Robaron en su casa, volvieron al otro día y terminaron de vaciarla
La víctima es albañil. Le llevaron hasta la bicicleta y las herramientas que usaba para trabajar.
Desde el sábado, Mario Sosa no duerme; ni él ni sus hijos pueden. El albañil, quien vive a escasos metros de la costanera, al sur de Villa Mercedes, teme que los delincuentes entren otra vez a su casa y le lleven lo que le queda. Si es eso posible, porque el lugar está prácticamente vacío. El viernes, en el preciso instante que salió a visitar a una familiar que vive al lado, un grupo de ladrones ingresó y le robó varias de sus pertenencias, entre ellas, sus herramientas de trabajo y su bicicleta, su medio de movilidad para llegar a los lugares donde trabaja. No conformes con lo que habían llevado, al día siguiente volvieron por más y le terminaron de saquear lo que le quedaba. Le sustrajeron, además del televisor, que había terminado de pagar, más herramientas y el único efectivo que tenía para sobrellevar el mes: unos 140 mil pesos.
La peor parte es que el hombre no tiene muchas esperanzas de recuperar algo de lo que le llevaron. "He ido como diez veces a la Policía y ellos te dicen: 'Sí, ya vamos a hacer, pero no podemos hacer nada si no tenemos una orden'. Entonces, vienen y se van", dijo.
Comentó que él y sus hijos, por su cuenta, han tratado de averiguar quiénes tienen sus pertenencias, a través de los grupos de las redes sociales. Contaron que una vecina, menor de edad, alcanzó a ver a uno de los ladrones cuando huía caminando, de lo más tranquilo, con su televisor de 55 pulgadas.
En la zona no hay cámaras de seguridad públicas y solo algunas cuadras están iluminadas con tres faroles. "Hay una vecina del frente que tiene una cámara de video, pero justo la visión la tapa una pared de block", señaló y aclaró que, igualmente, la Policía tampoco se ha molestado en pedirle la grabación de la filmadora a esa mujer.
Hace más de 20 años que Mario vive en Amaro Galán extremo sur al 400. Aclaró que en el pasado le han robado alguna herramienta cuando la ha dejado afuera, pero jamás se habían atrevido a entrar a su casa.
El primero de los robos fue el viernes, entre las 00:30 y la una de la madrugada. "Yo me había ido a la casa de mi nuera, quien vive a la par", relató. Cuando regresó a su domicilio no se dio cuenta de inmediato de que le habían robado. Pero luego se percató de que una de las ventanas estaba abierta y una de las puertas, entreabierta.
Los ladrones habían roto el vidrio de la ventana, usado un cable para engancharlo con la puerta que estaba al lado y, así, consiguieron ingresar. "Me sacaron una garrafa, mi bicicleta, una amoladora, un taladro, martillos percutores y otras herramientas. También revisaron la camioneta y se llevaron la batería", contó.
Los ladrones regresaron al día siguiente, alrededor de las 8:30, justo cuando Mario se había ido a buscar arena para hacer un trabajo en Las Isletas. A mitad de camino, alguien lo llamó y le avisó que le habían robado. Esa segunda vez, los delincuentes no pudieron entrar por ninguna de las puertas, porque estaban aseguradas, así que treparon e ingresaron por una ventana del primer piso. De hecho, dejaron el barro de sus calzados en una pared y cuando pisaron la cama que está junto a esa ventana. "Me robaron todo. Se llevaron el televisor, otras herramientas, el celular y la plata que tenía", repasó.
Aunque ya conocían el interior de la vivienda, porque habían estado allí antes, le dejaron otra vez la casa desordenada y hasta se olvidaron un parlante, tipo torre, y un hacha. "Eso no era de acá. Se ve que eran cosas que traían de otro robo", comentó Celeste, la hija de Mario.
El hombre contó que dos días antes le habían robado a otro vecino, a las 11 de la mañana. Luego, a otros les habían sustraído unas motos. "La Policía vino, hizo sus recorridos y se fue. No pasó nada", expresó.
Ahora, cuando vuelve a su vivienda, luego de una larga jornada en la albañilería o el campo, no tiene ni con qué entretenerse, porque el televisor ya no está. Solo le queda acostarse, para levantarse al día siguiente y, nuevamente, trabajar para ver si puede juntar el dinero para comprar algo de lo que le robaron. Pero, con los precios de hoy, es prácticamente imposible, dijo. "Las cosas que me llevaron deben valer no menos de 3 millones. Uno puede pensar en comprar material para asegurar más la casa y poner unas rejas, pero ¿con qué? Si me robaron también la única plata que tenía", manifestó, desahuciado.


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