La semana comenzó caliente y se convirtió en una página negra en la historia del deporte de San Luis.
La semana comenzó caliente y se convirtió en una página negra en la historia del deporte de San Luis.
El comunicado de la Asociación Argentina de Básquet fue certero. Dejó en claro que el “Lobo puntano” perdió todo. Que se quedó sin su plaza en la Liga Argentina (segunda categoría en el ámbito nacional) debido a que no se completó el trámite del libre deuda, ni manifestó la cesión de plaza en tiempo y forma.
En una historia donde los protagonistas se caracterizaron por las contradicciones permanentes y con un nivel de desconocimiento inesperado, lo único concreto y doloroso, es que San Luis y su gente perdieron su presencia en el básquet de alto nivel. Y, que la camiseta de GEPU fue objeto de un manoseo y un destrato innecesario.
En el fondo, también hubo algo concreto e irrefutable: que lo sucedido fue por falta de apoyo oficial porque no se discute que todo equipo que interviene en un nivel profesional como lo hacen Juventud Unida y Estudiantes, necesitan de la ayuda oficial. Vaya coincidencia, GEPU y el equipo femenino de San Luis Fútbol Club que interviene la Primera A Nacional, lo único que han visto es la espalda del Estado.
Con el comunicado oficial del ente rector del baloncesto nacional, se desató un vendaval de mentiras; por ende, los dimes y diretes estuvieron a la orden del día.
El primero en salir a escena fue Hugo Páez. El presidente del club emitió un comunicado bastante liviano y llamativamente lo hizo a través de los canales oficiales del gobierno provincial, en donde responsabilizó del bochorno a parte de su entorno cercano, la subcomisión de básquet.
Páez endilgó la culpa a Rafael Costa, Lionel Sola, Agustín Garro y Karim Neme, dirigentes que llevan en sus venas, sangre amarilla y negra. “Sin empacho los mandó al muere”, como se dice en el barrio, sostuvo un fanático del "Lobo".
Envalentonado por el mamarracho de Páez (incluso reconoció que el Gobierno ofreció hacerse cargo de una pequeña porción de lo que necesitaba GEPU para esta campaña), para tratar de limpiar culpas propias apareció en escena el secretario de Deportes de la provincia.
Pero, Gabriel Rivero dio un mal paso y se contradijo en las dos frases que pronunció.
Primero intentó desconocer el hecho y luego culpó a los dirigentes por presentarle un pedido de audiencia muy cercana a la fecha límite puesta por la asociación. Esta audiencia no se pudo concretar porque primero, Rivero viajó y luego mantuvo una reunión con el gobernador Claudio Poggi.
Por su parte, sin buscarlo ni quererlo, el primer mandatario demostró una vez más que vive en una realidad paralela.
En un acto gubernamental, una periodista le consultó por el caso GEPU y poniendo la misma cara de los fines de semana cuando juega al póker, Poggi respondió: "No, no estoy al tanto de la pérdida de la plaza de GEPU en la Liga".
La respuesta, tan inesperada como desconcertante, dejó boquiabiertos al resto de los periodistas que nadie atinó a repreguntar. Pero, a los pocos segundos se contradijo. Evidentemente algo sabía porque atribuyó a la mancha negra que ahora tiene GEPU “a un problema institucional”.
La dolorosa verdad es que GEPU, que fue dos veces campeón de la Liga Nacional y que desde la temporada 2022/23 fue animador de la Liga Argentina, se quedó sin nada por supuestas internas entre sus dirigentes y "abandono" de los funcionarios provinciales de turno. Así, dejó con las manos vacías y ocasionó una profunda desilusión y amargura en sus aficionados.
La semana comenzó caliente y se convirtió en una página negra en la historia del deporte de San Luis.
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