Solalinde le pegó tres tiros a Johana, la arrastró y le disparó otras dos veces

Solo cuatro testigos declararon este miércoles en el juicio que afronta Juan Carlos Solalinde. Todos fueron peritos que analizaron las diferentes pruebas que complican al exsecretario de la Uocra (Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina) y que podrían valerle la prisión perpetua. La primera en hablar fue una especialista criminalística que describió lo que la forense no logró determinar con la autopsia: el orden de los disparos que descerrajó el hombre contra su expareja, Johana Galdeano. También señaló que, en medio de esos cinco balazos, trasladó a la rastra el cuerpo de la joven desde la vereda al interior del galpón donde la hallaron. Luego, habló otro perito balístico, que confirmó que ninguno de esos tiros pudo ser accidental.

En una extensa exposición de más de una hora, la especialista Silvia Carolina Sawzuck dijo que, en un análisis interdisciplinario, evaluaron ángulos de ingreso de los proyectiles, de incidencia, posición del atacante y de la víctima, distancia entre ambos y otros puntos. Aclaró, en principio, que los disparos se dieron en "una situación dinámica" porque tanto el agresor como la víctima estaban en movimiento.

Precisó que el primer disparo fue el que Galdeano recibió en la muñeca izquierda. Esa bala entró por un costado, debajo de su mano, y salió por el lado opuesto. Iba de arriba hacia abajo, indicó. El siguiente balazo fue hacia el pecho, hizo un recorrido de derecha hacia izquierda, ingresó desde arriba hacia abajo y salió por detrás, a la altura de la espalda.

Con ese segundo impacto, la joven de 28 años cayó porque, según explicó Sawzuck, es imposible que alguien pueda mantenerse en pie después de semejante ataque. Señaló que la mujer debió caer entre el cordón de la calle y el umbral del galpón, propiedad de Solalinde, es decir en la vereda.

El tercer disparo lo recibió en el abdomen, no muy lejos del ombligo. La posición de la víctima era ya la de una persona acostada, dedujo por la trayectoria y recorrido que hizo ese proyectil en su cuerpo.

Supone que luego, el acusado arrastró a la mujer un metro desde la vereda al umbral del galpón y un metro y medio más hasta el interior de ese enorme depósito. El arrastre está claramente evidenciado en las escoriaciones, marcas paralelas, que la joven tenía en su espalda, también en el hecho de que su camperita de hilo negro estaba levantada y enrollada hacia arriba con la presencia de pasto, que era algo que solo había en la vereda y no en el suelo de tierra del galpón.

El cuarto disparo lo sufrió en la mejilla derecha. Ese impacto, según había explicado la forense Alba Pereyra, le había fracturado el maxilar de ese lado. La bala hizo un recorrido de derecha a izquierda y de arriba levemente hacia atrás. Sawzuck describió que ese balazo fue efectuado cuando el atacante estaba casi de cuclillas y a una distancia de no más de 50 centímetros de la víctima. Es por eso, por la corta distancia con la que fue ejecutado ese tiro, que el rostro de Galdeano quedó manchado con los restos de pólvora que, a simple vista, parecían pecas en la piel.

Respecto al quinto disparo no pudo precisar mayores detalles sobre su ingreso y trayectoria en el cuerpo, porque el proyectil solo rozó la piel, no entró.

El último testigo que declaró en el día fue el subcomisario Guillermo Becerra. El perito balístico, con el revólver Mágnum calibre 357 en mano, que usó Solalinde para matar a su expareja, explicó que esa arma es de "acción simple y de acción doble". Es decir que tiene un sistema de seguridad, una especie de traba que el usuario tiene que desactivar antes de accionarla. Con esa protección es imposible pensar que los disparos que realizó el imputado hayan sido por accidente.