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"Sentí que mi lugar en el campo va por el lado de la administración"

Por redacción
| 20 de mayo de 2024
Sofía Nicolino, una joven que se dedica al asesoramiento administrativo de empresas agropecuarias. Foto: gentileza.

Que las mujeres tienen una mayor visibilidad en la ruralidad, ya es un hecho. Desde siempre han ocupado diferentes roles en silencio y en soledad. Poseen todo lo necesario para hacerse cargo de cualquier tarea, aunque implique fuerza. Es el caso de Sofia Nicolino que ocupa un rol de administradora agropecuaria y agroinfluencer, y trabaja de manera independiente. A través de las redes cuenta su experiencia y brinda consejos útiles sobre lo que se debe tener en cuenta a la hora de gestionar una empresa agropecuaria.

 

El sitio El Semiárido le hizo una nota en la que contó algunos aspectos de su vida y de su trabajo cotidiano entre cultivos y animales.

 

“Crecí en un campo en el sur de Córdoba, en Chucul. Tuve la fortuna de nacer en una familia de papá productor agropecuario y mamá modista. Crecí rodeada de animales, de tierra, de cultivos, de caballos de carrera y de novias y quinceañeras que iban a medirse vestidos a casa y yo las miraba como a princesas de Disney”, expresó brevemente aspectos de su niñez.

 

Sus abuelos también fueron productores. Sofía proviene de una familia muy cooperativista, “donde nos inculcaron esos valores y estilo de vida como motor para la producción en el agro. Soy la mayor de cuatro hermanos, con quienes denomino que formamos una especie de clan, donde la prioridad siempre es la relación que tenemos y los valores que compartimos. Los gustos que tenemos son nuestro punto en común. Los cuatro tenemos diferentes profesiones, pero nos vinculamos al agro desde nuestro lugar”, expresó.

 

También contó que a los 15 años se mudó a “Las Higueras”, otra localidad cordobesa, “porque con tantos horarios en diferentes actividades mis papás no podían más de tanto llevarnos y traernos, desde ahí tuve la oportunidad de estudiar Administración Agraria, una carrera que volvería a elegir mil veces. Tiempo después de empezar a trabajar en Cotagro (Cooperativa Agropecuaria Limitada), un lugar donde soñé trabajar siempre, pero que las vueltas de la vida hicieron que renunciara porque sentí que mi lugar en el campo era otro”.

 

Cuando renunció decidió vivir junto a su novio en el campo de su familia a Ascensión, en Buenos Aires, “Ahí emprendí mi nuevo camino, el de estar junto a mi familia en la empresa propia y el de empezar a asesorar a productores agropecuarios y contratistas rurales”, especificó Sofía.

 

Este proyecto nació tras haber encontrado una necesidad en los productores con los que la especialista en administración agraria se vinculaba, “no percibí una necesidad común en cada actividad en general, pero sí en la administración y la verdad es que en los lugares donde estaba no veía la figura del administrador en el agro como tal. Muchas veces veía a quienes administraban campos a personas deshonestas que manejaban capital de propietarios que no entendían mucho de campo y se aprovechaban de eso para cobrarse comisiones en lugares donde hacían que los propietarios comercialicen, y yo estaba muy lejos de querer vincularme con algo así. Durante mucho tiempo investigué sobre el perfil profesional que quería lograr, ya que no encontraba un ejemplo tal, alguien cercano a la gente de campo, empática, que entienda el agro como tal, y que brindara servicios de administración desde las cuestiones más básicas como seguimientos de trabajos, cobros, pagos, organización de esos, recaudar documentación y presentarla para apertura de cuentas, negociación de condiciones comerciales, control del cumplimiento de esas negociaciones, seguimiento de cuestiones impositivas, análisis de las cuentas corrientes, eso entre otras cuestiones”, explicó en detalle Nicolono, y agregó que “son actividades que realizan quienes producen en el campo, y las pudieron hacer siempre a su manera, pero quizás en la actualidad no quieren hacerlas más porque no les gusta, o no tienen tiempo, o las actualizaciones de las formas constantes los dejaron afuera. Entonces me di cuenta de que yo encajaba bien con ese perfil y salí a contar lo que puedo hacer”.

 

La joven indicó que normalmente los productores se acercan  a solicitar sus servicios “para que los ayude a hacer un seguimiento permanente con lo que va liquidando el estudio contable, muchos pagan constantemente impuestos por una cuestión automática y necesitan ayuda para usar herramientas comerciales que tienen a la mano para poder ser más eficientes, también, muchos necesitan ayuda con el tema de la facturación, el control de eso, los seguimientos de los pagos, cuestiones organizativas de la administración económica”, especificó.

 

Añadió que a diferencia de otros rubros, “las empresas del agro tienen la particularidad de que quien está en su liderazgo habitualmente es alguien que tiene un cariño especial por su negocio y no lo ve muchas veces como tal, lo entiende como un estilo de vida, y llega a tener una relación y vínculo especial con sus proveedores, ir a la feria o el acopio con el que trabaja es sentirse en confianza, cuidado, siente un compromiso tal muchas veces que por cuestiones sociales siente compromiso de buscar condiciones y precios en otros lugares. Si bien soy muy pro de que mis clientes comparen condiciones antes de comercializar algo, también soy pro de que en ese comparar condiciones tratar de aconsejar para tomar la condición más conveniente, sin ver solo el precio de algo, pero que si ese precio o condición es mejor en otro lugar que en donde operan normalmente hacerle saber a esa empresa que mi cliente los está eligiendo a pesar de no estar siendo competitivos con él. Trato de que las empresas que se vinculan con mis clientes actúen de manera recíproca con ellos”, aseveró Nicolino.

 

Al consultarle por las principales deficiencias que detecta a la hora de asesorar un emprendimiento agropecuario, Sofía Nicolino, fue determinante: “Creo que la principal deficiencia en la actualidad es la confianza y la informalidad que caracteriza al sector”, afirmó y no tardó en completar su idea: “Esto de entregar los granos, por ejemplo, en el mismo lugar de siempre, sin siquiera llamar para establecer una condición, y hacer todo a palabra, sin tener registros de nada, y no medir nuestras producciones de manera más rigurosa hace que no veamos la realidad de nuestro negocio y que podamos ser un poco desprolijos. Igual sostengo que es una cuestión de que el productor o el contratista tiene más amor por estar en el campo o en la máquina que en una oficina, y que desde ese lugar el registro de la información y la gestión administrativa no es fácil como para quienes estamos constantemente haciendo esto”, concluyó.

 

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