Lo que le falta de creatividad al gobierno provincial parece que le sobra de caradurez política. Esta semana el gobernador Claudio Poggi, junto con una comitiva de funcionarios asistió en el ingreso a Donovan a la inauguración de una nueva fábrica de galpones de la empresa metalúrgica Dicarlantonio, radicada en la provincia hace más de tres décadas y con su sede central en Villa Mercedes.
Hasta aquí todo bien; nadie discute que es un hecho positivo que se pongan en marcha emprendimientos privados. Sin embargo, el dato concreto es que Poggi estaba inaugurando lo ya inaugurado. En ese mismo predio situado en la Autopista de la Serranías Puntanas, pero en mayo de 2015, durante su anterior gestión, hizo un acto con todo el boato para poner en marcha una fábrica de ladrillos. “Otro sueño que se hace realidad”, dijo en ese momento.
El proyecto finalmente no prosperó porque la obra adolecía de un elemento de infraestructura esencial: la conexión de gas natural. En esa ceremonia realizada hace casi una década, Poggi les había prometido a los ladrilleros nucleados en una cooperativa que la fábrica implicaría una mejora de sus condiciones laborales. Pero eran palabras huecas. Lo básico no estaba, y el primer mandatario lo sabía.
Pero no es la primera vez que el nacido en Córdoba corta cintas “para la tribuna” y con iniciativas a medio hacer. Un caso muy similar y paradigmático fue el de la falsa inauguración de la pileta semiolímpica climatizada de la escuela “Gobernador Elías Adre”, de Concarán.
A fines de junio de 2015, Poggi convocó a la ceremonia de inauguración de la pileta climatizada del establecimiento, una obra que representaba un premio por el excelente desempeño de los estudiantes del establecimiento educativo en los Intercolegiales. Sin embargo, la pileta semiolímpica nunca pudo ser mantenida como corresponde porque no estaba instalado el sistema de gas, no contaba con ventilación especial y, además, exhibía severas filtraciones. El gobierno provincial de Alberto Rodríguez Saá tuvo que hacerse cargo del proyecto y ejecutó la obra de refacción.
Del fin social a un negocio
El predio donde se encuentran estas instalaciones, originalmente perteneció al club Deportivo y Social El Chorrillo. Luego, este espacio fue destinado para cumplir un propósito que beneficiaba al sector de los ladrilleros que son parte de esta institución y de la comunidad Juana Koslay: allí iba a funcionar una fábrica de ladrillos. Ese era su verdadero propósito.
En 2015 fue inaugurada esta fábrica, pero lamentablemente sin la infraestructura necesaria para que empezara a funcionar como correspondía.
Y, ahora, el mismo gobierno que la inauguró en vez de poner en valor esas instalaciones, y dotarla de todas las condiciones necesarias para cumplir con el sueño de las familias ladrilleras de El Chorrillo y de distintos sectores de Juana Koslay, las pasa a manos de un empresario privado para que haga su negocio. Como graficó un vecino de Juana Koslay, a los ladrilleros los engañaron, “les dieron un chupetín y después se lo quitaron”.


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