mí, me baso en eso y en que cada una va a tomar algo distinto.

 

 

―¿Evoluciona el humor? "Yayo" hacía el chiste de soplá la vela, antes se reía todo el mundo y ahora no, o Migue Granados dice "gordo puto" y a todos les causa gracia, pero si lo dice otra persona es un horror...

 

―El humor no debería tener límites porque para que haya un humor tiene que haber un consenso de quien lo recibe y entre quienes lo están haciendo. Eso es algo que "Yayo" lo tiene claro, mientras haya este consenso se tiene que hacer. Hay un campo de la vida que es reírse por alivio y no podemos privarnos de eso. Estoy siendo completamente consciente de que obviamente no podés hacer humor homofóbico o racista cuando realmente existe. Hay que darle lugar al humor negro, siempre y cuando haya un consenso y sentir que es otra forma de consumir un contenido distinto. No debería haber censura para reírse de las cosas, sino para cómo se hacen. Si hay una productora que tiene gente machista, hay malos tratos hacia personas en pos de hacer humor, ese es el problema. Ahora, si todos están haciendo un consenso y vamos a hacer humor y acordamos que un tipo le tira una copa menstrual en la cara a una mujer, y se tira un pedo y suena una canción de Beethoven de fondo, no debería estar mal, quizás digan: "¿Cómo van a hacer humor con eso?". ¿Por qué no? Puede no gustarle a alguien, pero no hay campo para el humor. ¿Por qué queremos definirlo y penarlo si es la risa? Ahora el humor está muy censurado y a mi generación nos tocó manejarnos con unas herramientas más acotadas en cuanto a los temas que podemos hablar y también por la "funa" que se percibe cuando no gusta lo que vos decís. Eso, personalmente, debería ser más permisivo. 

 

 

―¿Toda risa es válida?

 

―Yo hago un humor muy friendly. No me siento una persona que sea conocida por hacer humor negro, pero tiene que existir ese lugar. Uno no puede mentir con lo que le da risa por más censurado que esté. Entonces, pensamos que prohibiendo reírse de ciertas cosas no va a existir la discriminación, el humor incluso puede ser inclusivo, justamente así. El humor es inclusivo cuando quienes son burlados se burlan y se le da lugar a un tipo discapacitado a reírse de, por ejemplo, que es discapacitado. Eso es inclusivo, no exponerlos o no hablar; eso los fragiliza, a las personas y a las comunidades.

 

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